Esa primera semana separados, si bien fue difícil para la pareja, ambos estuvieron sumamente ocupados en sus asuntos, lo que permitió que fuera más fácil afrontarla. Atenea retomó su trabajo luego de la feria judicial y Facundo, entre la presentación de compañeros, entrenadores, rutinas, y demás actividades propias de la preparación, paraba únicamente para descansar.
El primer fin de semana sin Facundo, Atenea buscó actividades para no sentir la falta del joven. Además de organizar una salida con Ingrid, se propuso acomodar su casa, debía hacer una selección de ropa que ya no usaba. Por lo que el sábado luego de desayunar y mensajearse con Facundo, comenzó a limpiar y ordenar las habitaciones.
La rubia era de esas personas que comienzan algo y deben terminarlo, por esta razón, recién cerca de las cuatro de la tarde estaba conforme con los resultados. Había ordenado su ropero y colocado en bolsas de consorcio toda la ropa que llevaría a la iglesia para donar. Sin embargo, el trabajo sin descanso, el calor y lo poco que había comido provocó que termine con un fuerte dolor de cabeza. Decidida a tomar un analgésico, se dirigió a la alacena de la cocina para buscar el botiquín.
No fue la falta de analgésico lo que la preocupó, sino que, dentro de la caja plástica blanca con una gran cruz roja en la tapa, se encontraban las pastillas anticonceptivas que debía haber comenzado a tomar hace mas de un mes. Se paralizó de inmediato, ¿cómo podía haberse olvidado por completo?, aun parada con el blíster en la mano, realizó un recorrido mental por las fechas. El 25 de diciembre por la noche le había venido por ultima vez su periodo, el 27 debía comenzar el nuevo blíster, al cumplirse la semana de la ultima pastilla del anterior. Ella en navidad había perdido el celular en el cual tenia programada la alarma para que todas las noches le recordara tomarla, ya que no las tenía incorporadas como hábito aún.
Enseguida se percató que su periodo debía haber llegado a fines de enero y aun no tenía noticias. Intentó no entrar en pánico, seguramente se debía a su irregularidad natural. ¿Qué probabilidades hay de que quede embarazada justo en el mes que se olvida de tomar las pastillas? Esta misma pregunta buscó de inmediato en internet, y se alivió un poco después de leer que había pocas probabilidades. La mayoría de las mujeres debían esperar mas de tres meses en poder quedar embarazadas luego de utilizar este tipo de método anticonceptivo. Esperaría unos días, se relajaría y trataría de no pensar para evitar sugestionarse, al fin y al cabo, ella siempre había sido muy irregular.
No sugestionarse se tornó una tarea difícil de llevar, Atenea parecía ver embarazadas por todas partes, tenía la sensación de que en la computadora sólo le aparecían propagandas relacionadas a bebes o maternidad. A pesar de que Atenea se autoconvencía de que era imposible, una noche soñó que le quería decir algo a Facundo y no le salían las palabras de la boca. Esa mañana se despertó asustada y decidió terminar con el misterio que la estaba volviendo loca y comprarse una prueba de embarazo.
No se atrevía a contárselo a nadie, quería evitar los sermones que podrían llegar a darle Ingrid o su hermana, a fin de cuentas, la prueba probablemente daría negativa. Por la tarde manejó hasta una farmacia que quedaba en la otra punta de la ciudad, quería evitar cruzarse con cualquier conocido dentro del negocio, una vez que compró el test y regresó a su casa, se sentó a leer las instrucciones, pero no se atrevió a realizarlo. Lo haría al día siguiente apenas se levantara, además recomendaban eso en el instructivo.
Todo este asunto de la prueba de embarazo no afectó a que ella continuara comunicándose con el joven como si nada de lo que ella estaba viviendo a mas de 600 kilómetros estuviese pasando. Prefería evitar preocuparlo, él debía estar cien porcientos enfocado en sus prácticas. Esa noche, luego de hablar por teléfono con Facundo para desearse buenas noches, le costó dormirse, no quería adelantarse a nada, pero ya se imaginaba tener que darle una noticia de esa magnitud al joven.
El domingo 14 de febrero, nada mas y nada menos que el día de los enamorados, Atenea se encontraba sentada a las ocho de la mañana en el piso del baño de su departamento mientras miraba con atención los cambios que se producían en el palito blanco que estaba introducido en el receptáculo con su orina. Dejó pasar cinco minutos, pero el resultado ya estaba unos minutos antes, sólo que se aferraba de los cinco minutos escritos en el instructivo para ver si una de las dos líneas desaparecía, pero ninguna desapareció y eso indicaba que estaba embarazada.
Lagrimas caían por su cara, pero no podía determinar a que se debían, el cuerpo le temblaba entero, tenia miedo de pararse y desmallarse, se sentía aturdida, desorientada. Dejó todo como estaba en el baño y volvió a la cama, se tapó con el cubrecama y hecha una bolita se quedó hasta las diez de la mañana en donde le tocaron timbre y le anunciaron que le enviaban algo por San Valentín. Le pidió al portero que se lo subiera ya que ella no estaba en condiciones y unos minutos después, Emilio, el portero que estaba en ese turno, le entregaba una bandeja con un exquisito desayuno. Dentro de la bandeja había una tarjeta que decía: "Feliz San Valentín mi amor, me hubiese gustado pasar nuestro primer día de los enamorados con vos, pero estoy seguro de que vamos a tener muchísimos más. Te amo, Facundo"
Luego de pensar durante un rato mientras miraba la bandeja sin tocar absolutamente nada, decidió que no se lo contaría a nadie hasta que Facundo lo sepa. Nada debía cambiar en la vida del joven, ella podía hacerse cargo sola y él seguir con sus obligaciones deportivas. A fin de mes el estaría en Santa Fe y ella le contaría todo.
Las semanas siguientes hasta la llegada de Facundo la abogada se centró en el embarazo, consiguió turno con su ginecólogo para el lunes 22, quien además de ordenarle unas cuantas pruebas de laboratorio, le recomendó tomar ácido fólico y le dio indicaciones de que comidas y actividades evitar. Además, le dijo que según la fecha de la última menstruación debía estar de 8 semanas y le dio como fecha probable de parto el 23 de septiembre.
A la madre primeriza le pareció maravillosa la fecha, los juegos olímpicos ya habrían terminado y Facundo podría estar desocupado. Sin embargo, toda la emoción que sentía se vio opacada cuando llegó el joven, no porque estuviese cambiado o distante con ella, sino por todo lo contrario. Facundo se encontró con ella apenas puso un pie en la ciudad, eran alrededor de las diez de la noche del último viernes del mes cuando llegó a la casa de Atenea, su abuela se había ido con un grupo de jubilados a la costa atlántica por lo que no debía ir a saludarla.
La mesa estaba servida, y la mujer estaba preparada para darle la gran noticia, solo tenía que encontrar el momento perfecto. No lo encontró... Facundo estaba eufórico, lo acababan de contratar para que sea la imagen de una reconocida marca de ropa deportiva y le habían propuesto realizar una campaña publicitaria de un perfume. Se había contactado con él una mujer que le ofrecía ser su representante para este tipo de negocios y él había aceptado. Atenea no sabía como reaccionar, Facundo estaba feliz, la plata que ganaría seria muy buena y le comentaba que tenía planes de viajar, tal vez continuaría un año o dos realizado ese tipo de trabajos y podría comprarse una casa. A pesar de que él la incluía en sus planes de viajes, ella sabía que no los podría hacer, no con un bebé. Si ella le contaba que estaba embarazada todos los planes con los que el joven había llegado se irían por la borda y le causaría una gran desilusión. Para Facundo no era el momento de ser padre, era el momento de disfrutar de la vida y ella no era quien para impedírselo. Debía permitirle cumplir sus sueños, que siga progresando en su carrera deportiva y con un hijo ni una ni la otra podría realizar, porque lo conocía, sabía que, si le contaba, él no iba a querer separarse de ella.
Esa noche hicieron el amor, él cargado de deseo con la pasión que lo caracterizaba, ella sabiendo que posiblemente sería una de las últimas veces que lo sintiera en lo mas profundo de su ser, ya que antes de que él retorne a la capital del país ella debía terminar con la relación.
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No hay edad
Storie d'amoreAtenea, una abogada de 32 años debe comenzar de nuevo su vida luego de un terrible divorcio, lo que no imaginaba es que sea de la mano de un joven de 18 años. Pero... ¿Hasta que punto uno debe guiarse por la pasión? ¿Es posible una relación con esta...