La confesión.

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(Cleer)

Eran las 5:00pm y me estaba secando el cabello para la cita que tenía con Facundo, toda la mañana estuve hablando con Facundo para salir hoy a las 5:30 pm.

Me sorprendió que me haya dicho: "Por un largo tiempo estuve esperando para invitarte a salir."

A veces es tan tierno como tonto. Al pensar en él, sonrío; recordar su risa, sus ojos y su cabello de un color rubio natural.

Mi risitos de oro...

Dios, ¿Por qué no puedo dejar de sonreír..?, aunque lo intenté no puedo sacarme esta estúpida sonrisa de mi cara, me empieza a doler las mejillas. MIERDA, YA BASTA.

Miro la hora y son las 5:23pm, me pongo mi Jean ajustado con diseño rasgado, desteñido los rasgos.

Mi remera de "Super man".. con mi camisa a cuadros colgando de mi cintura, y para terminar mis amadas botas negras.

Alzo mi cabello en una cola alta, con un moño negro.

Siento mi celular vibrar en mi bolsillo.

En la pantalla muestra el nombre de Facundo. Contesto al instante.

- ¿Lista?.- preguntó.

Puedo escuchar su risa, lo cual me hace sonreír más de lo que estoy sonriendo.

- Lista.- repito como respuesta.

Miro en la ventana y veo la motocicleta de Facundo, agarro mi bolso y bajo para ir con él.

- Hola - dijo con una sonrisa.

- Hola -dije subiendo a la parte de atrás de la moto.

- ¿Qué más pedir.. que una cita un sábado por la tarde?.- pensó en voz alta. Pude notar que me miraba de reojo.. sonreí y él hizo lo mismo.

Ya en marcha nos dirigimos al centro comercial donde íbamos a ver una película, al llegar fuimos a ver qué había en cartelera.

- ¿Romance o terror?.- preguntó Facundo con una sonrisa.

Había una película romántica y otra de terror.

- Obvio que... terror.- dije aleteando mis pestañas hacia él.

Soltó una carcajada.

- Pero qué romántica señorita Cleer.. y en la primera cita.- dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

Me arden las mejillas.

- Pues.. qué te puedo decir, soy genial.-dije soltando una risita.

- Lo único que falta es que tú pagues y yo me asuste en la película.- dijo sarcásticamente.

Me dedicó una media sonrisa.

Amo esa sonrisa.. ¿Pero qué digo?, yo amo todas sus sonrisas.

- ¿Me estás llamando miedosa?.- dije alzando una ceja.

- No, jamás diría eso.- dijo encogiéndose de hombros en forma de disculpa.

Solté una risita.

- Más te vale risitos de oro.- dije.

Compramos las entradas y después de comer unas hamburguesas entramos a la sala del cine.

Al término de la película nos dirigimos a comprar helado, debo admitir de que dio miedo la película, pero no lo demostré para que Facundo no piense de que soy una niñita asustada como todas las chicas fáciles.

El compró helado de chocolate y de frutilla.

- Tu helado parece popo de perro.- dije con helado de frutilla en la boca.

Él miro su helado fijamente.

- Creo que ya no tengo ganas de tomarlo.- dijo con una mueca de asco.

Solté una carcajada.

- Estaba bromeando.- dije riendo.

- Yo no.- dijo yendo a tirar su helado al tacho de basura.

- Eres una rubia oxigenada dramática.- dije rodando los ojos.

- Pero.. soy TU rubia oxigenada dramática.. y ahora sin helado, a causa de un comentario inadecuado.-dijo mirando mi helado y poniendo carita de perro arrepentido.

Sabía lo que quería y le saque la lengua metiéndome otra cucharada de helado en la boca.

- Eres egoísta.- dijo haciendo un puchero.

Rodé los ojos.

- Agh..solo una cucharada.- dije alzando el dedo índice.

- Sólo una.- repitió.

Pude notar cómo le brillaban los ojos.

Le pase la cuchara y él la agarro y la hundió en el pote, sacando una gran parte de mi helado de frutilla, fruncí el ceño ya que agarro una gran parte, pero al ver como lo comía me olvide de mi enojo.

Esos labios.. eran perfectos. Quisiera sacarle el helado que está en la comisura de sus labios con un beso.

- ¿Contemplando la vista?.- preguntó con una sonrisa burlona.

Sin darme cuenta estaba mirando sus labios con la boca abierta.

DIOS MIO PERO QUE VERGÜENZA. Siento como si me quemaran las mejillas.

- E-eh yo.. e-emm, ¿Qué dices?.- dije mirando a un costado para que no viera que mis mejillas se estaba volviendo del color de la nariz de rodolfo el reno.

Agarro mi barbilla entre su dedo gordo y el índice, me obligó a mirarlo.

- Amo cuando te sonrojas.- dijo en un susurro.

- ¿Amo?.- pregunté sin entender.

Mi respiración se aceleraba y me costaba procesar todo lo que estaba pasando.

- Te amo.- dijo con una ronrisa que me derritió.

Y sin darme cuenta me besó, enredando sus dedos en mi cabello, sus labios eran suaves.. gloriosos.

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Holii!!!

Por fin facundo tuvo las agallas ¿eh?. Espero que le haya gustado.

Y por favor tenganme paciencia que soy nueva escribiendo.

No olviden votar y comentar.

Gracias

Bye

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