El viaje en el taxi fue largo, las calles estaban aun con agua, pero Facundo ni se percató de eso... sus pensamientos estaban en el beso que se había dado con Atenea. Se preguntaba si se habría pasado de la raya en darle el segundo beso.
Al llegar a su casa, preparó rápidamente las cosas para el día siguiente, pasó por el baño y se acostó para no perder más tiempo. Sabía que ya se estaba acostando media hora más tarde de lo habitual pero igualmente sabía que le sería muy difícil conciliar el sueño.
Atenea no podía dejar de dar vueltas en su cama, sentía una electricidad en todo el cuerpo, pero no podía determinar a que se debía con exactitud. Podía ser por euforia y emoción, como así también por culpa y vergüenza. Intentaba convencerse de que simplemente era por los nervios que le generaron la inesperada situación. Aunque si tenía que ser sincera con ella misma, no era tan inesperada.
Luego de pasar una hora acostado mirando el techo de su habitación, Facundo se decidió por mandarle un mensaje.
Facu Arriola 01:24
Perdón, pero no puedo dormir y necesito preguntarte ¿si vos también te quedaste con ganas de más?
Atenea Vionnet 01:25
Si, pero no sé si está bien...
Facu Arriola 1:25
¿¿Por??
Atenea Vionnet 01:26
Porque yo tengo 32 y vos 18
Facundo leyó el mensaje varías veces, sabía que no era algo común que una mujer de treinta y pico salga con un pibe de dieciocho, tampoco nadie hablaba de tener una relación seria... Podían verse, pasar el rato, tener algo relajado. Así que decidió responder lo siguiente.
Facu Arriola 01:30
A mí no me importa... y tampoco me importa lo que la gente pueda pensar... además no tienen por qué saber...
Atenea quedó atónita por la respuesta del joven, sabía que sus mandatos familiares eran muy estrictos y nunca había pensado en tener una relación de ese tipo, pero no tenía nada que perder.... o sí?
Atenea Vionnet 01:35
Dejame meditarlo un poco más... puede ser? Me genera una mezcla de sensaciones todo esto de las cuales no estoy acostumbrada y me cuesta reconocerme.
Facu Arriola 01:36
Meditalo tranquila... Ahora te dejo descansar, hasta mañana 😘
Atenea Vionnet 01:36
¡Gracias! ¡Vos también descansá (muchas horas de sueño ya perdiste) hasta mañana!
A las siete de la mañana sonó el despertador de la joven abogada, le costó un poco más de lo habitual abrir los ojos. Apagó el despertador y revisó WhatsApp, pero no había ningún mensaje de Facundo y eso la decepcionó. Al llegar a la oficina se centró en su trabajo, acompañó a Ingrid a tribunales, revisó expedientes y realizó miles de llamadas. Intentó no perder la paciencia, pero su autocontrol terminó a las once de la mañana en donde decidió escribirle.
Atenea Vionnet 11:01
Hola, ¿cómo estás? ¿Pudiste despertarte para ir a entrenar?
A pesar de que intentaba no prestarle atención al teléfono y simular que la falta de respuesta de Facundo no le preocupaba, la rubia revisaba el celular cada pocos minutos esperando el bendito mensaje.
Facu Arriola 12:10
Hola, perdón que recién responda, estaba en examen... el entrenamiento bien, pero la mañana se me hizo eterna... casi me duermo en la hora de historia 😕 a las 16 vuelvo a entrenar... voy a ver si encuentro algún lugar en el club en donde pueda dormir una siesta jeje. ¿Vos qué tal?Atenea estaba sumamente afectada, se sentía culpable de no permitirle descansar de forma adecuada, y sin pensarlo muchos le respondió.
Atenea Vionnet 12:11
Vení a casa, podes comer y después descansas.
Facu Arriola 12:12
¿Estás segura? No te quiero incomodar.
Atenea Vionnet 12:13
No me incomodás, al contrario, me siento mal sí sé que no vas a descansar bien... además hace frio para dormir en algún rincón del club.
Facu Arriola 12:30
ok, en uno minutos llego.
La muchacha agarró su cartera junto con su abrigo y salió lo más rápido que pudo de la oficina. Pasó por una rotisería que quedaba de camino a su casa y compró dos tartas una de verdura y otra de jamón y queso. Cuando llegó a unos metros de la puerta de su edificio vio que Facundo la esperaba sentado en la escalinata de la entrada.
_Hola. Saludó Facundo parándose de golpe.
_ Hola, ¿cómo estás? Tenés cara de cansado... le dijo Atenea mientras lo miraba con preocupación. Se dieron un beso en el cachete que a los dos les resultó poco...
_Estoy bien, no te preocupes. Y le regaló una sonrisa pícara que derritió a Atenea.
Una vez en el departamento, pusieron la mesa y sacaron las empanadas del paquete. Comieron tranquilos y hablaron distendidamente, ella lo observaba con su uniforme del colegio y no podía creer lo que estaba haciendo, en cambio él la veía tan elegante y sofisticada que se moría por hacer de todo con ella.
_ Puedo recostarme un rato en el sofá? El mismo sofá en donde la noche anterior se habían besado.
_ No! Como vas a dormir en el sofá, después te vas a despertar todo contracturado. Dormí en mi cama no hay problema.
_ mmm ok, pero si vos venís a dormir conmigo. Y levantando la mano izquierda en señal de promesa acotó. _Prometo que sólo es para dormir.
El rostro de Atenea se tiñó de rojo en pocos segundos y maldijo en su mente no ser más osada y poder disimular su vergüenza e inexperiencia en estas situaciones, pero sin embargo sus labios se movieron impulsados por una fuerza de origen desconocido para ella.
_ Bueno, está bien.
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No hay edad
RomanceAtenea, una abogada de 32 años debe comenzar de nuevo su vida luego de un terrible divorcio, lo que no imaginaba es que sea de la mano de un joven de 18 años. Pero... ¿Hasta que punto uno debe guiarse por la pasión? ¿Es posible una relación con esta...