Logan había estado muy callado durante todo el camino. Le había preguntado varias veces hacia dónde íbamos, pero no había querido decírmelo. Las calles eran desconocidas para mí, pero no me dio miedo, estaba segura de que, me llevara donde me llevara, me sentiría segura con él.
Paró abruptamente delante de un edificio enorme que, por un breve momento, pensé que sería un ayuntamiento o algo parecido. Fruncí el ceño y lo miré con un interrogante en los ojos.
—¿Dónde estamos?
—En el casino de la ciudad —sonrió—. Me dijiste que querías entrar en uno antes de morir.
—¿Yo te dije eso?
—Dices cosas interesantes mientras duermes —me guiñó un ojo.
Elevé las cejas hacia la raíz de mi pelo. Él se acordaba. Él me escuchaba. Sentí un aleteo repentino en el estómago que aumentó cuando salió del coche y me ayudó a salir a mí, tendiendo su mano. Me dejé guiar escuchando mis tacones bajos resonar en las escaleras de piedra que conducían a un gran portal con un hombre grandote mirándonos con una ceja elevada. Logan lo saludó y nos dejó entrar sin problemas, a pesar de que yo no tenía la edad adecuada. Las paredes eran enormes, y escuché que la gente se amontonaba en la misma sala, con distintas secciones, cada una de un juego distinto. Había espejos por todas partes, y el techo estaba hecho de cristal, por lo que se veía el exterior; una noche estrellada. Logan me condujo entre la gente y cogió dos copas de champán. Me entregó una con una enorme sonrisa.
—Me siento fuera de lugar —murmuré a su oído.
—Debe ser porque con una sonrisa tuya los eclipsas a todos.
Me puse roja como un tomate. Maldito Logan, tenía que dejar de decir esas cosas.
—¿Cómo nos han dejado pasar?
Mientras me guiaba entre la gente, lo vi sonreír.
—Digamos que el portero me debe unos cuantos favores. Además, soy genial en la ruleta, ¿no te lo había dicho nunca?
—Creído —reí.
—¡Oye! Lo digo enserio. Ya verás.
Se detuvo en una de las mesas y vi que había una ruleta en ella. Logan me guiñó un ojo y saludó al chico que se encargaba de girar la ruleta —¿otro que le debía un favor?—. Éste sonrió y le entregó unas cuantas fichas. Logan las deslizó hacia él sonriéndome cómplice. Cogió dos de ellas y las puso sobre la mesa, mirando al chico.
Así empezó la noche. Logan apostaba algunas fichas y el chico hacía girar la ruleta, haciendo que una bola oscura se posara en uno de los colores. Logan sonrió ampliamente cuando ganó tres veces seguidas, y tuvo el doble de fichas que al principio. La gente fue amontonándose a nuestro alrededor, mirando como jugaba e iba ganando con suma facilidad. Sólo perdió dos veces. Cada vez que ponía una ficha, me sonreía y me pedía que la besara. Cuando una mujer le preguntó cuál era el secreto, para mi vergüenza, me cogió de la nuca y me estampó un beso fuerte en los labios, alegando que era su amuleto de la suerte. La gente aplaudió cuando ganó por sexta vez consecutiva, aunque Logan me sonrió, algo alegre por el champán, y se inclinó sobre mí.
—Ahora hay que gastarse todo esto.
Cogió las fichas, las cambió por dinero —una suma indecente— y salió conmigo del edificio. Reí cuando casi nos caemos por la escalera de piedra y el gorila de la entrada sacudió la cabeza. Logan volvió a meterse en el coche.
![](https://img.wattpad.com/cover/229655787-288-k383323.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Essence
RomanceMia Brenan conocía muy bien el amor, o al menos eso creía. Lo tenía todo bajo control. Por eso, un verano en casa de su padre cuando acababa de matricularse era lo más inesperado para ella. Durante todo un verano pueden pasar muchas cosas; conoces a...