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"Por más que busques en otros jardines, jamás volverás a encontrar la misma flor"



Omnisciente.


Santiago mira como el amor de su vida se va, todos sus planes juntos se han esfumado, ella a dejado un vacío grande que nadie podrá llenar, por más que él lo negara, así lo era.

La joven esperaba con mucha ilusión que su esposo la detuviera, pero no todo sale como queremos.

Ellos se amaban pero no estaban destinados.

Melissa tenía los ojos muy empañados de lagrimas, su cara estaba más pálida de lo normal. Por el pasillo se encontró a una de las razones por la cual su matrimonio no dio a más.

Marina la veía con lastima, ella pensaba que había ganado, que le había ganado a ella. Pero estaba muy equivocada. Ella le había abierto las puerta a Melissa, le había dejado el camino libre para que una nueva mujer renaciera.

Melissa siguió su camino hacia la salida, se encontró a Carmen y no dudó en abrazarla.

La señora comprendía el dolor que sentía la joven, pues ella había pasado por algo parecido.

– ¿Está bien Melissa? – le susurro Carmen.

– Ya firme el divorcio Carmen, él ya no quiere estar conmigo. No lo obligaré. – la voz de Melissa sonaba triste. Pues la joven no esperaba que su esposo no confiara en ella.

– ¿Tienes el descaro de estar aquí arpia? — la voz de Blanca alertó a la joven.

Con mucho autocontrol Melissa volteo a verla a la cara.

Blanca estaba feliz, pues su planes habían salido bien. Se había librado de la huérfana.

– Por favor no llores niña, no quiero escenas en la casa de mi hijo.

Melissa la ignoro y volteo para despedirse de Carmen, pues ya no tenía nada que hacer en esa casa. Ella ya no pertenecía ahí.

– ¿Nos veremos luego verdad? – le pregunto Melissa a Carmen.

– Por supuesto señora. – le respondió esta.

Le dio un cariñoso abrazo y por consiguiente se dispuso a caminar, recogió cada una de las prendas que se encontraban en el suelo.

Con mucha habilidad tomo las cuatro maletas además de las bolsas. Pues no se podía dar el lujo de dejarlas ahí, no contaba con el suficiente presupuesto como para remodelar su guardarropa.

Carmen se encargó de ayudar, no faltaron los comentarios hirientes de Blanca hacia ella.

Melissa ponía todo de su parte por no responder, pues ella era mayor y no le daría el lujo de ofenderla. Porque eso era lo que quería Blanca, enfadar a Melissa.

– Espero y no vuelvas a buscar a mi hijo, me da gusto que la burbuja en donde vivías se haya roto. Tu no perteneces aquí, eso debes tenerlo claro.

Lo logro. Melissa con muchas lagrimas en los ojos levanto la mirada, pues ella no entendía como una mujer como ella pudiera denigrar a una persona de su mismo sexo.

La joven dio ciertos pasos hasta llegar a Blanca.

– No tengo una respuesta apropiada para alguien de su edad. – la mira a los ojos – disfrute a su hijo, créame que yo lo hice.

Sin más que decir le dio la espalda y comenzó a a caminar hacia la salida, despidiéndose de todo aquello que la relacionaba con el.

[...]

Mientras tanto, Santiago se encontraba muy ebrio, llevaba varias copas de tequila. El no entendía porque se sentía así, logro divisar por la ventana como su amada con mucha habilidad llevaba todas sus maletas a casa de su amigo.

« De seguro a de tener algo con Harry  »

La frase de su madre se repetía a cada segundo, pues su madre siempre decía cosas sabias. Sintió como unas manos acariciaban su torso.

Marina depositó varios besos en su cuello, para después ir descendiendo hacía su pecho. La única forma que Marina tenía para llamar la atención de él era con sexo.

El no paraba de compáralas, llego a imaginar que la persona frente a él era Melissa. Por lo que comenzó a responder sus caricias, la tomo en la oficina, le hizo el amor.

– Te amo Melissa – le dijo al terminar.

Marina se enfureció mucho al escuchar las palabras de Santiago. Pues ella sabía que él seguía amándola. La frase de el niño y el borracho siempre dicen la verdad estaba dándole una jugada.

Mientras tanto Melissa como una persona masoquista, logro ver por la ventana como su ex esposo y aquella mujer tenían relaciones.

Ella sintió una opresión en el pecho al ver que a su esposo no le importaba más.

Todas sus promesas se habían roto.

Al final las promesas se las lleva el viento, así como el se había llevado todo de ella.

PAIN & LOVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora