Tema: Hombres Lobo - Mate y Luna.
(Maraton 1/6)
Se dice que un Alpha no puede vivir sin su luna, una compañera de por vida. Una mate.
Se dice mucho sobre ellos, que hasta cruzan los horizontes más lejanos en busca de ella o él. No importará que fuera, genero, especie o por igual. La luna siempre bendecía aquel con un pedazo de ella.
Un pedazo de luna.
Todos tenemos un hilo rojo cuando llegamos al mundo, uno que se extiende y se extiende a lo largo de los años, que no puede romper, solo se estira y estira hasta que encontremos el otro extremo.
Lo único malo es que no se ve, no se siente, solo está hay, en espera que la persona indicada llegue a su vida, pero de eso se trata la vida.
Te encuentras con diferentes personas a lo largo de tú vida, solo está en ti averiguar quién es el indicado...
El sonido de una bocina hizo exaltar a Sarah de su lectura, rodo los ojos y cerró su laptop, la guardo en su mochila y recogió las cosas que faltaban.
Salió de su habitación con una maleta y la mochila colgando de su hombro, bajo las escaleras y se encontró con un ambiente estresante.
- ¿Recogiste tus cosas, cariño? - pregunta su madre apareciendo de la nada.
- Si yo...
- Perfecto ponlas en el coche que ya nos vamos, anda, anda - le empuja a la salida y Sarah suspira.
Camina hasta la parte trasera del coche, abre el maletero y pone sus cosas en orden, cierra el maletero y entra al coche, no tenía nada más que hacer así que solo tenia que esperar a sus estresantes padres.
Eran las vacaciones de Halloween, cada año su escuela celebraba la festividad con una gran fiesta, fiesta a la que nunca iba ya que sus padres no la dejaban salir hasta muy noche o viajaban a la casa de su abuela en Cadiz.
Le aburría el viaje en coche, pero desde que su padre le compró unos nuevos audífonos la cosa cambiaba.
Cuando noto que sus padres venían hacía el coche se puso los audífonos de una antes que escuchar las peleas de ellos.
El coche dio marcha y Sarah cerró sus ojos, seria un largo viaje.
(...)
Cadiz - San Fernando
- Oh pero mira como estas - dice su abuela risueña - Te ves como tú madre cuando era de tú edad cariño - le besa la mejilla mientras la estrecha más en sus brazos.
- Gracias abuela - dice Sarah y se separa - ¿Mi habitación es la misma? El viaje fue algo canson - le dice y la mujer asiente.
- Claro que sí cariño, ve no te preocupes. La verdad no se porque no vinieron en tren - dice la mujer mayor.
- A Ricardo le dan miedo los espacios pequeños mamá, es claustrofóbico - le dice su hija y la mujer mayor la mira mal.
- Si, me temía que fue por él - roda los ojos y Sarah decide huir del ambiente tenso que se creó en aquel vestíbulo.
Decir que su padre era santo de devoción de su abuela, era mentira.
Su padre y madre eran vecinos cuando eran más jóvenes, Ricardo, su padre, era un mujeriego que le gustaba jugar con las mujeres y su madre, Fernanda, era una hija de su casa, los valores de la familia y ser virgen al matrimonio. En su vida cuando llegaba siempre a Cadiz había presenciado los celos de su madre cuando una mujer se le acercaba y le decía "eres igual a tú padre" "eres casi igual a mí hijo" "tú padre no es un santo" y demás.
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