Más que yo

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Muerte, le estaba comenzando hartar esa palabra.

¿Vida? Estaba perdiendo el sentido.

Amar, comenzaba a darse por perdido.

- ¡Aquí! ¡muy lento! ¡usa las piernas! - le gritaba su padre desde muy temprano.

Seonghwa era un niño como cualquier otro, bastante dichoso al haber nacido en una familia leal al reino pero era un niño sin especialidad. Cuando nació un doctor que se encargó de su cuidado le informo a la familia Park que su hijo había nacido sin especialidad pero Edward Park no le podía venir mejor.
El hombre venía de una familia que había servido para el reino durante generaciones, siendo fieles servidores, de especialidad espejos y un gran carácter, fue que pudo criar a su único hijo como un próximo gran guerrero para el reino.

- ¡Tu izquierda está desprotegida! - le gritó antes de que con un movimiento rápido de manos pudo tirar a su hijo al césped - no debes quitar la vista ni dejarte llevar por tus sentimientos... por lo menos en batalla, que no haya...

- Que no haya sentimiento en batalla - repitió el pequeño Seonghwa de apenas siete años de edad - papá, no puedo usar bien la espada, pesa mucho.

- Sabes, hijo, manejas la espada mejor que muchos grandes soldados - dijo el padre dándole una mano a su hijo - ahora practiquemos esa izquierda.

Lamentablemente, como cualquier ser humano en esta tierra, debe irse y convertirse en tierra. Seonghwa a muy corta edad quedó huérfano de padre y apenas unos años adelante su madre se iría lejos, devastada y sola para que su hijo algunos años después la diera por muerta. El pequeño de nueve años fue reclutado junto a otros pequeños sin especialidad por el gobierno para ir al campo de batalla en un desesperado intento de bajar la guardia en el oponente porque ¿qué persona sería capaz de asesinar a un niño? Bueno, déjame decir que muchas.

Seonghwa había combatido hasta el cansancio en esa guerra sin sentido. Cientos de niños habían muerto y él seguía en pie, en aquel desolado y frío desierto donde ahora solo se encontraban cadáveres.
Viendo sus manos manchadas de sangre mientras temblaban de la adrenalina y su espada enterrada en la arena, solo podía pensar una cosa "¿todo aquel que he matado merecía aquella muerte?"

Él no tenía ningún problema con esos hombres, y esos hombres con aquellos pequeños, pero aún así lucharon y dejaron sus manos llenas de almas inocentes.
Miraba su espada, esa espada que era de su padre, de hierro negro y detalles de oro, tan liviana como una hoja de papel y tan filosa como una cuchilla recién afilada. Estaba solo, solo en aquel desierto gigante que se convirtió en un campo de batalla, rodeado de cadáveres a los que en mayoría él había matado.

[...]

Vida, una simple y pequeña palabra que significa mucho.

Muerte, lo contrario a la vida.

Amar, otra aún más significativa.

Park Seonghwa sin duda tenía esas tres palabras muy presentes es su vida, se había vuelto consciente del flujo de la vida a muy corta edad. Tuvo sentimientos tan fuertes que logró canalizarlos hasta el punto más alto y hacerle imposible bajar de esa cima.

- Seonghwa - entró Jongho a la habitación - ¿Y Hong?

- Volverá en un momento.

- ¿Saben algo de San? - preguntó el menor.

- No, al parecer sigue igual que ayer - Seonghwa se acercó a la mesa de postres donde había estado Hongjoong viendo que no había acabado el pequeño pastelillo.

Secrets And Lies - ATEEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora