Tiempos de Chat

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Habían pasado diez minutos desde que había encontrado a Facundo en la red social más utilizada del mundo. Contemplaba la imagen de perfil, una magnifica toma realizada seguramente en una de sus competencias, ya que se lo veía efectuando una espectacular brazada de estilo mariposa.

Sin embargo, el valor de enviarle la solicitud parecía haberla abandonado por completo. Analizaba que consecuencias podría ocasionar, dejó pasar unos minutos más y se hizo una pregunta que hasta el momento no se había detenido a pensar. ¿Qué era lo que ella estaba buscando con Facundo? El chico le gustaba, de eso no había duda, pero no lo conocía y era catorce años más chico que ella. Podía enviarle la solicitud de todas formas, no tenía nada de malo y ella tampoco era que iba a buscar casarse con él. Enseguida otra pregunta cruzó su cabeza, ¿Tendría sexo con prácticamente un adolescente? La respuesta inmediata y posiblemente impulsada por su "Ello"fue que por supuesto lo tendría. Pero luego la invadieron los miedos pensando en lo que la gente podría decir. Su padre no estaría de acuerdo en que salga con un niño prácticamente, Ingrid opinaría que la haría sufrir, que los adolescentes no sirven para tener una relación y finalmente la más dura seria su hermana qué pensaría que lo hace para vengarse de Pablo.

Este último pensamiento la hizo enojar, esto no tenía nada que ver con Pablo se repetía para ella misma, y además no estaba en sus planes comenzar con una relación seria hasta dentro de un tiempo. Este último pensamiento fue tomado como un justificativo para concretar lo que hacía ya veinte minutos intentaba resolver.

Eran las diez de la mañana cuando envió la solicitud, cerró la computadora para no estar pendiente de eso y por el resto de la mañana trató de no pensar en lo que había hecho.

Cerca del medio día llegó Ingrid, que a pesar del frio que hacia afuera, estaba esplendida con su sonrisa característica.

_ No pienses que porque estuve toda la mañana fuera me olvidé de tu travesura matutina..._

Atenea se tomó con gracia el comentario de su amiga y le respondió cambiando completamente de tema.

_Me quedo a comer acá para terminar algunos trabajos pendientes y tal vez me puedo ir un rato antes a casa. ¿Te quedás conmigo?

_ Si, por supuesto. ¿Pido comida?

_ Algo liviano para mí, pueden ser unas empanadas de verdura.

_ Perfecto y de paso mientras comemos me contás sobre tu hombre misterioso del club.

La rubia le devolvió una sonrisa en señal de afirmación al último comentario mientras pensaba que sería adecuado contarle por ahora.

Decidió que sólo le comentaría acerca del desayuno "compartido" de la mañana y de la escueta charla que habían mantenido.

Al medio día interrumpió el trabajo para ir a comer con Ingrid a la cocina del estudio. Tomó el celular que lo había guardado en uno de los cajones de su escritorio, para no verse tentada, y al instante que desbloqueó el aparato observó la notificación de Facebook que se encontraba en la parte superior de la pantalla. Nuevamente una oleada de sensaciones similares a las que venía teniendo cada vez que se encontraba con Facundo comenzaron a invadirla. La notificación, confirmaba lo que a Atenea intuía, el joven había aceptado la solicitud.

Trató de actuar como si nada ocurriese, pero cuando llegó a la cocina su amiga abrió los ojos sorprendida.

_ ¿Qué te pasa? Estas hecha un tomate.

Atenea estaba demasiado nerviosa como para pensar en una excusa y no pudo escabullirse de su amiga.

_ Acaba de aceptar mi solicitud de Facebook.

No hay edadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora