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La época los estaba matando.

Sí, así de fácil ambos se habían rendido, a pesar del optimismo que trataron de meterse al otro.

Se supone que la Navidad es momento para relajarse, de pasar en familia y cero preocupaciones. Pero, lamentablemente, eso solo aplicaba a sí eras un niño, porque parecía que con cada año que crecían, esa idea de la navidad se distorsionaba. Hasta quedar en algo casi irreconocible, una fecha mundana cualquiera a veces.

Ni Naruto, ni Hinata, la estaban pasando bien.

Ya llevaban una semana sin salir o verse por más de un rango que no sea el de cinco minutos, y solo vivían a base de chats cortos, que ni siquiera se contestaban a la misma hora que se los enviaban. Quién pensaría que, justamente a ellos dos, se les vendrían las obligaciones y pendientes encimas juntas en el mismo mes, pues ellos no. Y vaya ilusos.

El amor había hecho que Hinata olvidara que a mediados de diciembre tendría los aportes del último parcial del año, luego de eso tendrían las vacaciones de Navidad y cuando volvieran después del Año Nuevo, los exámenes finales serían una masacre para ella y su grupo si sus intenciones eran llegar a la graduación. Sin duda el año escolar se había ido volando rápido, demasiado rápido, especialmente en los últimos meses para ella. Fue por eso que casi entró en pánico cuando se dio cuenta de la cantidad de tareas que debía de entregar, los cuadernos que tenía que completar antes del plazo y otras actividades extra que tenía pendientes para ganarse puntos que podría necesitar en materias que no eran su fuerte, como Física. Estaba jodida, pues nunca había dejado que se le acumule tanto material para una fecha. Eso sin contar que debía estudiar para los aportes.

No sabe quién fue el genio que se le ocurrió poner lecciones antes de Navidad, como si dijera: "Saquémosle la puta a estos chicos antes de enviarlos a su casa  por unos días y luego seguir extorsionándolos como si nada" , pero quien sea que fuera el desgraciado, esperaba que en la próxima vida le tocara ser una de esas sillas que ponen en lo edificios públicos para la gente harta de mierda que se tiene que aguantar todo el día ahí, en esas instalaciones del asco que parece que se van a derrumbar con solo soplar.

Inicio diciembre dispuesta a matarse así misma y al resto, con tal de no dejar caer sus notas, y con el estrés en la punta del monte Everest.

Por otro lado, Naruto estaba más o menos igual. Justamente uno de sus profesores decidió enviarle a su clase un proyecto grupal larguísimo y complicado, y que esperaba ver los primeros resultados luego del Año Nuevo. Y para variar, no le había tocado exactamente unos ángeles por compañeros. No. Él tenía a un montón de gente estresante, a la que perfectamente ya podía imaginarse así mismo cayéndoles a putazos limpios uno de estos días. Jamás había odiado tanto a la raza humana como en esos días. Pero mantendría la fe hasta el veinticuatro de Diciembre, luego de eso, se armaba Troya y la tercera guerra mundial juntas si sus compañeros, unos vagos de mierda cabe decir, no se componían y comenzaban a hacer sus partes del trabajo. Naruto lo juraba como que comería sobras del pavo y relleno hasta febrero, si o si. Y por si no fuera poco, tenía otras tareas que se veía en obligación de cumplir hasta el último día antes de las vacaciones navideñas, pues parece que a algunos profesores se les había acabado antes de tiempo, el poco espíritu de bondad que les quedaba.

Sin duda él se hallaba en malabares. Pues, además de sus labores como estudiante universitario, también tenía trabajo, pues había cogido todos los turnos extra que pudo y le ofrecieron. Con la venida de su familia y la temporada de regalos, etc, tener algo de dinero extra le caía bien y era necesario. Sin contar que aún estaba ocupado en los arreglos de la cena para ese día. Pues debía encargarse de llamar a cada uno de sus parientes para calculares la cuota, cobrarles el precio, fijar la hora, organizar dos menús diferentes, comunicarse con el servicio que iban a contratar y demás cosas de las cuales, solo tenía listas la mitad. Y ni siquiera había comenzado a decorar su casa aun, y es que sin duda, una vez que su viejos pisaran la casa, lo primero que haría su madre sería asegurarse de que las decoraciones estuviesen perfectas. Con el árbol de navidad para los regalos, las luces, los renos, etc.

Hey, vecino [Naruhina] En edición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora