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Después del incidente donde Hinata quedó traumatizada de por vida, y de que santificó todo el lugar (No bromeaba cuando dijo que lo haría, se gastó una fortuna en incienso y velas y con suerte no invocó al diablo accidentalmente), ella no se atrevió a asomarse por la ventana durante una semana entera y, peor aún, a ver a su vecino a la cara de nuevo. Esto último porque simplemente no se veía capaz de volver a ver a Naruto frente a frente sin recordar la imagen de sexo que ahora tenía de él junto a la otra chica. No, claro que no. Sentía que su expresión la delataría, porque no podía evitar ponerse roja como un tomate y querer desviar la mirada a otros lados. Y es que, ¿¡Por qué diablos tenía que haber usado calzoncillos apretados también?! Solo empeoraba la maldita situación.

— Oye, Hinata — TenTen un día dijo en el almuerzo —. Tengo curiosidad, ¿Qué tal esta tu vecino?, ¿Sigues espiándolo?

— Nunca lo volveré hacer. Jamás.

Ya había aprendido esa lección hace mucho tiempo, ya sabe cuán importante es respetar la privacidad de otros, y es por eso que jamás volvería a abrir esa cortina a no ser que fuese estrictamente necesario; porque al parecer, Naruto aun no se daba cuenta de eso acerca de su propia privacidad, y el uso necesario de las cortinas como tal. Así que sí, el uso de estas era ahora rigurosamente necesario, cabe decir.

Había estado evitando cruzarse con Naruto a toda costa desde entonces, y ha sido como vivir la odisea en carne propia. Antes eso hubiese sido muy fácil, después de todo sus horarios y rutinas eran diferentes, y Naruto solía ignorar su total existencia sin mucho esfuerzo. Pero ahora, las cosas habían cambiado, y vaya que sí. A la Hinata de hace unos días no le habría importado mucho, y hasta hubiera estado algo feliz de tener a Naruto como una constante presencia más activa en su vida. Claro, eso fue hasta el sexo en la ventana que presenció en contra de su voluntad y que, en estos momentos, parecía imposible ignorar a Naruto y que este la ignorase a ella también. Tan solo el primer día después de lo ocurrido él había estado parado en su porche, recogiendo un paquete, cuando la vio y no dudó en tratar de acercarse a saludarla. Hinata apenas había dicho "Hola" y simuló llegar tarde a clases para luego salir corriendo calle abajo. Había procurado no asomarse cuando Naruto sacara a pasear a Kurama, para no revivir momentos como los de esa mañana. Pero igualmente falló, porque la segunda vez que se encontraron pasó, y fue cuando Hinata había estado sacando la basura una noche, y como si los astros la odiasen, Naruto también estaba ahí sacando la suya.

¿¡Cómo era posible!? Jamás habían sacado la basura al mismo tiempo. ¡Jamás! Literalmente ni una sola vez desde los cuatro años que llevaban viviendo ahí.

— ¿Quieres ayuda con eso? — Naruto le había preguntado amable, refiriéndose a una de las enormes bolsas que Hinata cargaba, y es que llevaba dos. Naruto sin esperar una respuesta sin embargo, ya que Hinata se había quedado de piedra sobre su lugar y con una sonrisa nerviosa, quitó una de las bolsas de sus manos y rápidamente la depositó en el contenedor. Pero lamentablemente cuando se giró sobre si mismo de regreso, Hinata ya estaba varios metros lejos y casi a la entrada de su propia casa. Y aún con la otra funda de basura en la mano.

Sip, ella definitivamente había nacido para disimular.

— ¡Gracias! — gritó — Buenas noches, vecino.

— Ah, buenas noches. — fue lo último que Naruto pudo decir, sin saber exactamente qué cara poner ante la rara actitud de su vecina.

Para la tercera vez Hinata comenzó a pensar que esto sí era obra de algún ser divino que no la quería, había estado medio bromeando antes, pero esto ya era en serio. Tal vez debía colgarse y ver si en la siguiente vida le iba mejor, porque esto estaba asqueroso. Exigía un reembolso. Porque, sin lugar a dudas, encontrarse tantas veces con su vecino cuando menos lo quería no era algo de lo que había sufrido durante todo ese tiempo que había estado viviendo en el mismo barrio junto a él, y no podía ser posible tampoco, eso según las estadísticas y las matemáticas sobre la teoría de la probabilidad. Y aún así, ante todo pronóstico, el mismísimo Naruto Uzumaki estuvo parado en la sala de su casa aquella tarde, cuando ayudó al padre de Hinata a desembarcar la nueva mini-refrigeradora del carro hacía dentro de la casa.

Hey, vecino [Naruhina] En edición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora