Todo sigue

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Facundo regresó a Buenos Aires luego de visitar a su abuela, quien se llevó una gran sorpresa al verlo. El joven dudó mucho si contarle o no lo del embarazo de Atenea, pero finalmente le dio la noticia, la mujer al principio se quedó en shock, pero luego de procesar las palabras de su nieto, lo felicitó y le dijo que estaba segura de que ese niño tendría un gran padre como lo había sido su hijo con él y que confiaba en que tomaría las mejores decisiones en cuanto a su futuro. Las palabras de la abuela calaron en lo mas profundo de Facundo haciéndolo emocionar, era la primera vez que lo veía desde esa perspectiva, que a partir de ahora sus decisiones deberían ser pensadas en función de su hijo.

La llegada a capital fue extraña, por un lado, estaba tranquilo por haberse enterado cuales fueron las verdaderas razones de Atenea para dejarlo, pero a la vez sentía que él le había fallado, que su vida había sido muy distinta a la que llevaba en Santa Fe y eso lo hizo sentir culpa. A partir de ahora todo tendría que ser distinto, el tenía otras prioridades.

Ese domingo debía realizar una publicidad para una bebida de las que suelen tomar los deportistas. Asistió a la hora pactada y al terminar se comunicó con la China, necesitaba desahogarse, hablar con alguien que lo entienda y que lo ayude a aclarar sus ideas. Le pidió que lo acompañe a correr, era algo que últimamente también compartían, pero le pidió que lo haga lo mas camuflada posible. A las siete de la tarde cuando ya estaba oscureciendo, se encontraron en el lugar habitual, ambos estaban lo suficiente cubiertos para que nadie los reconozca, ella tenía un gorro y el cuello hasta la altura de la boca, por lo que solo se le veían los ojos y él exactamente igual. Luego de los saludos coloquiales comenzaron con la actividad. Cuando iban pocos minutos Facundo le contó lo acontecido el día anterior en Santa Fe, haciendo que la joven se detenga súbitamente.

_ ¿Me estás diciendo que vas a ser padre? No lo puedo creer. Te dije que tu chica tenía otras razones, siempre te lo dije. ¿tengo que felicitarte?

_ No se si sigue siendo mi chica, no me lo contó. Me enteré de casualidad. Dijo el joven quien también había frenado la corrida.

_ A ver... ¿qué hubieses hecho si ella te contaba antes de que vengas?

_ Posiblemente no venir...

_ Bueno, ahí está... ella quería que vengas, que cumplas tu sueño, lo hizo porque te quiere...

_ Pero era una decisión que yo debía tomar, no ella...

_ Ya sé, pero muchas veces cuando una persona está enamorada hace ese tipo de estupideces, decidir por el otro para hacerlo feliz, o suponer que lo será...

Retomaron la actividad en silencio hasta que ella nuevamente habló.

_ ¿Qué vas a hacer ahora?

_ No sé, muero por estar con ella, pero a la vez estoy enojado... me duele que me haya mentido.

_ ¿Cuándo nacería?

La pregunta de la deportista lo hizo detenerse nuevamente, no sabía la respuesta.

_ No sé, está de cinco meses... Ni lo pensé.

_ Ok... entonces sería para octubre... Te da tiempo...

_ ¿Tiempo de qué? Preguntó confundido.

_ Tiempo de todo, continuar con el entrenamiento, ir a Rio y a la vuelta tomar una decisión. Para octubre ya vas a estar mas aclarado y sin tanto enojo...

Luego del último comentario de ella no volvieron a tocar el tema, una hora mas tarde terminaron, elongaron como corresponde y cada uno retomó a su hogar.

No hay edadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora