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Londres, Inglaterra

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Londres, Inglaterra

Ducado de Covent Garden

Despacho

Desde hacía dos días que el duque tenía un resfriado que lo estaba dejando maltrecho y su mayordomo le insistía para que se quedara descansando dentro de la cama. Él siempre se lo objetaba, no quería detenerse y pensar en Elizabeth.

―No quiero descansar, James. Si lo hago, pensaré en ella y no quiero.

―Comprendo, ¿y no quiere que le envíe una esquela para avisarle de su resfriado para que así vuelva? ―se lo sugirió con interés.

―Ni se te ocurra hacer eso ―lo miró amenazador―, vendría por lástima y no quiero, le daré el tiempo necesario para que esté con su familia y piense bien lo que en verdad quiere.

―Pero bien sabe ella que su familia es bienvenida en su casa, y que usted no tiene inconveniente en que pasen unos días juntos.

―Lo sabe, pero no lo acepta porque cree que estorbarán... Elizabeth está llena de prejuicios y ni siquiera parece que yo se los puedo quitar ―dijo y estornudó tapándose la mitad de la cara con el pañuelo de tela.

―Es una muchacha complicada, aún cuando usted le ofrece todo, no quiere estar aquí.

―Sus prejuicios y pensamientos son mucho más fuertes que ella ―admitió con un suspiro de tristeza y volvió a estornudar―, los prejuicios de Elizabeth y este resfrío van a acabar conmigo ―expresó con fastidio en su voz.

―Está resfriado por mal de amores ―rio por lo bajo.

―Te he escuchado, viejo metido.

―Es lo que pretendía, milord ―anunció con tono de suficiencia.


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Cocina

Para el cuarto día, Patrick ni siquiera pudo salir de la cama por la alta temperatura que tenía, su ayuda de cámara le avisó a James cuando lo fue a ver por la mañana.

Milord arde de fiebre, aconsejo que salte el pedido del duque y le envíe una carta a milady. Debe saberlo ―notificó.

―Si se entera el duque...

―Vuela de fiebre, no pienses en esas cosas ahora James ―le ladró Bertha―. Todos sabemos que si ella vuelve, él se repondrá, es como un vínculo invisible que tienen, algo inquebrantable. Haz la misiva y envíala ahora mismo ―afirmó con énfasis.

―Este castillo no es el mismo desde que la duquesita se fue a La Rochelle ―dijo con tristeza Clarissa.

El mayordomo salió de la cocina y entró al despacho del duque, sin sentarse, se apresuró en tomar papel de carta, y los lacres para redactar en pocas palabras la presencia de ella en el ducado por un inconveniente con el duque, esperaba que con aquellas palabras, Elizabeth llegara pronto.

Perfume de Rosas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora