La mesa resonó y tembló por el gran golpe que dio la monarca en manera de demostrar su frustración.
Con los ojos ardiendo de furia y la mano hecha un puño tan tenso que llegaba a marcar sus propias venas a causa de su enojo preguntó.
- ¿A qué te refieres con que el príncipe atrasó la noticia? - se veía claramente ofendida - ¿le dijo si el príncipe heredero tiene algo que ver?
- No su majestad, su asistente especificó que su alteza real el príncipe Yeosang no tenía nada que ver en esa repentina decisión - explicó el primer ministro mientras intentaba tragar el nudo en su garganta - se trata de un atraso proveniente de su propia nación.
La mujer regresó a su silla, debía tener paciencia si quería que todo fuera como ella quería.
- De acuerdo, de acuerdo... - pensó durante unos segundos - no le diga nada a los invitados al palacio, no hay porqué, no necesito a las casas reales sobre mí por este... inconveniente.
- Como ordené su majestad - el hombre se acercó y le besó la mano a la mujer antes de salir a paso rápido de esa sala que tanto odiaba.
[...]
Desde una pequeña ranura de la sala en la parte de arriba en la sala de la reina se encontraba San en su forma gatuna escuchando la pequeña reunión que tuvo la reina con su primer ministro, al ver que nada más interesante pasaría decidió irse de ahí por donde había entrado.
Cuando llegó al palacio descubrió unas viejas tuberías de agua que estaban totalmente abandonadas, por ahí se escabulló por todo el lugar, ahora lo usaba para vigilar y llevarle información a Yeosang pues el príncipe no tenía permitido deambular por el palacio tan libremente.
En su camino de regreso a la habitación del príncipe escuchaba a los mayordomos charlar y a los guardias bostezar de aburrimiento. Se preguntaba cómo podían pasar tanto tiempo en un lugar tan decaído como era el palacio, él llevaba poco tiempo y se aburría con cada segundo que pasaba.
Llegó a la habitación de Yeosang en poco tiempo, se había logrado memorizar varias rutas en las tuberías así que encontrar la habitación del príncipe no era problema.Apenas llegó Yeosang lo tomó en los brazos y le hizo la seña de que se callara mientras llevaba su dedo índice a sus labios, San obedeció y segundos después se abrió la puerta por la cual entró Soobin, asistente del príncipe Yeonjun y, por lo que San sabía, también sería el asistente de Yeosang hasta que este encuentre uno.
Soobin hizo una pequeña reverencia y comenzó a leer el pequeño pergaminos que llevaba en sus manos.
- Se pide su obligatoria presencia en la cena de esta noche junto al príncipe Yeonjun y la reina, se hablarán temas que requieren su opinión - pausó un momento, tomó aire y pudo seguir - como su próxima boda y nuevas obligaciones que tendrá ante su cargo de heredero oficial a la corona.
- De acuerdo, gracias Soobin - contestó Yeosang con una sonrisa amable.
- Me retiro su alteza - volvió hacer una pequeña reverencia y salió de la habitación.
San bajó de los brazos de Yeosang y se cubrió de su nube púrpura.
- Es muy serio - comentó apenas volvió a su forma humana.
- Solo está... frustrado o tal vez decepcionado o triste - le contestó Yeosang a San mientras se echaba a su cama.
-Yo estoy frustrado con esta ropa que me diste... - comentó el cambia formas en voz baja mientras se miraba con incomodidad.
Pero Yeosang no lo escuchó.
- Y me siento culpable de que se sienta así, al final fue él quien dejó a la persona que ama para que se casé con un total desconocido - el príncipe suspiró - amar tanto a una persona pero tener que alejarte por comprometerte con tu cargo...

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Secrets And Lies - ATEEZ
Fiksi PenggemarHace mucho tiempo, muy lejos de aquí, existía un reino que se dividía en dos naciones. Un reino con habitantes singulares, un reino con una reina loca y un príncipe que nadie conocía. ¿Cuántos secretos puede tener un reino así? No lo sé pero créeme...