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Santiago

No quiero bailar con Marina, no entiendo porque Melissa me dejo ir. Además de que me encuentro muy ebrio, mi cabeza pareciera está en otro mundo.

Marina tira de mi hacia la pista, no niego que al sentir su mano junto la mía siento una pequeña corriente eléctrica, sus dedos se entrelazan con los míos. Coloca sus manos en mis hombros y guía las mías hacia su cintura.

Comenzamos a movernos al ritmo de la música, ella me sonríe y juega con mi cabello. No se porque pero estoy disfrutando este baile, la verdad es que me gusta mucho bailar y al no poder hacerlo con Melissa, estoy disfrutando bailar con ella.

Seguimos moviéndonos, volteo a mirar a Melissa, la cual ya no se encuentra en las mesa. Mi cerebro comienza a imaginar varias cosas, ansioso espero a que la canción termine.

Poco a poco ella se acerca a mi, siento su respiración cerca, se lo que intenta hacer y por suerte la canción termina. Me separo de ella, y caminamos hacia la mesa. Necesito buscar a Melissa.

– ¡Santi! Tomate esta margarita conmigo. – me entra la margarita y por accidente logra regármelo en la camisa.

- ¡Lo siento Santi! – exaltada camina hacia la mesa para tomar servilletas y comenzar a limpiarme.

– Está bien Rina, ahorita me cambio la camisa– me levanto de mi silla para adentrarme a la casa.

– ¡Lo siento! – toma mi mano y camina conmigo. Entramos al baño y comienza a desabotonar mi camisa, se toma su tiempo al desabotonar cada botón. Me mira a los ojos y sonríe.

Sus dedos comienzan a acariciar mi abdomen, no se que es lo que siento pero mi temperatura sube. Limpia delicadamente la parte mojada y se acerca a mi boca.

Un sollozo me saca de mis cavilaciones, volteo a ver de quien se trata. Melissa está mirándonos con ojos llorosos, me ve y sale corriendo del lugar.

Separo a Marina de mi y corro en busca de mi esposa. No se que fue lo que me sucedió, estaba muy ebrio y las cosas comenzaron a elevarse.

Escuchó al auto acelerar, Meli me da una última mirada que no sabría como interpretarla.

Entro rápidamente y tomo las llaves del auto de mi padre, intento ir lo más rápido que puedo.

Llego a casa, y desgraciadamente ella no está aquí.

¡Donde demonios habrá ido!

Me jalo los cabellos con fuerza, soy un idiota. El alcohol me hizo actuar de manera estupida. No se que fue lo que me sucedió, solo se que esto no se quedará así.

Intento llamarle un millón de veces a Meli, pero esta no me responde. Tengo miedo, Meli no sabe conducir muy bien, además de que se sentía mal.

Llamo a Harry, para preguntarle si sabe algo de ella. Pero él tampoco sabe nada.

¿Donde estas Meli?

La puerta se abre entrando por ella Harry quien viene muy furioso y preocupado.

– ¡¿Que mierdas paso Santiago, donde está Melissa?!

– No lo se yo... ella... nos vio a mi y a Marina en una situación comprometedora. Meli malinterpreto todo y salió corriendo. Se llevó el auto y no se a donde carajos podrá haber ido. – tiro de mis cabellos frustrado.

– ¡¿Situación comprometedora?! ¡Si me entero que le fuiste infiel a mi pequeña te mato imbecil!

No le presto importancia a las palabras de Harry, solo me interesa encontrar a mi esposa.

Pasan algunas horas, son casi ya las cuatro de la mañana, y seguimos sin rastro de Melissa. He llamado a su celular pero esta lo tiene apagado, hemos avisado a las autoridades pero estas no pueden hacer nada porque no es un caso de gravedad.

Me siento la peor persona del mundo, no se que me sucedió en ese momento con Marina. Soy un hijo de puta, me tendría muy merecido que Melissa se divorciara de mi. Pero soy tan egoísta que no se lo permitiría.

No se en donde podría estar ella, no conoce a nadie, al menos es lo que yo se.

Mi teléfono suena, la pantalla refleja el nombre de mi madre.

– ¿Que pasa mamá?

– Hijo, ¿Porque te fuiste sin despedirte? Dejaste a Marina sola...

– Mama, me importa un bledo Marina. Melissa está desaparecida, no está por ningún lado. – le digo preocupado.

– Hay hijo, a esa mujer no le creo nada. Tal vez  tenga un amante por ahí y este con el. No se porque tanta preocupación. Eso te pasa por haberte casado con una huérfana y sin clase como ella.

– Mamá, Melissa no es capas de hacerme eso. Y por favor si saben algo de ella por favor avísenme.

– Con gusto hijo. Nos vemos mañana.

Cuelgo y camino hacia la ventana.

¿Y si es cierto que Melissa tiene un amante?

¿A donde más podría haber ido si no es con el?

Mi cabeza comienza a atar cabos, la idea de Melissa con alguien más me repugna.

PAIN & LOVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora