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Omnisciente.

La joven lloraba en brazos de aquella mujer que consideraba su madre, Melissa muy en el fondo sabía que necesitaba ayuda, su pasado y su enfermedad la tenían muy trastornada. Sin contar la dolorosa separación que tuvo con su esposo.

Desde hace un mes su amigo Harry, había contactado al mejor psicólogo del estado, el sabía por demás que ella necesitaba ayuda.

– Ya he hablado con él y tu primera cita es en dos días – le dice Harry a la mujer que más amaba en su vida. Melissa asiente y corre a los brazos de él chico. Harry inmediatamente se sintió como un adolescente, varias corrientes en su cuerpo lo hicieron ponerse nervioso. Pues el no podía ocultar más el amor que sentía por la joven, la cual lo veía como un hermano para su desgracia. « ¿Habrá sentido lo mismo que yo? » se preguntaba Harry por milésima vez. Cada vez que la joven lo abrazaba, lo besaba o le brindaba mimos, este cada vez caía más por ella. Pero su relación era imposible, el era su hermano y ella era la hermanita pequeña que siempre debía cuidar.

– Tranquila pequeña, ya verás que eso te ayudará mucho. – Harry intenta animarla.

– ¿Tu lo crees? – le pregunta Melissa y el joven asiente.

Carmen los veía desde una distancia considerable, ella siempre supo que Harry tenía otras intenciones con Melissa, sabía que el joven estaba completamente enamorado de Melissa. Una vez Carmen captó la mirada de Harry perdida en Melissa, la observaba con cautela, emoción y con amor. Lastimosamente mientras Harry observaba a Melissa de esa forma ella se encargaba de observar de la misma forma a su esposo rompiendo así todas las ilusiones de el joven.

Harry toma en brazos a Melissa y la lleva hacia su recámara, Melissa lo veía con emoción y felicidad. Ella quería mucho a su hermano, ella no sabía que Harry quería ser algo más que eso.

Tal vez, solo tal vez, la joven sentía lo mismo que el chico, el tiempo lo decidiría.



[...]

La joven se encontraba en aquel pequeño consultorio, rodeada de plantas y cuadros de fotos. Por curiosidad ella se acercó a ellos y comenzó a admirarlas, una por una, niños, abuelos. Eran fotos de familias, pero al llegar a la ultima foto, esta sintió una punzada en el pecho. Observó por minutos aquella foto la cual le había traído varios recuerdos.  « ¿Quienes son ellos, y porque siento que los conozco?  »

– Buenos días señorita López. – Melissa salta del susto y voltea apenada a mirar el dueño de aquella voz. Deja el portarretratos en su lugar y camina lentamente hacia el psicólogo.

– Lo lamentó, solo-es-que– Melissa no dejaba de tartamudear. – Lo siento. – es lo único que dice.

– No te preocupes, no hay ningún problema. – El psicólogo toma asiento en su escritorio he invita a Melissa a hacer lo mismo.

– Mucho gusto señorita López, me presento soy Diego Evans, uno de los psicólogos de el lugar.

– Melissa López. – es lo único que dice Melissa y el doctor Evans nota su inquietud, comienza a observar a la joven frente a él. « Se parece tanto a mi madre, pero porque? » se repetía a sí mismo.

– Me han hablado algo de su caso, pero necesito que usted me lo cuente. Lo que me diga no saldrá se está sala, todo es completamente confidencial. – la joven se sentía apenada y nerviosa, pues ella no podía creer que había acudido al psicólogo por ayuda.

– Desde pequeña sufro de ataques de pánico, pero estos incrementaron cuando supe de mi enfermedad– se toma un respiro– cuando supe que tenía cancer, sentí como si todas las puertas se cerraran para mi, es como si tuviera depresión. Pero ahora los ataques son más frecuentes, llegan recuerdos a mi mente los cuales desconocía, no me puedo controlar y me hago daño a mi misma. – las lagrimas de la joven amenazan con salir.

– Melissa, puede llorar, desahóguese. – el doctor Evans la anima a llorar. – Hazlo, pero solo por hoy. – le sonríe tratando de inspirarle confianza.

La joven hace lo que el doctor le pide, y llora, por todas las desgracias que han ocurrido en su vida, llora por sus padres, por ese recuerdo doloroso que tiene de ellos. Llora por no haber sido suficiente esposa como para ser esposa de aquel hombre que ella ama.

Aunque solo le falta hacer una cosa, solo una cosa más.

PAIN & LOVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora