Advertencia: La historia contiene escenas eróticas para adultos.
Después de que V me abandonase por Rika, y que esta por despecho me expulsara de la RFA, no me veía capaz de continuar con mi vida normal. Seguía enamorada de V, pero gracias a la ayud...
Pero... ¿Qué habría ocurrido si hubiera tomado otra decisión?
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De repente, el sonido de la puerta pausó mis pensamientos para enfocarme en el secuestrador, que adentraba en la jaula con una brillante sonrisa. Me di cuenta de que se había cambiado de ropa porque, ahora llevaba un vaquero claro de Levi's y una camisa de color crema abierta hasta el cuarto botón. Quizás, se había cambiado de ropa después de ducharse puesto que llevaba el pelo mojado. Todavía se podían ver algunas gotitas que caían con rapidez de sus mentolados cabellos. Odiaba admitir que era demasiado guapo para ser tan maligno.
- Nubecita, ¿estás bien?
- No... -contesté triste a la vez que movía la cadena que colgaba del techo. -No creo que después de todo lo que hemos vivido juntos esta sea la mejor forma de tratarme.
- Solo lo hago porque te quiero convencer de que soy el adecuado para ti.
Con pasos lentos se acercó hasta el borde de la cama para reposar su rodilla derecha en el colchón. Esa postura conseguía marcarle toda su entrepierna debajo del vaquero de color claro y, a su vez, endurecerle su vientre de "lavadero". Parecía que se hubiese marcado una sesión de entrenamiento antes de entrar a la habitación porque no le recordaba tan definido. O, también existía la posibilidad de que se hubiese maquillado los abdominales como hizo Edward Cullen en la ridícula escena de Luna nueva.
- ¿Cuánto tiempo tardaste en hacerlo con él? -soltó con desdén. – Seguro que, cuando el taxista arrancó ya estabas abierta de piernas.
- Pues... -desvié la mirada.
En verdad, después de su partida salí corriendo detrás de Vander para besarle. Pero, lo hice porque hablé con mi madre y reflexioné acerca de mis sentimientos por mi amigo de la infancia. Me di cuenta de que V me había estado engañando con la Innombrable y que, realmente, yo no le amaba de la misma forma que hace unos meses.
- Tu silencio es un sí, ¿verdad? -jugueteó con el botón de su vaquero.
- ¡Me engañaste con Rika! -clamé indignada. -Estabas con ella mientras me decías que me querías...