Sophia llegó esa noche muy puntual, y no se sorprendió en absoluto cuando le conté de Logan. Esa noche me había arreglado más de lo habitual; me había puesto un vestido. Sí, un vestido, yo. Increíble. Algo difícil de creer cuando me costaba ponerme falda en la mayoría de las ocasiones.. Llevaba un vestido blanco que tenía una cinta debajo del pecho, haciendo que lo demás quedara suelto hasta mediano muslo. En cuanto a tacones, nada. No quería matarme o dislocarme un tobillo. Eso sería poco sexi, que digamos.
—Entonces, el objetivo es ligarte a Logan —concluyó ella, mientras aparcaba en el estacionamiento de la discoteca.
—Más o menos.
—Para demostrarle que puedes ligar con quien quieras.
—Se podría decir así.
—Pero, ¿cómo piensas hacerlo?
Suspiré.
—Emborrachándome, seguro.
Ella se rió.
—Ya, pero no me refería a eso, sino a cómo piensas hacer que caiga rendido a tus pies.
Me lo pensé un momento. Había estado tan concentrada en demostrarle que era capaz de eso, que ni siquiera había pensado en cómo lo haría. Genial, era la persona más estúpida del mundo.
—No has pensado nada, ¿no? —adivinó mis pensamientos—. ¿Quieres saber mi opinión? —asentí—. Bien, vamos a ir ahí dentro, vamos a hacer que todos babeen y vamos a cerrarle la bocaza a ese idiota. Tú, señorita —tiró de mi escote hacia abajo, haciendo que se me viera más carne de la deseada—, vas a escoger al tío más guapo de la discoteca, te vas a enrollar con él delante de Logan y vas aconseguir que estalle de celos.
—Pero, no se va a poner celoso, ni siquiera me ve atractiva —cerré los ojos—. Como no consiga cerrarle la bocaza va a estar restregándomelo el resto de mis días...
—Pero, ¿cómo puedes estar tan ciega? —me preguntó, poniendo los ojos en blanco—. Mírate.
Me miré a mí misma y volví a mirarla a ella, con una ceja enarcada.
—Eres guapa, simpática, tienes buenas curvas y una sonrisa preciosa. Eres una persona genial y buena. Eres lo que cualquier tío se merecería, y créeme, si no eres capaz de ponerlo celoso, será porque tú no habrás querido. Así que ahora entra ahí y demuéstrale quien manda. Ah, y baja ese escote, no estás entrando en un convento.
Con una enorme sonrisa, entramos en la discoteca. El portero se acordó de nosotras de la última vez y nos dejó pasar. El solo imaginarme que Ethan quizás estaría ahí me puso los pelos de punta.
La discoteca estaba exactamente igual que la última vez que había ido; lo único distinto era la gente, que ahora parecía mucho más animada. Sophia me guió directamente hacia la barra, que estaba bastante vacía. Nos sentamos en los taburetes, con dos bebidas en las manos. Ella me sonrió, mientras repasaba el local con la mirada. Yo también buscaba con la mirada. A Logan, a Ethan.
La última vez que había estado ahí había deseado encontrar a Ethan y no encontrar a Logan. Ahora era al revés. Ironías de la vida.
—Bien, ya tengo localizado a Logan —murmuró ella.
Seguí su mirada disimuladamente y vi a Logan y a sus amigos reunidos en uno de los grupos de sillones, con algunas chicas con ellos. Reconocí a Alice entre ellas. No sabía qué pensar de ella después de lo que me había contado tiempo atrás Ethan, si es que era cierto. Logan, esa noche, iba vestido con unos vaqueros nuevos y una camiseta verde oliva. Vi que parecía buscar algo entre la gente. Volví a mirar a Sophia.
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Essence
RomanceMia Brenan conocía muy bien el amor, o al menos eso creía. Lo tenía todo bajo control. Por eso, un verano en casa de su padre cuando acababa de matricularse era lo más inesperado para ella. Durante todo un verano pueden pasar muchas cosas; conoces a...