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El ambiente estaba tenso, mientras el silencio incómodo continuaba.

—Si ninguno de los dos hablará, yo lo haré -bufó la mujer dejando suavemente la taza de café en la mesa de estar. —Te vi una vez a ti frente a mi casa muy tarde, mi hijo lloraba cuando abrí la puerta y al parecer estaban discutiendo -les recordó la mujer.

Jackson suspiró levemente. El menor tragó saliva pesadamente.

—¿Que ocurrió esa noche? -preguntó con curiosidad.

—Madre el es Jackson Wang -le presentó al hongkonés parándose de su lugar.

El mayor lo siguió al instante, junto sus manos en forma de saludo tailandés y reverenció hasta un punto razonable más aparte educado.

La mujer se levantó también, haciendo lo mismo, regresó a su lugar aún mirando fijamente a los chicos.

—Jackson ese día me estaba contando que su perro había fallecido -mintió el menor. Si su madre se enteraba que el mayor lo había hecho llorar, ni se le pasaría por la mente aceptarlo. Su madre odiaba a cualquier persona que llegara a lastimar a su pequeño hijo.

La mujer se cruzó de brazos enarcando sus cejas, incrédula de esa estupidez que había dicho su hijo.

Jackson trató de tener una expresión seria, y no voltear a ver con confusión al menor cuando soltó esa mentira de la nada. No pensaba que sería bueno eso empezando con mentiras.

—¿Me crees que nací ayer Bhuwakul? -la mujer lo fulminó con la mirada. Bambam agachó su mirada al instante.

Jackson tomó la mano suavemente de Bambam para darle apoyo, la acarició con suavidad. El menor alzó la mirada al instante viéndolo directamente a los ojos con asombro y confusión. —Tranquilo -le susurró el mayor. Bambam suspiró calmando su respiración agitada y los latidos rápidos de su corazón por el nerviosismo.

Mientras que la madre del tailandés veía esa escena con sorpresa.

El mayor volteó su mirada a esta. —Mi nombre es Jackson Wang, soy hongkonés y soy novio de su hijo -admitió el mayor de golpe.

La mujer abrió la boca por el asombro, mientras mantenía sus ojos abiertos de par en par.

El menor sentía que se desmayaría en cualquier momento. ¿Ahora que haría? Su madre ya lo sabía, no había pensado que le confesaría su orientación sexual diciéndole de golpe que estaba en una relación.

—Nos amamos mamá -admitió el menor apegándose del brazo del mayor con suavidad.

La mujer seguía en shock. No le molestaba que su hijo fuera homosexual, pero aún no podía creer que su primer pareja fuera un chico mucho más mayor que el, ademas que tan apuesto.

—Pueden tomar asiento chicos -soltó la mujer. Sin expresión alguna aún.

Estos la obedecieron al instante. Aún con intranquilidad.

—¿Como se conocieron? -preguntó la mujer con curiosidad.

Los chicos se voltearon a ver al instante con sorpresa. ¿Que significaba que la mujer no les había maldecido ni tirado el café encima?

—En el cine.

—En una fiesta.

Dijeron al mismo tiempo. Mierda, ya la habían regado.

La mujer enarcó una ceja. —Quiero la verdad -zapateó el suelo suavemente.

Bambam tragó saliva viendo a su novio. Con la mirada este le dijo todo, el menor suspiró cabizbajo y después asintió con pesadez.

𝘼𝙥𝙥𝙡𝙚 𝙒𝙖𝙩𝙘𝙝; 𝙅𝙖𝙘𝙠𝙗𝙖𝙢.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora