Hey, vecino [Naruhina] En edición

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Odiaba tener insomnio.

Era algo de lo que Naruto sufría, desde que era un niño. Y aunque ya estaba acostumbrado a lidiar con eso estas alturas de su vida, seguía odiando cada vez que pasaba. No poder dormir podía ser solo molesto, en ocasiones, pero se volvía un verdadero problema cuando eras una persona que cargaba con responsabilidades cada mañana. Y él, no había pegado un ojo en toda la noche, a pesar de que estaba visiblemente cansado. Ya había hecho de todo para dormir. Tomar leche, quedarse muy quieto sobre la cama hasta esperar que el sueño se lo llevase, cambiar de posición, hacerse té de valeriana, ver un rato televisión y cerrar los ojos. Cuando vio que ya eran casi las cuatro de la mañana, supo que era inútil seguir tratando. Se puso a husmear en el teléfono hasta que, libremente, algo de sueño viniera a él, o ya amaneciera lo suficiente para irse a bañar y hacerse el desayuno. Una de dos, ya daba igual.

Kurama tenía suerte. Su perro sí que estaba disfrutando la siesta. Estaba durmiendo plácidamente, en la cama para perros que Naruto le había comprado y había colocado a los pies de la base de su cama. Incluso lo escuchaba roncar. Debía admitirlo, le daba envidia su propio perro en estos momentos. Ni siquiera se inmutó cuando se paró a estirar sus músculos, para nada, Kurama siguió durmiendo mientras él se acercaba a su ventana.

Alzó las cortinas, y comprobó que ya el solo había salido. Y quiso gruñir, frustrado. No había conseguido dormir nada aún.

Se encaminó al baño sin nada más que hacer entonces. Cuando salió con el cabello húmedo y una toalla envolviendo su cintura, Kurama seguía aún durmiendo...sobre la cama que no era suya. El muy astuto se había pasado a la cama de Naruto, y tenía la cabeza incluso sobre las almohadas. Pero, demasiado irritado para haber comenzado su mañana, Naruto simplemente rodó los ojos y dejó a su perro ser, mientras iba a ponerse algo de ropa. Un calentador negro y cómodo fue lo primero que vio y se puso, su playera color naranja favorita estaba doblada en los cajones, así que aprovechó de usarla también. Se dejó andar descalzo.

No sabía que hora era exactamente. Fue por su celular. Al contemplar la hora y ver que solamente eran las siete y media de la mañana, tuvo ganas de chocar su cabeza contra un muro. Era demasiado temprano aún, y él ni siquiera tenía universidad hasta las diez. ¿¡Qué demonios haría hasta entonces?!

— Ahh, sol — se quejó, cuando bajó a la sala, y esta estaba inundada en luz por el reflejo de las ventanas y la puerta de vidrio que daba al patio.

Naruto no era alguien bueno durante las mañanas.

Y a pesar de haberse bañado, aún tenía un pésimo aspecto. Se había visto en el espejo cuando aún estaba en el baño. Tenía unas pequeñas ojeras, el cabello demasiado crecido y también una sombra de la barba que le estaba saliendo. Sin duda debía irse a cortar el pelo, usualmente se hubiera afeitado enseguida también, pero las ansias de comer le estaban ganando. Su estómago ya le había rugido hace dos horas atrás, pero no había querido comer en mitad de la madrugada. A pesar del sol tenía frío. El viento que corría en las mañanas era helado, y él, que recién salía de bañarse, con el cabello aún mojado y el cuerpo un poco húmedo, podía sentir aún más las corrientes de aire quemándole la piel. Sin embargo, trató de ignorarlo, porque realmente tenía hambre y sentía que el abdomen se le iba a rasgar desde adentro.

Se hizo un omelet con pan tostado y una taza de café. Ya no tenía sentido aguardar por el sueño cuando ya estaba bañado, vestido y desayunando. Cuando terminó, dejó los platos sobre el lavadero y decidió lavarlos más tarde. Se sirvió otra taza de café y salió al porche de su casa con esta en manos, aún sin zapatos y con las llaves del auto. El día anterior, con el agotamiento y pereza que tenía, no había bajado su mochila de la universidad, y necesitaba vaciarla un poco, ya que no sería necesario llevar tantas cosas para ese día.