Capitulo 49 parte 1

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Sábado, había llegado el día, aquel que ____________ había deseado mil veces que no llegara, o que mágicamente el mundo se lo saltara, el que imaginaba con miedo y se le revolvía el estómago de solo pensarlo.

Pero era completamente diferente a todo lo que se había imaginado, en su lugar, había amanecido en los brazos de su esposo, y por voluntad propia, había tenido una noche maravillosa junto a él, no sentía temor, no sentía ningún nervio más aquel de pensar que no se vieran más lo moretones de su rostro, la gente podría mal pensar y culpar a Wonsik.

Sacó aquel pensamiento de su cabeza, y se dispuso a despertar a su guapo esposo.

-Despierta – decía un suave susurro, pero él ni se inmutaba – Wonsik – lo llamó mientras picaba su mejilla con su dedo índice- Wonsik – intentó de nuevo, pero no funciono.

Maldosamente, tapó sus fosas nasales, solo para ver si con ello despertaba.

En lugar de despertar, abrió su boca para poder respirar.

-Wonsik- dijo utilizando un tono más fuerte – Ya despierta – comenzó a sacudirlo.

-Hmmm – Respondió él en forma de quejido.

-Ya, despierta – Frustrada, se subió sobre él y comenzó a jugar con su cabello mientras insistía en que abriera los ojos – Despierta, despierta, despierta, despierta... ¡¡Wonsik!!

Repentinamente, Wonsik abrió sus ojos, y la jaló de nuevo a la cama con un fuerte abrazo.

-De acuerdo, de acuerdo, de acuerdo- decía clavando su nariz en el cuello de ____________ - estoy despierto.

-Eres un tramposo – reclamó ella - ¿hace cuánto que despertaste?

-Desde la primera vez que llamaste, por cierto, ¿qué intentabas tapando mi nariz?

-Ahmm... deberíamos darnos prisa, ya son las 9.

-Sí, claro, intenta escapar.

Luego de unos 30 minutos más jugando en la cama, haciéndose cosquillas el uno al otro, al fin, salieron de ahí.

-No sabes cuánto amo el olor de esto – decía Wonsik mientras ponía shampoo en el cabello de __________.

-Te regalaré un galón completo para ti solito.

-No quiero eso – respondió en modo de queja – solo déjame oler todas las mañanas tu cabello.

-Hmmm, tendrás que ganártelo.

-Vaya, mira como cambias cuando te sientes cómoda, no eres aquella niña de modales finos, ¿eh?

-Si así fuera, estarías en otro cuarto oliendo una botella vacía de mi shampoo... ¿Te molesta?

-No, en lo absoluto, lo amo, amo que seas así... también me gusta que seas calmada y tímida, pero conmigo, me gusta que seas tú.

-¿De verdad te gusto? – preguntó ella.

-Ni te imaginas, no puedo creerlo a veces ni yo mismo, porque mira, tienes un pie algo chueco, y haces un ruido algo extraño cuando ríes, y tu voz, vaya, a veces pienso que dejarás sordo al pobre gato.

-Que chistoso – decía mirándolo de mala manera.

-Oh – exclamó – vuelve a hacer ese gesto de nuevo – lógicamente, ella no lo hizo – No _____________, de verdad, creo que un ojo se te va de paseo.

Ella tomó la esponja llena de jabón y se la arrojó a la cara, Wonsik rió a carcajadas mientras se enjuagaba el rostro.

-Eres un tonto – le dijo molesta.

Snow WhiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora