- Jaehee. -toqué su espalda para captar su atención puesto que estaba concentrada en la lista de invitados. Le habían puesto un atril junto a la puerta para comprobar que los invitados que accedían a la fiesta estuviesen en su minuciosa lista. – Siempre tan trabajadora. – halagué su esfuerzo antes de que alzase del papel sus cansados ojos.
- ¡Señorita! -exclamó. Detestaba que fuese tan correcta conmigo porque después de todo lo que habíamos pasado, por lo menos, tendría que estar en su friendzone. -Me alegra mucho que haya aceptado nuestra invitación.
- No hace falta que seas tan formal. -le sonreí.
- Perdona, estoy con el modo formal activado y me es imposible desconectar. -bufó, alzándose las gafas con su delgado dedo. - ¿Tiene la invitación en el móvil? -me preguntó, sujetando un lector de códigos QR.
- Sí. -contesté un poco fría.
Me gustaría dejar claro que entendía, perfectamente, que el estrés que Jaehee estaba viviendo hacía que actuase más indiferente, pero tal vez, esperaba más confianza e interacción entre nosotras porque llevábamos mucho tiempo sin vernos. Probablemente, cuando termine de recibir a los invitados y se una a la fiesta, podremos encontrar un ratito para hablar de nuestras vidas, aunque solo sea para escuchar las alabanzas que destinaba siempre al trabajo de Zen.
- Perfecto, bienvenidos a la fiesta. -me sonrió débilmente.
- Gracias. -respondí, guardando mi móvil en mi bolsito.
Dado que, una encantadora pareja de invitados aguardaba detrás de nosotros para acceder al establecimiento, Jaehee desvió la atención para atenderles sin demora. Con tristeza, me despedí educadamente de ella y crucé el umbral de la puerta, dejándome caer en el atlético brazo de Vander.
- Tranquila. -susurró. -Seguro que estaba ocupada. -me sonrió, mostrándome su blanquecina dentadura.
Vander siempre tenía las palabras mágicas, no sé cómo lo hacía, pero siempre sabía decir lo que necesitaba escuchar. Quizás, mi cara expresaba, mejor de lo que me pensaba, mi estado de ánimo y, por ello, Vander adivinaba lo que pasaba por mi cabeza. No obstante, prefiero pensar que era un mago poderoso que leía las mentes y mandaba hechizos de amor en cada una de sus tiernas palabras, encantamientos que llenaban mi corazón de dulzura.
Cuando el elegante trabajador nos abrió la puerta del salón, donde se iba a celebrar el evento, un intenso aroma a rosas penetró por mis pulmones. El lugar era tan maravilloso que, por un instante, pensé que nos habíamos equivocado de dirección. La sala parecía extraída de un catálogo de palacios de verano, era tan majestuosa que, a cada paso que daba, me hacía sentir más pequeña.
- Vaya. -exclamó Vander desde la puerta. - ¿En tu anterior trabajo eras prostituta de lujo?
- ¡Qué! -le golpeé. - ¡No!
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Guardaré tu sabor
FanficAdvertencia: La historia contiene escenas eróticas para adultos. Después de que V me abandonase por Rika, y que esta por despecho me expulsara de la RFA, no me veía capaz de continuar con mi vida normal. Seguía enamorada de V, pero gracias a la ayud...