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— Estoy en un concurso en la universidad. — le dijo Naruto, el fin de semana siguiente.

Hinata definitivamente ya lo sabía, pero fingió demencia. Por la sanidad de los ochenta dólares que se había ganado en total, modelando para Sasuke, y de los cuales, ya se había gastado la mitad.

— Woah, ¿En serio?, ¿Cuándo es?— ella había dicho, haciendo su mejor esfuerzo por sonar creíble — ¿Crees que tienes chances de ganar? — esto último era verdad, estaba curiosa. Y también preocupada.

Sasuke había dicho que habían apostado, esperaba que nada malo.

— Claro, esta vez conseguiré una victoria. — sonrió Naruto.

— ¿Está vez? — preguntó.

— Sí, siempre voy contra Sasuke y él gana. — explicó, bajando su sonrisa a una nerviosa y avergonzada, mientras se rascaba la nuca. Se veía tierno, y sin remedio — Pero esta vez no. Estoy seguro que ganaré.

Hinata quiso ir a una iglesia y confesarse en ese mismo momento, sentía que acababa de cometer una traición en contra de Naruto, y una muy grave. Pero no podía decirle nada de aquello, simplemente no podía, porque quien sabe los problemas en los que se metería si lo hiciese. Se dijo que aguardaría a que la bomba cayese sola y a su tiempo, sí, porque a eso se había comprometido con Sasuke después de todo. A pesar de que ahora se arrepentía. No había considerado el contexto. ¿Cómo iba a saber que Naruto había querido ganarle desde hace tiempo a su mejor amigo? Si Sasuke ganaba, Hinata quedaría en la lista negra de Naruto. Aunque dudaba que este pudiera enojarse con ella... ¿O sí? Ósea, jamás le había visto realmente enojado, ¿Era posible?

— ¿Quieres ir a ver? — Naruto había dicho, sacándola del abismo mental en el que ella sola se estaba hundiendo, aunque igual, la pregunta que hizo no ayudaba. Hinata inmediatamente negó — ¿Por qué?

— No entiendo mucho de arte, y es probable que esté ocupada ese día.

Ocupada pidiéndole perdón desde su habitación, en caso de que no ganase.

Naruto rió — No he dicho el día aun — la miró acusadoramente —. No pongas excusas y ven. Me gustaría tenerte ahí, ¿Okay?

Maldito padre Hashirama, a Naruto le habían brillado los ojos, esta vez, realmente como los de un niño pequeño obteniendo su mayor deseo. Y lo más probable es que ella y Sasuke estarían a punto de pisotearlo todo. Hinata definitivamente quería ir y pegarse un tiro por lo que había hecho.

— Lo pensaré — se hizo la graciosa, para ocultar sus ganas de ahorcarse. Estas cosas le pasaban por idiota.

— No te hagas y ven. Me ofenderé muchísimo si no vas.

Esperaba que la pintura de Sasuke no fuese a superar la de Naruto, y es que en verdad no podría saberlo, ya que este no le había enseñado ni si quiera a ella el resultado final. Todo lo que se había limitado a decir es que era una completa sorpresa, de nuevo. Así que nadie podría ver su obra final hasta el mismísimo día del concurso. Sasuke incluso la había invitado a ir si quería, pero era algo a lo cual, Hinata, obviamente no planeaba hacer. Pero ahora que Naruto se lo había pedido, tan emocionando e insistente, simplemente no encontraba la manera de escapar de su red de mentiras.

Bueno, probablemente estaba exagerando.

Tal vez no era tan malo.

— ¿Entonces por qué estoy aquí? —

Gaara, indignado pero a la vez riéndose, preguntó cuando estaba siendo arrastrado dentro de la problemática y famosa universidad de artes a la que tanto Naruto como Sasuke asistían. A final de cuentas, Hinata no se había animado a ir sola a la masacre que se iba a dar ese día, y de la cual ella era en parte culpable.

Hey, vecino [Naruhina] En edición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora