Tiempo de paz

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Noviembre fue uno de esos meses sin sobresaltos, Facundo tuvo muchas evaluaciones para terminar el año académico, sumado a un incremento en las horas de entrenamiento los fines de semana. Esto hizo que prácticamente se puedan ver muy pocas horas durante la semana. Sin embargo, todo marchaba muy bien. Por más que Atenea se repetía constantemente que una relación de ese tipo era una locura, él parecía no percatarse de la diferencia de edad. El momento en el que más nerviosa se ponía la abogada era cuando él hablaba con suma naturalidad de los planes a futuro que fantaseaba hacer con ella. Ella en cambio se mortificaba pensando que algún día no tan lejano posiblemente a él se le termine el interés por salir con una mujer más grande y todo llegue a su fin.

A fines de noviembre al joven le propusieron continuar su entrenamiento a partir de enero en la capital Argentina, lo que favorecería la preparación para llegar a los juegos olímpicos que se desarrollarían en Río de Janeiro. No tuvo que pensarlo mucho, tenía todo pago incluso le ofrecían el apoyo de algunas marcas a cambio de propaganda.

Atenea estaba feliz por la gran oportunidad de Facundo, aunque veía cada vez más cerca ese final que tanto la aterraba. El joven continuaba sin considerar esa posibilidad y ya organizaba los fines de semana que tendría libres para poder regresar a Santa Fe y cuales podría viajar ella.

Una noche de sábado cuando terminaban de hacer el amor él la miro a los ojos azules de ella y tomándose unos segundos le dijo que la amaba.

_ Me haces tan feliz, de sólo pensar que, a pesar de mis compromisos y poco tiempo para vernos, vos siempre estás apoyándome para seguir adelante me da una sensación de tranquilidad. Confío en que a pesar de todo el tiempo que vamos a estar separados vamos a estar bien.

Tras las palabras de Facundo, se hizo un silencio en el que Atenea sólo se dedicó a observarlo, era tan sincera la mirada del joven que no le quedaron dudas que realmente Facundo le decía que la amaba consciente de lo que eso significaba.

_ Yo también te amo, porque con vos puedo ser yo realmente, sin ataduras, ni expectativas irreales sobre mi forma de ser o de pensar. Amo a la Atenea en la que me convertí y vos tenés mucho que ver, vos me ayudaste a volver a confiar.

No hicieron falta más palabras, volvieron a hacer el amor, disfrutando cada caricia, cada beso, cada gemido y cada suspiro que se regalaban.

Desde la bochornosa cena en la casa de su hermana no había vuelto a hablar con ella por más de haber recibido numerosas llamadas. Una tarde de calor inaguantable, a pesar de ser noviembre, la pareja se refrescaba en la pileta del edificio la cual se encontraba en el último piso y que afortunadamente se encontraba vacía. Atenea le contó lo sucedido esa noche. Facundo sonrió tras notar el nerviosismo con el que la mujer se expresaba, nadó hacia ella sin dejar de mirarla y la abrazó cálidamente.

_ Es normal que se preocupe. Te quiere, y nuestra pareja no es lo que sería una "pareja normal". Y a las personas nos lleva más tiempo comprender lo que "no es normal". No estés enojada con ella.

Mientras pasaban las horas, ellos charlaban y se demostraban cariño tanto como podían. Entre los temas que surgieron se dio el de las próximas fiestas. Él le comentó que posiblemente pasaba navidad junto a su abuela en casa de su tío, pero que para año nuevo no sabía que haría ya que su abuela se iba a lo de un hermano que se encuentra viviendo en Mendoza y él no tiene ganas de viajar. Una idea empezó a gestarse en la mente de la mujer, pero no la comentó hasta no tener algunas cosas resueltas.

Atenea le propuso a Facundo ir a hacer compras ya que no tenía árbol navideño ni ningún tipo de adorno. Una hora más tarde estaban rumbo a un hipermercado de la ciudad. Como siempre que estaban juntos, se divirtieron y rieron a mas no poder. Eligieron juntos el árbol, los adornos y algunos otros artículos de decoración para el hogar. Era probable por la hora y el día que se crucen con algún conocido y asi fue. La joven se cruzó con una compañera del secundario, la cual estaba acompañada por su hija pequeña, quien estaba sentada en la sillita del carrito. Facundo luego de saludar con cortesía a la desconocida prefirió retirarse unos metros y concentrarse en los productos de la góndola cercana, para permitirle intimidad a Atenea con su amiga.

Si bien la abogada mantenía una relación cordial con todas sus excompañeras, no las consideraba amigas o ya no, luego de que cada una comenzara la universidad o comenzaran a trabajar, ya no se frecuentaron y sólo se saludaban cuando se cruzaban en la calle como en ese momento. Sin embargo, Santa Fe es una ciudad chica y como dice el dicho "Pueblo chico, infierno grande", para sorpresa de Atenea, Cintia. su compañera, estaba perfectamente al corriente de lo que había sucedido con su matrimonio y lo mal que lo había pasado.

_ Me enteré todo lo que te pasó... que horrible, espero que ya estés mejor. Le soltó la mujer mientras le dirigía miradas furtivas a Facundo.

_ Si, por suerte ya estoy mejor. Todo es un feo recuerdo a esta altura. Le respondió Atenea sin brindarle más detalles.

_ ¿Estás de nuevo en pareja? Preguntó finalmente la mujer con gesto de complicidad no muy convincente.

Para fortuna de la abogada, la pequeña hija de su excompañera empezó a llorar, lo cual hizo que la mujer deba irse de inmediato sin llegar a darle tiempo a Atenea de formular una respuesta. Simplemente lanzaron unos saludos apurados y cada una siguió su camino.

Ya cuando habían cargado todo y emprendían el regreso al departamento de la joven, Facundo la sorprendió con una pregunta.

_ ¿Qué le hubieses contestado?

_ ¿A quién? Le preguntó Atenea un tanto desconcertada.

_ A tu amiga, cuando te preguntó si estabas en pareja de nuevo.

_ Pensé que no estabas escuchando, parecías muy concentrado leyendo el instructivo de la mesa de camping. Respondió, sin apartar la vista del camino.

_ Estaba en chino así que sólo podía ver las imagenes de la caja.

_ Creo que le hubiese dicho que no, primero porque no quiero que corra chismerío barato y segundo porque no sé cómo llamar a esta relación.

_ Yo a esta relación la llamaría pareja. Le dijo el joven regalándole una sonrisa de lado. _ Y por otro lado seguramente ya esté comunicando que te vio con un adolescente sexy al cual debés tener como sex toy.

Atenea rio con una fuerte carcajada luego de escuchar las ocurrentes palabras.

Pasada la entretenida jornada y ya preparados para acostarse, Atenea lo miro desde la cama antes que él se acueste y le preguntó si quería pasar año nuevo con ella en Uruguay. El sin responder y mirándola a los ojos se acercó hasta ella y quedando cara a cara le preguntó.

_ ¿Querés ser mi novia? y sí, quiero pasar año nuevo con vos.

Las palabras no parecían salir desde el interior de Atenea por lo que sólo atinó a besar a Facundo, era un beso intenso, pero más que nada de agradecimiento, por permitirle volver a sentir esa magia, ese momento. No hicieron falta las palabras a modo de respuesta, el joven recibió el mensaje. Esa noche volvieron a hacer el amor, pero ya como novios.

No hay edadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora