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Ese día el ambiente parecía muerto. Como si una bomba hubiese explotado, y acabado con todo ser vivo a su paso.

— ¿Chicos? — Hinata preguntó, atemorizada del rostro ojeroso y algo escalofriante que compartían sus dos mejores amigos — ¿Qué les pasa?

— ¿¡Que qué nos pasa?!— gritó de repente TenTen, llamando automáticamente la atención de todos en el salón, pero importándole muy poco, siguió moviendo las manos de forma frenética en el aire.

— Ya se venció el plazo para encontrar a alguien que ayudase con la escenografía del club, y aún nadie puede — Toneri lloriqueó sobre su asiento —. No sé para qué mierda me ofrecí a esto. No puedo ni con mi vida y voy a encontrar una persona con talento para dibujar paisajes. Soy un fraude.

Hinata rodó los ojos, claramente sus amigos exageraban un poco. Pero como parte del grupo, y aunque no era su problema, ya que ella no estaba en el club de teatro, ahora le tocaba intervenir. Todo con tal de ayudar a que sus dos mejores amigos no acabaran sumidos en la depresión y, en el caso de TenTen, la locura. Así que tomó la primera silla que vio, la arrastró cerca del puesto de esos dos, y se sentó tranquilamente para poder discutir el asunto.

— ¿Están seguros de que les han preguntado a todos? — Hinata dijo— Debe haber alguien que estén olvidando.

— Ya le pedimos a todos los que conocemos y no, no pueden. Ninguno de ellos.— Toneri contestó — Siempre tienen una excusa los bastardos.

Considerando que algunas de las personas de las que hablaba estaban en el mismo salón con ellos, Toneri afortunadamente había dicho lo último en voz baja. Aún así, su respuesta seguía sin ayudar mucho, era más desalentadora que otra cosa. Hinata miró a Tenten entonces — ¡Oh, vamos! — exclamó esta cuando lo notó — Pasé las últimas semanas insistiendo a quien sea.

— ¿Quién sea?

— Sí, quien sea — confirmó —. A los del segundo y primer grado, incluso a los de la clase D, y esos son unos animales. Lo único que-

Se calló abruptamente. Toneri, aún lado, también pareció ponerse rígido sobre su silla y se quedó quieto.

— ¿Qué pasa? — Hinata preguntó confundida, al ver cómo repentinamente ambos guardaban silencio, y se lanzaba mirada de terror el uno al otro.

Pensó que las cosas no podían ponerse más extrañas, hasta que Toneri, después de dos segundos, abrió los ojos como platos. Parecía que se le acababa de ocurrir una idea. Se levantó bruscamente de su asiento, con un rostro tan lleno de asombro y ansiedad que parecía haber visto a su villano favorito del anime, salir de su celular. Hinata no entendía qué estaba sucediendo en absoluto.

— Aún queda alguien. — dijo él, su voz ronca.

TenTen enarcó una ceja, no parecía convencida de nada tampoco.

— ¿Ósea que existe alguien que les pueda ayudar? — Hinata cuestionó a lo que ellos asintieron, uno con seguridad y el otro con desconfianza — Genial, vayan y pídanselo amablemente entonces.

— Es que ahí, — señaló TenTen — tenemos un problema.

— ¿Problema? ¿Por qué?—

— Sí, verás, la única persona que puede ayudarnos es...— TenTen se pensó la palabra antes de terminar — algo escalofriante.

— ¿Qué, acaso tiene algún fetiche raro u algo?

Toneri y TenTen voltearon a verse, mientras Hinata sentía que estaba a nada de golpear a sus dos mejores amigos si no dejaban de actuar tan sospechosamente extraño y le hablaban de una vez. Iba hacerlo, definitivamente. Pero justo la campana sonó y, cuando menos se dieron cuenta, tenían al profesor poniendo sus cosas sobre el escritorio, listo para iniciar clases. Así que tuvo que esperar dos eternas horas de matemáticas, olvidando por completo las ganas de agredir a sus amigo cuando la hora acabó. Hinata apenas y pudo cerrar su cuaderno, cuando fue arrastrada hasta el patio trasero de la escuela. Estaba muy molesta, no era una buena combinación la que estaban haciendo sus amigos, especialmente luego de que salieran de una de las peores clases que había tenido en su vida, ya que había estado tan difícil, tanto que Hinata ni siquiera confiaba en que Ino, su rival, hubiese entendido una mierda.

— ¿De dónde diablos sacó el 25? — le había dicho esta en susurros, cuando estaban en la mitad de la clase.

Hinata, si hubiera podido, le hubiera ayudado. Después de todo, su rivalidad no les impedía darse un poco de apoyo de vez en cuando. Lamentablemente, ni si quiera había entendido cuál era la maldita fórmula que, Kakashi, el profesor, había usado para resolver el ejercicio. Así que sí, era probable que se pasara esa tarde revisando sus apuntes, para tratar de entender la peor materia existente sobre la faz de la tierra, y eso ya era suficiente para ponerla de mal humor. Toneri y TenTen parecían querer adelantar sus muertes, por otro lado. No paraban de empujarla por en medio de los pasillos, para ir quien sabe a dónde exactamente, y para hacer qué; con el tremendo estrés que Hinata ya se cargaba.

Pero, al llegar, absolutamente, todo, y es decir, cada parte de su enojo, se diluyó. Hinata se quedó sin palabras ante la escena que estaba ocurriendo frente a ella.

Podía decir, que jamás en su vida había visto a un solo chico golpear tan salvajemente a otros cuatro. Era como una bestia en agilidad, defensa y ataque. Esquivaba cada golpe con facilidad, y derribaba a sus otros contrincantes con rapidez. Era un chico pelirrojo de estatura promedio, que tenía el uniforme hecho jirones y los puños vendados, parecía que no era la primera vez que peleaba, o, que al menos se topaba con los tipos que estaba moliendo, a juzgar por los insultos que se daban. Hinata no podía quitarle la vista de encima, jamás había visto una pelea como esa en su vida. Eran cosas que veías en las películas o leías en libros, definitivamente no en vivo y en directo, a tan solo un par de metros de donde estabas. Y estaba el hecho de que el chico pelirrojo le llamaba la atención. Su apariencia de por sí era muy llamativa, pero Hinata sentía que lo había visto de antes.

Como sea, aún así estaba algo asustada por el sonido de tanta violencia, mientras a su vez, se recriminaba internamente por no poder recordar de dónde lo había visto antes. Alguien con ese color de cabello no podía ser tan fácil de olvidar.

No era en clases, y tampoco los recreos, jamás le había visto por ahí hasta hoy. ¿De dónde diablos TenTen y Toneri lo conocían?

— ¿Cómo se llama? — fue lo único que pudo articular, en medio de la escena que ella y sus amigos estaban presenciando, desvió la vista cuando vio sangre. Estaban ocultos detrás de unos pilares, cerca del salón de música. Toneri y Tenten parecían más horrorizados que ella.

En otras ocasiones, Hinata se sentiría igual que ellos, pues no era partidaria de las peleas ni nada por el estilo, siempre escogiendo ser pacífica antes que la violencia. Sin embargo no entendía por qué en esta ocasión en especial, no lo sentía del todo así. Sintió aquello como familiar, algo que estaba dentro de algún recuerdo suyo. Se esforzó por saber qué era.

— Gaara. — finalmente contestó Toneri al rato, sin despegar la vista de enfrente — Llegó a comienzos de este año, y aunque no llamó la atención en un principio, un día simplemente se volvió problemático.

— Gaara, eh — Hinata murmuró, hasta el nombre le sonaba dentro de su cabeza. Hizo más esfuerzo por recordar de dónde había oído eso antes.

— Incluso sí es violento, participó en un concurso de dibujo hace tres meses. Ganó el primer lugar, pero como no estaba en el club de arte la escuela no le hizo un reconocimiento frente a todos.

— ¿Entonces cómo ustedes lo saben? — preguntó.

— Sai, un amigo que pertenece al club de arte— explicó TenTen —. Él participó en el mismo concurso y perdió contra Gaara. Nos lo había dicho cuando le fuimos a pedir ayuda para la escenografía, pero no pensamos que sería necesario recurrir a ese chico.

— Hasta ahora. — Toneri finalizó.

Ahora entendía porque estaban tan asustados de pedir el favor, ella también lo estaría si tuviera que hacerlo. Sin embargo, incluso cuando ciertamente el pelirrojo se encontraba peleando en frente suyo y parecía ser escalofriante, algo le hizo decir lo que dijo después de haber llegado a esa conclusión.

— Si quieren — comenzó —, yo podría intentar pedirle el favor.

No, definitivamente no sabe por qué lo hizo.

Hey, vecino [Naruhina] En edición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora