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Naruto había pasado las últimas dos horas en estado nervioso, y eso era muy malo cuando trabajabas haciendo piercings.

— Amigo — escuchó que le llamaron, y de inmediato supo quien era, pues en ese local no había nadie que le dijera "Amigo" excepto Shikamaru, quien era también el dueño de la tienda donde trabajaba —. Te veo algo raro, ¿Pasó algo?

Naruto se sacó los guantes y se levantó de la pequeña estación que le habían proporcionado cuando llegó a trabajar ahí. No quería decir que estaba preocupado ante su jefe, que la verdad apenas era unos años mayor, pero se sentía algo ridículo admitiendo su pequeño malestar cuando ese día en la mañana había insistido por teléfono en que estaba perfecto para coger los turnos del lunes. Una de las piercers había tenido una situación urgente y no podía ir a cubrir su horario ese día, así que Shikamaru le había llamado para pedirle que viniera. Naruto trabajaba solo los fines de semana y los viernes, debido al poco tiempo que disponía, pero afortunadamente las clases de la universidad que tenía en la tarde se cancelaron, y ya qué, nunca había que perder la oportunidad de hacer dinero. Fue enseguida y había pasado toda la tarde ahí trabajando, como normalmente hacía. Hasta que Hinata le había llamado durante su receso.

— No es nada — respondió Naruto a Shikamaru —. Es que no he comido y me olvidé de desayunar.

Sonrió apenado, porque era cierto, había olvidado comer porque se había atrasado con las entregas de los dibujos que hacía a parejas de su universidad para ganarse algo de dinero extra, estuvo toda la mañana encargándose de eso. La mano le dolía un poco, podía decir qué tal vez se veía pálido, se sentía algo cansado y sumándole a lo que escuchó en el teléfono hace un tiempo atrás. Sí, definitivamente podía entender que Shikamaru lo haya visto extraño.

Su jefe abrió los ojos sorprendido.

— Son las cuatro de la tarde, ¿No has comido absolutamente nada? — preguntó, realmente parecía preocupado por el mal hábito de Naruto.

— Unas galletas en el camino acá.

— Mira — Shikamaru se movió, cambiando de lugares a la pequeña estación —. Te doy un descanso de una hora y media, anda come algo, descansa y luego vienes a completar el horario, ¿Entiendes?

— No es necesari, Shika — dijo Naruto, llamándolo por su apodo —. Además, hay una cita programada para las 4:15 p.m

— Yo atenderé las citas que hayan hasta que vuelvas — contestó el hombre, comenzando a  organizar su espacio —. Así que anda rápido o te dejo morir de desnutrición, tú elección.

— Tan lindo como siempre — se burló Naruto, sin más opción realmente, que encogerse de hombros y dejárselo todo a Shikamaru por una hora y media. Le dejó diciendo las citas programadas y los piercings que se iban a hacer las personas que venían, antes de ir por sus cosas al casillero y despedirse para ir a comer —. Gracias Shika ¡Eres el mejor jefe! — exclamó gracioso antes de salir por la puerta, ganándose una sonrisa malévola por parte del hombre y otras risas genuinas de parte de los empleados que habían escuchado eso último.

Cuando se montó a su carro sacó el teléfono y le escribió a Hinata para decirle que iría a comer a la plaza de la calle X y encontrarse ahí. Casi envió el mensaje como si estuviese enviando una sentencia de muerte. Sea lo que sea, comenzó a conducir en dirección a la plaza, que quedaba a unos cinco minutos en carro desde su trabajo,  y en el camino vio que Hinata le había respondido que estaba en camino. Suspiró, bueno, esperaba que ese lunes fuera de su suerte, aunque hasta ahora iba siendo un día muy cansado. Después de todo, se suponía que ese día hablarían finalmente sobre los dos, o eso suponía, pues Hinata le había dicho que no el iba a decir sí, pero tampoco no.

Hey, vecino [Naruhina] En edición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora