𝘼𝙥𝙥𝙡𝙚 𝙒𝙖𝙩𝙘𝙝; 𝙅𝙖𝙘𝙠𝙗𝙖𝙢.

27

—Estuvo deliciosa la comida -admitió el menor mientras limpiaba la comisura de sus labios con la servilleta.

—Tienes toda la razón -el mayor bebió lo último de su bebida.

Se levantaron de allí y fueron hasta la caja para pagar por su estancia. Exquisita comida sinceramente.

Salieron de allí tomados de la mano, se volvieron a subir al auto del mayor y vio la hora en su apple watch antes de comenzar a conducir.

Era el momento perfecto para la mejor sorpresa del menor.

—¿Hacia donde nos dirigimos ahora? -preguntó el menor con curiosidad cuando notó que el mayor conducía en una ruta distinta.

—Es un secreto -le guiñó cuando se detuvieron en el semáforo. —Colócate esto en los ojos -le ordenó mientras se quitaba su corbata y se la brindó.

Bambam tragó saliva cuando vio un poco de la parte del pecho del mayor descubierto, la tomó y obedeció al instante.

El mayor continuó conduciendo mientras el menor iba en silencio con los ojos vendados. Jackson posicionó una de sus manos en la pierna del tailandés logrando que diera un pequeño brinco al sentir el tacto. El mayor sonrió para sus adentros mientras seguía conduciendo, luego comenzó a acariciar suavemente la pierna del menor. Escuchaba la respiración del menor agitarse. Lo apretó fuertemente logrando que el menor soltara un leve gemido.

—Me encantas -admitió el mayor. Cuando se detuvo en otro semáforo en rojo se acercó un poco al menor y le robo un corto y casto besó en los labios, dejándolo con más ancias cuando se tuvo que separar y volver a conducir.

Minutos después llegaron al lugar exacto. Estacionó su automóvil, lo apagó y salió del auto rodeándolo para abrirle la puerta al menor. Este salió cuando sintió la mano del mayor ayudarlo. Antes de que pisara el mayor lo alzó en sus brazos y caminó con él hasta el balcón donde lo dejaría para que viera justo la sorpresa cuando se quitara la corbata de los ojos.

—Quédate justo aquí, no te muevas -le pidió el mayor dejándolo parado justo cerca del barandal de el balcón. El menor asintió.

Jackson bajó las escaleras rápidamente para dirigirse hasta donde estaba la arena con algo enorme escrito allí. Volteó su mirada detrás de él, vio la hermosa vista, el sol se estaba metiendo y el atardecer de la playa era precioso. Mientras que el agua completamente azul se mecía por las olas y rompían justo a la orilla en la arena.

—¡Quítatela ya! -le gritó desde allí abajo rodeando su boca con su mano como para poder hacer más alto el grito.

Bambam lo escuchó fuerte y claro, se deshizo de la corbata dejándola caer al suelo y su vista fue hacia el frente al instante. Era una hermosa vista para sus ojos, era el atardecer más hermoso que había visto en toda su vida. Sonrió de oreja a oreja, pero no vio al mayor.

—¡Acá abajo Kunpimook! -espetó.

Sus miradas se cruzaron al instante cuando el menor miró hacia abajo, luego se distrajo leyendo lo que estaba escrito en la arena. "¿Quieres hacerme feliz desde ahora oficialmente? El tailandés cubrió su rostro al instante, estaba tan feliz en ese momento que no sabía ni cómo reaccionar. Sus ojos se llenaron de lágrimas.

—¿Y bien? ¿Qué dices? -le volvió a gritar desde allá abajo llamando su atención al instante. Cruzaron miradas nuevamente, el menor asintió al instante aún cubriendo su rostro.

Jackson sonrió de oreja a oreja y corrió escaleras arriba para regresar junto a su novio oficial. Al llegar frente a él notó que este ya lloraba, lo abrazó alzando su cuerpo un poco del suelo y lo besó varias veces en la mejilla. Se separó y con el dorso de su mano limpió sus lágrimas.