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Melissa

– ¿Puedo pasar? – pregunta Abraham desde la puerta. Miro a Mikhail dándole a entender que salga.

– Por supuesto – Mikhail sale y deja entrar a Abraham.

– ¿Como estas? – me interroga.

– Estoy bien, solo fueron unos golpes. – le digo. Mientras juego con mis dedos nerviosa. No soporto las ganas de preguntarle sobre el.

– Que bueno que Alejandra te vio antes de que sucediera otra cosa. – me dice sin más.

– ¿Alejandra? Tenía entendido que Mikhail me encontró. – el niega.

– Alejandra una amiga mía te encontró y no dudo en llamar a una ambulancia. Te conoció inmediatamente y intento llamar a Santiago pero como esté no respondió me llamo a mi.

– Bueno, cuando salga de aquí le daré las gracias. – le contestó nerviosa.

No puedo resistirlo.

– ¿Sabes como esta Santiago?– le pregunto.

– No lo se hija, no he hablado formalmente con el. Solo se por Blanca que Marina y mi hijo tienen una relación. – me mira apenado.

– ¿Tu no crees lo de las fotos verdad? – le digo con los ojos cristalizados. El me mira y niega – No, te conozco perfectamente y no te creo capaz de hacerle eso a mi hijo.

– El-el, terminó conmigo conmigo, el me dijo que me odiaba, beso a Marina frente mío. Los encontré teniendo sexo en el penthouse de ella. Le rogué que me dejara explicarle pero él no le importó y me saco de ahí. – le digo sollozando. Se acerca a mi y me da un cálido abrazo. – No-no se que voy a hacer sin el, yo lo amo Abraham.

Me permito llorar y desahogarme con el.

– No llores hija – me pide – No deberías llorar por el, mi hijo no merece tu sufrimiento.

La puerta se abre interrumpiéndonos y dejando ver a Mikhail detrás de ella.

– Siento interrumpir pero necesito saber el estado de la paciente. ¿Como te sientes Melissa? – me mira.

– Estoy bien, solo fueron unos pequeños hematomas nada que preocuparse. ¿Ya me puedo ir? – le pregunto.

– Si. – me dice mientras ojea los papeles que lleva en las manos. Y sale de la habitación.

- ¿Abraham te puedo pedir un favor? –

– Si hija.

– ¿Podrías llevarme a casa? –

– Claro. – él sale. Y yo comienzo a vestirme, como mi abrigo y mi celular. Salgo de la habitación y visualizo a Abraham caminando hacia mi. Pero una mano toma mi brazo.

– ¿Estarás bien? – me dice Mikhail.

– Si, lamentó si las fotos te han causado problemas. Haré todo lo que pueda por quitarlas. – le digo un poco incómoda porque aún no a soltado mi brazo. Me mira a los ojos y me sonríe.

– Cuídate – me dice y me acaricia la mano para después irse.

Veo su silueta alejarse y mi mente comienza a preguntarse porque me acaricio.

– ¿Estas lista hija? – la voz de Abraham me hace brincar del susto. Volteo a mirarlo y asiento.

Subimos a su auto, y por el camino el me cuenta lo que ha hecho estos días. En ningún momento habla de Santiago y se lo agradezco. No quiero volver a llorar.

– ¿Como va tu enfermedad hija? – me interroga.

–Bueno mi siguiente quimioterapia será en unos días. Las han aumentado ahora las recibo cada cuatro meses.

– Ya verás que te recuperarás.

– Eso espero.


[...]



Estamos justo por llegar a mi casa, logro ver a varios camiones fuera de ella. Mi suegro estaciona justo enfrente, bajo lo más rápido que puedo.

Mis cosas están en la entrada, mi ropa está en maletas y cajas.

Camino lentamente hacia la entrada, los muebles están todos rotos, algunos vidrios por igual.

– ¡Señora Melissa! – escuchó el grito eufórico de Carmen. Volteo para encontrarla, ella corre hacia mi y me abraza.

– Estaba muy preocupa por usted. – me dice.

– ¿Que pasó aquí Carmen? -

– El señor llegó hace unas horas, comenzó a golpear a los muebles. Rompió algunos de los vidrios y comenzó a sacar su ropa de la casa.

– ¿Está aquí? – le pregunto.

– Está arriba señora...– no escuchó lo demás porque corro hacia nuestra habitación.

No esperaba encontrarme con esta escena nuevamente.

Mis ojos se empañan de lagrimas y cierro la puerta. Camino lentamente de regreso topándome a Carmen de frente.

– Una mujer subió con el – me dice por último. La abrazo y me permito llorar.

– Carmen el me dejo – la abrazo fuerte – El cree que lo engañe, salieron unas fotos en las redes sociales donde salgo besándome con alguien más. El no me creyó cuando le dije que no era yo la de la foto. Le rogué que me creyera pero no quiso. – lloro con todas mis fuerzas.

– Le creo señora – me dice.

– Yo lo amo Carmen, pero- pero...

– ¿Que haces aquí? –

Suelto a Carmen y volteo a ver el dueño de esa voz.

PAIN & LOVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora