Un cuento de amor (pt. 2)

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Seonghwa había corrido hasta la casa donde se había quedado los últimos días. Entró y tomó la única cosa que nunca dejaba atrás, su espada. La misma espada que usó su padre en batalla, y que él mismo usó en su momento.

Todo lo que le decía la señorita Margaret estaba lleno de incoherencias. Hongjoong le había hablado de que él en realidad no hacía nada porque no lo necesitaba, sus padres le dejaron una herencia tan grande como para vivir bien toda su vida, que no estaba loco, solo que los demás no lo comprendían y la primera vez que hablaron este le dijo que su conexión con la Aurora era débil pero que ahí estaba.

No se creía lo de la clínica mental, era ilógico que las clínicas mentales aceptaran personas sin saber sobre su especialidad, no se deben arriesgar a un accidente solo por no saber controlar al paciente. No sabía dónde vivía Hongjoong realmente, solo que se estaba quedando esos días ahí.

¿Su única manera de conseguir información? Obligando a que hablen.

Con su espada en mano se adentró a la propiedad de los tíos de Hongjoong y de los padres de Margaret. Estaba por anochecer, las luces de todas las habitaciones de la casa se encontraban prendidas excepto por una y extrañamente esa ventana estaba bloqueada por tablas.

Se acercó a la puerta mientras guardaba la espada en su abrigo largo de color negro. Tocó el timbre y esperó unos segundos a ser recibido.
El dueño de la casa, el tío de Hongjoong, abrió la puerta con un rostro de confusión que se transformó en uno de sorpresa al ver al chico frente suyo, con un rostro serio y una postura recta, una mirada que, por más años de diferencia hubiera, lo hacía sentir inferior.

- Joven Park, qué sorpresa verlo aquí a esta hora - dijo el señor - lamento la pregunta pero ¿cómo entró?.

- Oh, un hombre que iba saliendo me dejó pasar al ver que... conocía a la familia - dijo como buen mentiroso.

El hombre sonrió.

- Debió ser mi guardia, toma un descanso por unos minutos.

Pues no, nadie le abrió a Seonghwa, él solo entró por el jardín trasero pero ahora sabía que estaba solo en ese terreno junto a la familia.

- Pero pase, pase - el hombre se hizo a un lado - usted es bienvenido en esta casa.

Seonghwa entró a la casa mientras la analizaba con la mirada. Al señor se le hizo raro que el invitado no se quitara los zapatos al entrar a la casa pero no quiso cuestionar.

- Margaret estará muy feliz de saber de su visita - le dijo con una sonrisa mientras juntaba las manos - déjeme ir a avisarle...

- No, no vine por la señorita Margaret - dijo con su característica seriedad - vine a ver a Hongjoong.

El señor notó cómo con Hongjoong no usó el término "joven".

- Oh mi sobrino - borró su sonrisa de poco a poco - verá, él ya no se encuentra aquí.

- Entonces, ¿dónde?...

- ¡Joven Park! - exclamó Margaret bajando las escaleras junto a su madre, ambas de un manera muy apresurada - que sorpresa verlo aquí...

- Y a esta hora, sí, lo sé - completó la oración con aburrimiento.

- Vino en busca de Hongjoong - les dijo el señor a las dos mujeres presentes.

- Pero joven Park, yo misma le di la noticia de que él ya no estaba aquí - la chica usaba su mismo tono chillón de siempre.

El lugar quedó en silencio durante unos segundos que el dueño de la casa se atrevió a romper

Secrets And Lies - ATEEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora