💗

691 38 100
                                    


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cuando salí del ascensor pisé con cuidado la moqueta azul oscuro

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cuando salí del ascensor pisé con cuidado la moqueta azul oscuro. Mis ojos tardaron unos segundos en acostumbrarse a la luz azulada que dominaba en la planta. Por un momento, pensé que me había equivocado de piso porque sentí que había entrado dentro de un precioso acuario. Todas las paredes estaban construidas de cristal creando un túnel submarino de grandes dimensiones que reproducía fielmente un ecosistema marino. Detrás de cada pared nadaban tranquilamente los animalitos que vivían dentro de esas bellas prisiones. Miré al techo y vi como una preciosa raya reposaba en el cristal indiferente a mi persona.

Sin pensarlo, la palma de mi mano se posó en el frío cristal de la pared. Al hacerlo, pude ver como todo mi brazo se teñía de ondulaciones azuladas. El efecto de cáusticas me bañaba de delgados rayos de luz, dándome la sensación de que verdaderamente estaba nadando con los coloridos peces. Cerré mis ojos e inhalé la humedad que me rodeaba. Como olía, intensamente, a cloro preferí alejarme de los ascensores para adentrarme por el túnel acuático.

Me adentré por las sosegadas aguas buceando junto a las preciosas medusas. Opté por quedarme unos segundos en esa zona para disfrutar de los colores que reflejaban sus pequeños cuerpos. Era tan hipnótico observar sus delgados tentáculos moverse como telas de seda por las frías aguas, que mis piernas no se podían ni mover de ese cristal.

- He acertado. -comentó a mi lado, mirando las medusas.

- ¿Perdón? -me giré y descubrí a V con los brazos cruzados, observando detenidamente el movimiento de las bellísimas aguamalas.

Era una maravilla poder contemplar sus cabellos de color menta salpicados por las brillantes aguas azules, como también lo era apreciar sus brillantes ojos impregnados de luz. Su voz rompió el hilo musical que ambientaba esa planta marina; resonó con mucho eco como si fuera el canto de una sirena que, oculta en las afiladas rocas, intentaba atraer a las marineras valientes. No sé cuál era su maligno plan, pero por sus palabras pude interpretar que estaba ahí por mí puesto que, era una planta desierta que no tenía ninguna relación con la fiesta de la RFA. Aunque, recordando las palabras de Jumin, el equipo de profesionales del maquillaje estaba ofreciendo sus servicios en estos aseos.

Guardaré tu saborDonde viven las historias. Descúbrelo ahora