Estaba tumbada sobre el gran cuerpo de Logan, completamente desnuda. Miré la hora. Todavía teníamos unos veinte minutos para ir a la cena. Mi padre iba a salir directamente del trabajo e ir ahí, por lo que sólo teníamos que preocuparnos de Helen para llevarla con nosotros hacia el restaurante. Sentí la mano de Logan apretándose contra mi cadera, pegándome contra su cuerpo. Su nariz hundida en mi pelo.
—Mhm... ¿puedes oler mejor? —preguntó, en voz ronca.
—¿A qué huelo? —enarqué una ceja.
—A ti. A mí.
Sonreí y me incorporé para mirarlo a los ojos y dejar un suave beso sobre su mejilla. Él sonrió y se señaló la otra mejilla. Repetí el proceso que había seguido unas noches antes, para acabar sentada en su regazo, con las manos entrelazadas. Él tenía la espalda en el respaldo de la cama y me miraba con una sonrisa.
—No sé cómo lo haces, pero cada día te veo más hermosa.
Sonreí cuando pasó una mano por mi mejilla y me apreté contra su tacto, cerrando los ojos.
—Eres mi chica, ¿me oyes? —lo había dicho en voz tan baja que sentí que mi corazón se apretaba—. Solo mía. Mi chica.
Me incliné sobre él y sonreí. —Y tú eres mi chico.
—Tuyo. De nadie más.
Posé mis labios sobre los suyos.
Siempre había odiado la acción de reclamar a alguien como una propiedad cuando lo había visto o leído. Sin embargo, adoré que Logan lo dijera para mí, significaba que sentía lo mismo que yo, de alguna forma.
Decidí atacar.
—Entonces, no hay que tener secretos —murmuré, separándome un poco.
Negó con la cabeza.
—Quiero ser completamente transparente contigo, Mia —aún tenía la mano en mi mejilla, y la descendió por mi cuerpo hasta que estuvo acariciando mi cadera desnuda.
—¿A qué viene la claustrofobia?
Me miró sorprendido por la pregunta unos segundos, aunque después su mirada se suavizó y me sonrió amargamente.
—Lo he tenido desde que era pequeño —se encogió de hombros—. Cuando estaba asustado me encerraba en un armario o en salas pequeñas para evadirme de mis problemas. Desde que mi padre se fue, no he vuelto a ser capaz de hacerlo sin que me den ataques de ansiedad. Irónico, ¿no?
Lo observé durante unos segundos y sonreí.
—No voy a dejar que te dé un ataque de nada.
Me sonrió ampliamente.
—Te toca —indiqué.
—Mhm... —lo consideró—. ¿Por qué te pusiste a llorar el otro día?
No tenía ningún problema en contarle eso.
—Cuando estaba en primero de secundaria, no era demasiado buena en los estudios —admití, sin dejar de mirarlo a esos ojos azules centrados en mí completamente—. Como no conocía a nadie en el barrio, decidí juntarme con las chicas más guays de la clase, las cuales resultaron ser unas zorras, como era de esperar. Me trataban como una mierda porque me consideraban poca cosa, y no dejaban de llamarme cosas horribles —sentí una punzada de dolor en el pecho al recordarlo—. Empezaron a decir cosas horribles de mí a la gente, y nadie quería tener nada que ver conmigo. Pronto me quedé sin amigos. Entonces, conocí a Jamie.
Entrecerró los ojos de manera peligrosa cuando mencionéa mi único novio —si es que se lo puede llamar así— antes que él.
—Él era bueno conmigo, me decía que no las escuchara, que era preciosa, todas esas cosas que alguna chica escucha en algún momento de su vida —tragué saliva—. Sin darme cuenta, me empezó a gustar, pero él siempre dejaba claros los límites de nuestra relación. No quería que me vieran en público con él, ni tampoco quería que me acercara demasiado. Una relación extraña, ¿no? Lo único que me dejaba era... Bueno... Besarlo y esas cosas.
![](https://img.wattpad.com/cover/229655787-288-k383323.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Essence
RomanceMia Brenan conocía muy bien el amor, o al menos eso creía. Lo tenía todo bajo control. Por eso, un verano en casa de su padre cuando acababa de matricularse era lo más inesperado para ella. Durante todo un verano pueden pasar muchas cosas; conoces a...