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— Hi-na-ta.

— ¿Sí? — dijo ella, fingiendo inocencia hasta que el rostro de obviamente-no-me-la creo de Toneri, se apareció a un par de metros del suyo, relinchando tal y como un caballo. Se veía bastante indignado, pero Hinata lucía tan imperturbable como una pared a decir verdad. — ¿Sucede algo? — preguntó.

— "Sicidi ilgi" — Toneri imitó con muecas en el rostro— ¡Claro que sucede algo, señorita! Llevo media hora diciéndote mis problemas amorosos y no me has prestado nada de atención. Mala amiga, desconsiderada, cruel. La próxima vez que necesites un baboso que te cargue la mochila no cuentes conmigo.

Hinata rió con ganas luego de poner los ojos en blanco.

— Perdón, perdón — pidió, colocándose bien el uniforme, a la vez que Toneri comenzaba a devorar su sándwich de atún con resentimiento por cada mordida. Pobre sándwich—. Estaba pensando en algo y me perdí. Ya me conoces. Lo siento, ahora sí te escucho. Dijiste algo de que fuiste al centro comercial con Shion, ¿Qué pasó?

Toneri la miró claramente con duda en lo que decidía si volverle a contar o no, y se terminaba su comida.

Por otro lado, Hinata había mantenido oculta la razón de su distracción sin querer. Lo que realmente la había tenido tan absorta fue recordar la pequeña conversación que había tenido con Naruto esa mañana antes de ir al colegio. Se habían reído y este la había vuelto a llamar Hina, eso último la impresionó como le agradó. No pensó que volvería oír ese apodo en tan poco tiempo, era lindo porque significaba que se estaban agarrando más confianza. O eso suponía a ella. Sin embargo no duró tanto ya que al parecer, Naruto tenía algo que hacer y ya iba tarde. Eso también la tenía algo intrigada, eran casi las siete de la mañana entonces, definitivamente muy temprano. Y usualmente Naruto jamás estaba por ahí a esas horas. Hinata apostaba que era porque el chico debía de seguir durmiendo largo y tendido en su cama hasta que la universidad empezase. Suertudo. Ella esperaba tener horarios decentes y que no la obligaran a levantarse tan temprano cuando le tocase ir a la universidad.

— ¡Cuéntame otra vez!— insistió, medio fastidiada, porque Toneri seguía algo rencoroso frente a ella. Le había salido muy sensible el chico— Esta vez sí escucharé.

Toneri rodó los ojos, ya sin ganas, pero sabiendo que necesitaba de todas formas el consejo de Hinata si quería arreglar su asunto con su novia, Shion, que estaba furiosa con él en esos momentos. ¿Y cómo no? No se requirió mas prueba que en el exacto segundo en que Toneri iba abrir la boca al fin, Shion, su novia, apareció caminando frente a ellos con su grupo de amigas y enseguida les torció la cara y pasó de largo. Hinata confirmó que debía ser algo malo, y se lo hizo saber a su amigo con la cara que puso. Aun así, con un suspiro comenzó a relatar las desdichas de su vida de nuevo, y una por una, para que Hinata pudiese ayudarlo a comprender qué hacía mal y cómo arreglarlo. Esperó unos largos veinte segundos después de terminar de contarle todo, para luego escuchar el veredicto de la chica, solo para recibir un:

— Así que Shion está molesta, porque tú...— ella lo señaló, casi con una sutil pizca de odio y fastidio en los ojos, a la que Toneri  no pudo evitar sentirse levemente confundido e intimidado — tuviste la genial idea de llamarla gorda cuando te pidió tú opinión sobre unos pantalones.

— ¡No le dije gorda! — Toneri exclamó, harto y alzando los brazos al aire, dejándolos caer al instante otra vez.

— Pero se lo diste a entender, idiota. — Hinata contraatacó, dándole un golpe en la nuca por inepto en el proceso — A ninguna chica le gusta que su pareja le diga esas cosas. Es obvio que debes ir y disculparte con ella.

Hey, vecino [Naruhina] En edición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora