3. Egipto

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[Se supone que iba a actualizar ayer pero no puede así que aquí les dejo]

- joder - me queje cuando mi trasero golpeó el duro suelo.

La arena caía a los lados y miré el lugar oscuro y tétrico.

- ¡Abe ¿estás bien?! - escuche que gritaron desde arriba.

- ¡Si! - exclame levantándome, a los segundo escucho algo caer y encendi mi linterna.

Apunte y me encontré con una linda chica de cabellos rubios y ojos avellana.

- Bien, camina no tengo todo el tiempo - me dice de mala gana y me rio.

- Vamos Mina, a que te preocupaste por mi - le digo divertido.

- No te ilusiones Mateo - me dice y sigo negando con la cabeza.

Caminamos por un pasillo lleno de algunos esqueletos, arañas de arena o alguna lagartija.

- Esta es la pirámide del antiguo Faraon Críistano- me mira - Se dice que murió por envenenamiento y su puesto como faraón fue otorgado a su hijo más menor ya que según en la historia antigua el hijo mayor era considerado un altanero y codicioso - dice la chica.

- Si aja, mejor nos apresuramos en encontrar la cosa que vinimos a buscar, mientras más rápido - silvo - Más mayor es la paga - le digo y ella me mira - ¿Qué vinimos a buscar? - le pregunto sonando desinteresado.

- Las cenizas de la esposa del Faraón Thiajam - me dice y frunzo el ceño.

- ¿No que las personas en el antiguo Egipto las envolvían en papel y extraían sus órganos en frascos? - pregunto.

- Para la esposa de Thiajam no fue así, según unos manuscritos antiguos, su esposa fue condenada con un ave, algo parecido al ave fénix, el faraón mató a su esposa y la mandó a quemar, para que renaciera de las cenizas - dice Mina.

- ¿Matarla para luego revivirla? No entiendo nada - digo.

- Yo tampoco - me mira deteniéndose - Por eso estamos aquí - me dice y se da vuelta, suspiro y miro las paredes del lugar - ¡Anda camina! - Me dice cuando todo está en silencio y salto de mi lugar.

- Joder - susurro y sigo caminando.

(...)

Egipto año 106 M.a.d (mucho antes de Cristo)

- Mi señor - levante mi vista de aquella corona de oro y mire a fiel vasallo - La doncella a llegado - dice y suspiro.

Me levanto y me coloco la corona, camino por los iluminados pasillos del palacio hasta encontrarme a las afueras del lugar.

Bajo las enormes y extensas escaleras, me coloco a la par de mi madre que ya estaba con una sombrilla sobre su cabeza y mi hermano, con sus típicas vestimentas de guerra.

- Esas no son vestimentas para recibir a la prometida de tú hermano - oigo a mi madre hablar.

- De todas formas sea quien sea que casara con Thia, no le importara lo más mínimo que su cuñado vista como un Guerrero, madre - oigo a mi hermano.

- Jamny...

- Déjalo madre - le digo - No hay porque, déjalo así - le digo y miro al frente donde unos hombres cargan sobre sus hombros una cama con velos a los lados.

Un hombre formido y con vestimentas simples se alza sobre su caballo, se baja y camina hasta nosotros. Se posa en frente de mi y me mira frio.

Abraham Mateo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora