Caos

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Conocía perfectamente ese truco, sabía bien el daño que hacía a la víctima y también conocía a la primera persona que lo había logrado dominar.

- Pero papá - llamó el pequeño niño rubio - ¿Yo podré hacer eso?

El hombre sonrió mientras giraba hacía su único hijo.

- No lo creo, tu especialidad no tiene nada que ver con el hielo, ¿Cierto? - se acercó y revolvió su cabello.

- Ya lo sé... es solo que es muy genial, papá - lo miraba con brillantes y emocionados ojos.

Su padre sonrió algo triste y a la vez enternecido por el halago de su hijo.

- Pero no siempre lo hermoso es bueno, por muy hermosa que sea esta habilidad, sabiendo estos trucos te pueden dañar - el hombre hizo un pequeño muñeco de nieve en la palma de su mano para ofrecérselo a su hijo - Las especialidades nos pueden dañar, Yunho, no hay que vivir de ellas pues nos pueden consumir.

- ¿Cómo? - preguntó el niño recibiendo el obsequio.

- A ti te duele usar tu habilidad ¿Cierto?

El pequeño se miró apenado.

- Sí, por eso mamá no me deja usarla.

- Pues es igual para todos, las especialidades no siempre están a nuestro favor, hay que saber vivir sin ellas y a la par hay que saber cuándo usarlas - sonrió y cargó a su hijo en brazos - ahora vamos almorzar que mamá llegará pronto.

[...]

- ¡Yeosang! - se lanzó sin importarle las navajas que amenazaban con incrustarse en su espalda pues su simple instinto lo obligó a proteger a ese chico.

Es inútil.

Se dijo Yeosang al ver al rubio correr.

Sálvate.

Vete, no valgo la pena.

Pero aquellas navajas estaban por impactar en ambos, en apenas segundos ya no quedaría más que sus cuerpos en un río de sangre. 

- ¡Al suelo! - escuchó alguien gritar a la lejanía, era como ver todo en cámara lenta.

Yunho se tiró al suelo mientras se impulsaba para tirarlo a él también y así fue cómo el príncipe vio aquella ola de llamas rojas quemar cada una de esas delgadas navajas convirtiendo esas armas en una tenue brisa que apenas fue suficiente para mojarles un poco el cabello.

- ¡Hay que irnos! - solo sintió cómo era tomado de la muñeca.

- Pero miren quiénes son - escuchó la voz de la reina con burla - el ángel y su perro guardián, no puedo creer que hayas caído tan bajo como para pedir por su ayuda.

- Espero que te acostumbres a las llamas, maldita - susurró Mingi mientras veía cómo Yunho corría hacia él junto con el príncipe. 

De las palmas de sus manos creó grandes llamas para después colocar ambas sobre el mojado piso y poder incrementar estas sobre todo el piso del lugar sin tener que incrementar su poder y usando el agua como ayuda.

- ¡Tenemos que salir de aquí! - les gritó Mingi al ver como la mujer, sin una sola expresión en su rostro logró crear una gran pared de hielo para evitar la continuación de las llamas hacia su persona.

- ¡No! - le contestó Yunho llegando a su lado - ¡Vayan por los demás, yo me quedaré!

- ¡¿Estás loco?! ¡Te dañaras! ¡Puedes morir! - Mingi hizo las llamas más grandes - ¡La podré contener aquí, vayan ustedes!

Secrets And Lies - ATEEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora