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Hinata a veces, sí pensaba que los astros se alineaban para joderla. Y es que habían tantas "coincidencias" en su vida, que no podía llegar a ser posible de por sí solo. Y ese día, para variar, se estaba llevando una sorpresa poco agradable, a decir verdad.

Bueno, al menos no era la única.

— Hola, Na-

Las palabras de la chica frente a sus ojos, se frenaron de inmediato, tan rápido en cuanto visualizó a Hinata parada sobre el umbral, como la persona que le acababa de abrir la puerta en ese instante.

— H-hola. — y eso, fue todo lo que pudo decir Hinata, sin poder evitar tartamudear un poco, y claramente percibiendo esa vibra poco agradable que le transmitía la chica pelirosa frente a ella.

Se formó un silencio incomodo, o más bien, solo lo era para Hinata, porque Sakura más parecía irritada que otra cosa. Estaba guapísima, en esa falda a cuadros y botas negras altas, que estilizaban perfectamente sus largas piernas de bailarina. Pero su cara por otro lado, era lo que arruinaba su belleza natural. No hacía falta decir, que no parecía estar muy contenta de que Hinata estuviese ahí, que por cierto, andaba descalza, en un vestido morado que le llegaba hasta arriba de la rodilla y usualmente usaba para dormir, y con el cabello en todas direcciones. Definitivamente no tan glamorosa como la nueva visita.

— ¿Sakura, no? — Hinata finalmente dijo, tratando de romper un poco el hielo. Era obvio que estaba fallando.

— Sí. Tú eres Hinata, supongo — contestó Sakura, sin mucha gracia, y tratando de relajar sus expresiones faciales, pero fallando miserablemente en el intento también.

Esto era malo.

Sin embargo, ambas podían estar de acuerdo en algo. Y es que ninguna de las dos había esperado ver a la otra, cuando la puerta se abrió. Pero ahora eso no importaba, ya era muy tarde, porque ahí estaban. Sí, lamentablemente ahí estaban. Hinata apostaba a que una pregunta debía estar rondando en la cabeza de Sakura, en ese mismo instante, y esa era: ¿Qué demonios hacía la vecina en casa de Naruto? Al mismo tiempo que ella misma, también se preguntaba qué había hecho para merecer esto. Hinata no podía creer su mala suerte a veces, los propios límites de su desgracia la sorprendían a veces. Debía hacerse una limpia, porque estaba más salada que el mar últimamente. Parecía todo un mal chiste. Suspiró internamente, mientras Sakura se cruzaba de brazos, sin saber qué exactamente hacer tampoco, y podía decirse lo mismo en el caso de Hinata. No tenían ni idea de qué proseguía ahora.

Tal vez, lo más lógico era dejar a Sakura entrar, pensó el cerebro de Hinata al instante, y se auto palmeó por idiota.

— Naruto esta en el baño — explicó, abriendo más la puerta —. Pasa. — le dijo, haciéndose a un lado para que esta pudiera ingresar a la casa, y Sakura así lo hizo, casi que demasiado rápido. Hinata se encogió de hombros.

— Gracias. — la escuchó decir en lo que cerraba la puerta, aunque el tono de voz de Sakura había sido gélido. No se molestó realmente por la poca amabilidad de la chica hacia su persona, ya que Hinata tampoco sentía muy de su agrado a la pelirosa.

Oficialmente, ya era un hecho que ambas no se agradaban del todo. No había que ser un genio para notarlo, Hinata lo había podido ver desde la primera vez que se conocieron, y aunque había intentado darle el beneficio de la duda, ya que Naruto había dicho que Sakura era buena persona, parecía que esta seguía manteniendo la misma opinión de la vez pasada, y el sentimiento malo continuaba. Y siendo sinceros, Hinata tenía muchísimas ganas de ignorar a Sakura e irse de ahí, pero no podía ser maleducada con la chica.  Después de todo, ella era la amiga mejor amiga de Naruto, y también había sido su novia por dos años (según lo que recordaba de las cosas que este mismo le había dicho). Ahora eran exes, pero seguían llevándose, y Hinata sabía que existía algo muy complejo aún, detrás de todo. Naruto y Sakura debían tener asuntos sin resolver todavía, o no estarían teniendo sexo en la ventana cuando se supone que llevaban años sin ser pareja, ¿Verdad? Pero Hinata había decidido no indagar en ese asunto, porque ya era claro que jamás le diría a Naruto lo que había visto, pero también porque el tema en sí, le incomodaba. Lo que estaba claro, era que no podía ser ruda con Sakura. Además, no se caían bien, pero tampoco le habían hecho nada malo a la otra, como para ser groseras entre sí; así que solo debía aguantar, hasta que Naruto volviese del baño.

Hey, vecino [Naruhina] En edición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora