T2/12

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Cuándo lo vi ahí parado lamenté todo, en mi pecho se había un gran hueco y este se llenó cuando lo escuché. Estaba feliz, mis lágrimas ya no eran de tristeza sino de una inmensa alegría, había recuperado lo que más amaba en esta vida, lo único que me mantuvo viva todos estos años. Quise abrazarlo, quería hacerlo, pero la vergüenza me lo impidió, tal vez era una total desconocida para él, ni siquiera se si me recuerda, era un simple bebé cuando me alejaron de él. Su rostro reflejaba total confusión y terror, eso me preocupaba, pero todo signo de preocupación se fue cuando lo vi sonreír levemente y limpiar las lágrimas de su pequeño rostro.

-Mamá, mamá, mamá.- Gritó alargando la última letra.

Corrió el metro y medio que nos separaba y me abrazó, y yo repetí su acción. Era el abrazo más lindo e inocente que me habían dado en toda mi vida. Me arrodillé para estar a su altura, aunque fuera inútil, él sobrepasaba mi cabeza. Lo miré detalladamente, su rostro era igual al de Finn, sus rulos, sus pecas, los labios, era una copia exacta de él.

-Mírate, creciste demasiado, te pareces tanto a tu papá.

-No moriste, mi papá mintió ¿por qué? ¿Nos abandonaste?

-No, jamás los abandonaría, no sé exactamente qué te dijo Finn pero, el aún piensa que estoy muerta.

-No entiendo.

-Pronto lo harás, solo quiero disfrutar este momento, la última vez que te vi tenías tres años, eras tan pequeñito.

-No puedo creer esto, hasta hace unas horas pensé que tú... y...

-Ya estoy aquí, perdóname, lamento tanto no haber estado para ti todos estos años, prácticamente me perdí de todo.

-No tuviste la culpa, no sabías que te iban a...

-Si te lo dijo.

-Yo lo escuché hace un tiempo y me contó todo, fue en mi cumpleaños y me dio esto.- Dijo mostrándome la cadena que le había mandado a hacer en su cumpleaños.

-Dios mío.- Dije muy sorprendida.

-Mi papá nunca tuvo el valor de dármelo cuando era más pequeño y hace unos años me lo dio. Desde ese entonces cada día me ha hablado de ti, o bueno.

-¿Ya no lo hace?

-No desde que esa bruja lo hechizo.

-Es su...

-Novia, futura esposa.- Dijo imitando una voz chillona que era tan desagradable.

-Esposa.- Susurré.

-Sí, pero no te preocupes, regresaste mamá y ahora seremos felices y esa bruja se irá y papá se quedará contigo, el aún te ama.

-Eric, no se si regresaré con tu papá.

-¿Qué? ¿Por qué?.- Dijo sorprendido.

-Está con alguien más y yo no voy a separarlo, tiene que ser feliz ¿no?

-Pero puede ser feliz contigo.

-Hablaremos de esto luego, bajemos con tus abuelos.

No dijo más y me tomó de la mano. Bajamos juntos, ahí seguían todos y uno más Noah.

-____ te extrañé tanto enana.

-¿No estás sorprendido? Digo casi todos mueren de la sorpresa.

-Yo ya lo sabía.

-Millie.- Dije y la miré mal.

-¿Qué? Yo no le dije, el me escuchó cuando hablaba contigo por llamada.

-¿Quién más lo sabe?

-Nadie, me aseguré de amarrarle bien la boca a mi querido esposo.

-Tal vez Jack muera cuando lo sepa.

-Espero y no, no quiero ir a otro funeral.- Dijo Millie.

-¿Cuándo les dirás?

-Mañana mismo, ya planeé todo.- Respondió Millie por mí.

-¿Estás de acuerdo hija?

-Sí, estoy ansiosa por verlos a todos.-Dije y baje la mirada al recordar al jodido pecoso.

Ay Finn que diablos pasará con nosotros.

-La cena está lista, siéntense, traeré todo.

-Te ayudo mamá.

-Yo igual.- Se unió mi amiga.

La cena estuvo tranquila y ambientada gracias a las anécdotas de Eric y la hija de Millie, se parece demasiado a ella y claro tiene rasgos de Noah.

Les conté lo que había pasado después de obtener mi libertad, le conté sobre Luis, y lo amable que fue conmigo. La cena terminó y Millie se retiró con Noah y su hija, Nick ya se había ido hace unas horas.
Le pedí a mamá que se fuera a descansar y yo lave todos los platos, Eric no se quiso ir y ahí estaba ayudándome a limpiar.

Sin duda tengo un hijo increíble.

-Tengo que hacer una llama, ve a la habitación, enseguida subiré.

-¿Podemos ver una película? Claro si no estás cansada.

-Tienes demasiada energía cariño, tú la eliges.

-Ire a ponerme mi pijama.- Dijo y salió disparado de la cocina.

Tomé mi celular y le llamé a Luis.
Uno, dos, tres y al cuarto timbre contestó.

-Hm! Bueno.- Contestó adormilado.

-Lo siento ¿te desperté? llamaré luego.- Hablé avergonzada.

-Tranquila, solo tomaba una siesta y Dios es tardísimo, gracias por despertarme, me acostumbré a que estuvieras aquí, ahora todo se vuelve complicado.- Dijo y soltó un gran suspiro.

-Sé que puedes sobrevivir sin mí.

-Pronto tomaré unas vacaciones y pensaba en ir a visitarte.

-Sería increíble.

-Así podrás contarme todo lo que está sucediendo.

-Si decides venir me avisas con tiempo, solo te llamaba para decirte que llegué bien y ya sabes.

-Supongo que estuviste todo el día con tu querido.- No respondí a eso.- ¿___? ¿Sigues ahí?

-Sí, pues no, no estuve con Finn, él... tiene pareja.

-___ lo... lamento.

-No te preocupes, bueno iré a dormir, después hablamos, te quiero, cuídate.

-Igual, chao.

Corté la llamada, apagué las luces y subí a la habitación, Eric ya estaba cambiado y acostado en la cama, al parecer no tenía tanta energía como creía porque estaba dormido. Apagué la televisión y las luces, solo dejé la que estaba a un lado de la cama y lo observé detalladamente.

-Te amo tanto.- Dije en un tono bajo y le di un beso en la frente.

Abrí el gran clóset para buscar ropa, me sorprendió que todo estaba totalmente acomodado como lo había dejado la última vez, tomé una pijama que estaba ahí y entré a la ducha, después lavé mis dientes y fui directo a acostarme, los rulitos de Eric se toparon con mi rostro y eso me recordó a Finn.

Maldito Wolfhard, te amo tanto que no puedo odiarte.



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