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Mis pies patean las piedras que voy encontrando en el camino hacia casa. Voy lo más lento posible, mis dedos juegan con el suéter que tengo. Mis nervios son tan grandes que no paro de morder mi labios. Aún falta un buen tramo para llegar a casa, así que me siento en la banqueta. Necesito saber que pasará al llegar a casa. ¿Santiago seguirá molesto?

Ya no tengo ánimos ni fuerzas para seguir caminando, me levanto y camino hacia la zona de taxis, solo espero y no me toque de chofer a un viejo pervertido.

Pasan alguno minutos para que por fin venga un taxi. Abro la puerta del auto, pero el sonido de un claxon le interrumpe. Santiago esta detrás del taxi.

– Meli, por favor sube al auto– me dice el.

Le doy algo de dinero al taxista por hacerlo detenerse y voy hacia el auto de Santiago, subiéndome a los lugares de atrás. No quiero tener contacto con él en este momento. El arranca y me mira seguidamente por el retrovisor, no hablamos y no decimos nada por el camino. Un silencio sepulcral inunda el auto. No miro a Santiago en ningún momento. Aún estoy muy dolida al saber donde estuvo y con quien. No puede ser posible que con los años que llevamos de casados el no confíe en mi.

Estaciona el auto en el garage de la casa, yo bajo rápidamente y entro primero que el.

– Meli, amor...–

– No me toques– le digo con voz molesta– no me hables. Dormirás en la habitación de invitados.

No digo más y subo a mi recámara, la cierro con pestillo por dentro para que el idiota de mi marido no entre. Me desvisto y entro a la ducha. Demoro media hora dentro, de tanto pensar y estar en el agua la piel se me hizo viejita. Me pongo ropa cómoda y pienso en lo que haré para gastar tiempo y no ver a Santiago.

–Señora Melissa, soy yo Carmen– escuchó detrás de la puerta. Me levanto y retiro el pestillo para darle entrada a Carmen, quien trae una bandeja de comida en las manos. La ayudo a ponerla en mi mesa.

– Muchas gracias Carmen, la verdad es que no tenía ganas de bajar.

– No se preocupe señora. El señor Santiago pregunta por usted.

– Dile que no bajare.

– Está bien señora.

– Carmen...¿Que estuvo haciendo mi esposo después de que salí corriendo como loca?

– Entro muy molesto a la casa y destrozó la mitad de la sala. Lo ayude a limpiar pero el me prohibió ayudarlo. Me comenzó a preguntar si fue cierto que estuvo fuera de casa, le dije todo lo que sabía y él salió corriendo a su auto.

– ¿No dijo algo más?

– Si, que era un imbecil hijo de puta.

Al menos lo reconoce.

–Gracias Carmen.– al terminar de hablar siento un pequeño mareo.

– ¿Está bien señora?

– Si no te preocupes, solo estoy muy cansada.

Ella asiente y camina hacia la salida, se voltea y me mira– Señora Melissa, esa mujer Marina es una perra.

Vaya, me dejaron impresionada las palabras de Carmen.

– Y lo que le sigue Carmen.

La tarde me la paso leyendo y viendo alguna que otra serie. Los chismes en lo que salía se han ido. Santiago respeto mi decisión y no a venido a molestarme.

Ya casi es media noche, dejo el libro en el buro, y por una extraña razón. Matthew viene a mis pensamientos, ¿vivirán en las mismas condiciones que yo cuando estaba en el orfanato?

Espero que no, mañana mismo lo averiguare.






(...)

Esta mañana me levanté de buen ánimo, esta ves mi cuerpo no dolió.

Tal vez las quimioterapias estén dando buenos resultados.

Esperaba que si, no quisiera morirme por cancer. Tomo una ducha y me visto solo con unos jeans y una blusa blanca. Comienzo a cepillarme el cabello, sin miedo alguno. Los trozos que caen ahora son más.

Y si te lo cortas

Ese loco pensamiento pasa por mi cabeza, me toma unos minutos pensarlo. Pero no lo haré, amo mucho mi cabello que estoy dispuesta a verlo caer.

Crecerá Melissa.

Es cierto, crecerá, así que no tengo de que preocuparme.

Dejo de prestar atención a mis pensamientos deprimentes y sigo con mi trabajo.

Procedo a desayunar, y terminar toda la comida que Carmen trajo. Bajo a devolverle y ella al verme sonríe.

– Se hizo un lindo peinado señora.

– Si, aunque es poco me gusta como se ve.

– Te ves hermosa Meli– escuchó la voz de Harry detrás de mi.

Y volteo a mirarlo sonriendo.

Eso es lo que quería escuchar.

PAIN & LOVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora