T2/11

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-Nick.

-Santo Dios, es...estás...- No terminó la oración y me abrazó.

-Sí sapito mayor, mi amiga está viva.

-Millie.

-Lo siento pero ya escuche "viva" o "muerta" más de 10 veces.

-No parece sorprenderte esto.- Le dijo el rizado mayor después de separarse de mí.

-Creeme que lo estuve hace dos años.

-DOS AÑOS!.- Gritaron sorprendidos los presentes.

-Es una larga historia que pronto sabrán, antes necesito ver a Eric.

-¿Por qué no fuiste directamente a tu casa?

-Si fui y no me gustó lo que vi.

-Entiendo, esa rubia tampoco me agrada, su voz es tan chillona que me tortura cada que la tengo cerca. Supongo que Finn no lo sabe.

-Supones bien sapito mayor.

-Podría ir por Eric, así no tendrás que ver a Finn.

-Te lo agradecería demasiado, no quiero esperar a mañana para verlo, ya esperé lo suficiente.

-Iré por él.

-Gracias Nick, prometo explicarles todo, no le digas nada a Finn.

-No lo haré.- Dio dos pasos, me miró nuevamente y otro abrazo se hizo presente.- Lo siento es que no lo puedo creer, no tardaré.

-Entra ____, antes de que alguien más te vea y muera de la sorpresa.



|Eric|

-La comida está lista corazón.

-Excelente, siéntate yo la serviré, vamos Eric.

-No tardes nene.- Habló la irritante novia de mi papá.

-Finn dejé la limonada en la nevera, también la traes.

-Ya cállate.- Susurré y me puse las manos en las orejas para evitar algún desangrado en ellas ¿Esa mujer nunca se calla o qué?

-¿Que dijiste?

-Nada.

-Claramente oí que me dijiste ya cállate ¿cuál es tu problema?

-Tú eres mi problema, estoy harto de ti, solo viniste a destruir lo que me quedaba de familia, me tratar mal y ni siquiera se por qué, estábamos mejor sin ti.

-Mira mocoso estúpido, soy la novia y futura esposa de tu papito, así que tendrás que soportar todos los días mi jodida presencia te guste o no, y cuidadito al hablarme de esa manera sino quieres que te mande a un orfanato.

-Te odio, que te quede claro que tú jamás podrás ocupar el lugar de mi mamá, te guste o no mi papá la sigue amando.- Al parecer eso le molestó mucho porque se levantó y me tomó fuerte del brazo.

-Lastima que tu mami esté muerta.- Dijo y me soltó.

-Eres una maldita bruja.- Estaba a punto de decir otra cosa pero mi papá llegó.

-Aquí está.

-No tengo hambre, provecho.- Dije y me retiré.

Odio con mi vida a esa mujer, solo vino a destruir mi vida. Mamá si tan solo estuvieras aquí.

Escuché el timbre de la casa y minutos después a mi papá gritándome que bajara, de mala gana lo hice y ahí estaba mi tío.

-Tío.

-Hey ¿cómo estás?

-He estado mejor.- Dije mirando al comedor donde se encontraba la bruja.

-Ay no, que horrible.- Dijo en voz baja mi tío pero mi papá lo miró con una cara muy amenazadora.

-Toma un cambio de ropa Eric, te quedarás hoy en mi casa.

-Gracias a Dios mi día terminará bien.

Corrí a mi habitación y tomé mi mochila para meter la pijama y todo lo necesario para sobrevivir en casa de el tío Nick y bajé corriendo.

-Adios papá, hasta nunca bruja.- Lo último lo dije lo suficientemente lejos para que nadie me escuchara y subí al coche, mi tío no tardó en subir.

-También te estresa verdad.

-Como no tienes una idea.

Empezaba a relajarme, disfrutaría lo que queda del día con el tío Nick, cerré mis ojos y me recargue en el asiento, el auto se detuvo y se me hizo muy raro ya que el trayecto a la casa es un poco largo, abrí los ojos y nos encontrábamos en la casa de mis abuelos, los papás de mi mamá, se  me hizo muy extraño y justo cuando le iba a preguntar a mi tío que hacíamos aquí el bajo del coche y copié su acción.

-No preguntes y sígueme, baja tu mochila.

No dije nada y obedecí, la puerta principal se abrió dejando ver a la tía Millie ¿Qué hace aquí?

-Antes de que entres, prométeme que tomarás toda la calma que puedas y no le dirás nada de esto a tu papá.

-¿Por qué no le diría?

-Eric, promételo.- Habló la tía Millie.

-Lo prometo.

-Bien, entren.

-¿Abuela?- Hablé cuando entré.

-Mi niño, pero que guapo estás.

-Estoy igual que siempre abuela ¿Estuviste llorando? ¿Te sientes mal abu?

-No mi niño, sube a la habitación de tu mamá, deja tus cosas ahí, iré a terminar la cena.

-Ahora bajo.- Dije subiendo a la habitación de mi mamá.

Siempre que venía a la casa de mis abuelos me quedaba en su habitación, es lindo ver todas las fotografías que están pegadas en su pared. Cuando abrí la puerta vi a una mujer sentada en la orilla de la cama, estaba de espaldas y no podía ver su rostro.

-¿Hola?

Cuando volteo a verme sentí que estaba alucinado, cerré mis ojos con fuerza y los abrí cuando sentí que me tomaron de las manos.

-Eric.

-Mamá.



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