Cuando la mañana siguiente llegó, ambos amanecieron en el mismo lecho de amor. El aura del sitio era apacible, romántica, y muy tranquila. Manuel y Miguel, yacían abrazados. Miguel, durmiendo sobre el pecho desnudo de Manuel, y este último, con una mano aferrada en la cintura de su amado; aquello, estando exhaustos, después de una larga noche haciendo el amor.
Y, por supuesto, Eva ronroneaba entre ambos.
Era una escena muy tierna.
Fue Manuel entonces, quien se dignó primeramente a despertar. Con lentitud, abrió los párpados, dejando expuestos el brillo de sus tiernos ojos verdes. Observó somnoliento.
Y, lo primero que vio ante él, fue a Miguel, el hombre al que amaba, durmiendo plácido sobre su pecho desnudo.
Manuel sonrió con ternura. Sintió el pecho estallarle de amor.
—Buen día, vida mía... —susurró a Miguel, que permanecía aún dormido—. Mi niño hermoso, luz de mis ojos...
Dormido, Miguel suspiró. Manuel se sonrojó, y lanzó una tierna risilla. Sintió una cálida sensación en el pecho.
—Dentro de pocos días... —dijo despacio, alzando suave su mano, y acariciando el rostro a su amado, con suma delicadeza—. Tú y yo estaremos en nuestra casita, mi amor. Mañana, mañana es el gran día...
Manuel sintió de pronto, que tanto amor no cabía en su pecho. Con un brillo reluciendo en sus ojos, observó con aura enamorada a Miguel.
—Prometo que te haré el hombre más feliz del mundo, mi amor. Lo prometo...
Eva, que observaba enternecida aquello, comenzó a ronronear con más fuerza.
Ella también pensaba, que Manuel era un hombre muy tierno. El hombre perfecto para Miguel, su amo.
Hacían una pareja muy jodidamente hermosa...
—Te amo mucho, Miguel... —suspiró, y suave, le besó la frente—. Pronto seremos una familia. Tú, yo, y por supuesto... Eva —dijo, ladeando su mirada hacia la gata. Esta observó enternecida, y removió sus orejitas—. Compré una casita para nosotros, y para reiniciar nuestra vida, amor... tal y como siempre lo quisiste. No es una casa muy grande, ni lujosa... pero es perfecta para nosotros. Tiene un árbol, para que Eva pueda treparlo, y un patio bonito, para que tengamos muchos gatos. —rio despacio, y suspiró—. No fue fácil conseguirla... tuve que endeudarme por muchísimos años, y hacer horas extras todos los días. Terminé exhausto, pero... por ti, todo lo vale, Miguel...
Miguel sonrió entre medio del sueño, y suspiró. Manuel se sonrojó.
—Por ti soy capaz de todo, futuro esposito...
Susurró despacio, y volvió a besarle el rostro a Miguel.
Y, por varios minutos, se quedó a su lado, observándolo en silencio, susurrándole palabras de amor, y acariciándole el rostro con sumo cuidado.
Se quedó amándolo en silencio.
Hasta que entonces, Eva maulló; Manuel la miró.
Hambre; Eva tenía hambre.
—Déjame adivinar... ¿quieres desayunar? —susurró Manuel, divertido. Y Eva, volvió a maullar—. Ya... iré a darte comidita.
Eva removió sus bigotes, ansiosa, y de un salto, se adentró hacia la sala de estar. Despacio, Manuel retiró su brazo, que estaba por debajo de Miguel. Y, antes de alzarse desde la cama, besó los labios de su amado, en un suave roce. Inconsciente, Miguel suspiró.
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Entre el Callao y Miraflores | PECHI2P
FanfictionPerùxChile 2p/ Latin hetalia. En uno de los distritos màs distinguidos de la ciudad de Lima (Miraflores), Miguel, un joven peruano y pituco, acostumbrado a la buena vida, a la comida cara y el buen vestir, conocerà en un evento desafortunado, a Ma...