La despedida

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El efecto de bienestar que se siente durante las vacaciones soñadas suele terminarse al volver a la ciudad, pero para Facundo y Atenea el efecto continuaba. Estaban mas pegados que nunca, tenían planificado un cronograma para poder verse los próximos meses, algunos fines de semana viajaría ella a Buenos Aires y otros, no tan seguidos, viajaría él.

El 14 de enero, era el cumpleaños de Ingrid, unos días antes se habían juntado para ponerse al día y le contó que había reservado para comer la noche de su cumpleaños en un restaurante, obviamente estaba invitada y podía ir con Facundo, pero le advirtió que Eugenia también estaba invitada. Atenea dijo que iba a charlarlo con Facundo y después le confirmaba si él iba o no.

Esa misma noche habló con el joven, él le dijo que si ella no se iba a sentir incomoda por lo que pueda decir o hacer la hermana no tenía ningún problema en asistir. Así que el jueves a la noche se prepararon y salieron hacia el lugar. Llegaron pasadas las nueve de la noche, juntos eran deslumbrantes, ella tenía puesto una solera estampada muy veraniega pero elegante, para no quedar tan petiza al lado de su "novio" se había puesto unas sandalias con un gran taco chino, que combinaban a la perfección con el sobre que llevaba como cartera, si bien todo el conjunto a la mujer le sentaba de maravilla, era un estilo distendido y hasta juvenil. En cambio, Facundo fiel a su personalidad, su vestuario encajaba perfecto en la definición elegante sport. Llevaba una camisa celeste, pantalón de vestir color beige y unos zapatos acordonados marrones que combinaban con el cinto del mismo color.

Atenea no tardó en localizar la mesa en donde se encontraba su amiga, y enseguida sintió la mirada de su hermana, que ya estaba sentada, posarse sobre las manos de ella y facundo entrelazadas. Marcos, el esposo de Eugenia rompió el transe de esta cuando le preguntó algo al oído mientras seguía con la mirada a la pareja recién llegada, la mayor de la Vionnet le respondió al esposo con un movimiento afirmativo de cabeza posando su mirada ya en los ojos de él. La joven abogada imaginaba esa corta conversación, el hombre seguramente le preguntó a Eugenia, si su hermana estaba de novia y Eugenia le debe haber contestado que si, por la expresión tensa y la cara de sorpresa posterior de él.

Se saludaron entre todos de forma educada, y Atenea realizó las presentaciones formales de Facundo, sin ahondar en detalles en cuanto a que vínculo los unía. Prefirió sentarse del lado contrario a su hermana, para evitar cualquier tipo de situación incómoda, sin embargo, la distancia no impidió que Marcos le realice un pequeño interrogatorio.

_Cuñada te felicito, no sabía que estabas en pareja. ¿Cuánto hacen que salen?

El gesto de Atenea y de Eugenia fue similar, una mezcla de nervios e incomodidad. Facundo captó el cambio en su novia, le tomó la mano por debajo de la mesa y decidió responder él.

_ Un mes y medio tal vez dos, no sé, no llevamos la cuenta. Le contestó mientras la miraba a Atenea y le sonreía. La joven agradeció el gesto de él y le devolvió la sonrisa.

_ ¿Sos abogado también?

Marcos estaba disfrutando con esa pregunta, sabía que el joven no tendría mas que unos venti pocos años como mucho, y que seguramente aun era estudiante universitario.

_ No, es deportista. Esta vez fue Atenea la que habló, movida por la bronca que le generaba la cara de Marcos.

Eugenia disimuló limpiándose la boca con una servilleta la gracia que le causaba la respuesta de su hermana. Ingrid y el resto de los invitados seguían la conversación como si se tratara de un partido de tenis.

_ Es nadador, en julio va a participar de los juegos olímpicos en Rio de Janeiro. Terminó de responder la abogada con todo el orgullo a flor de piel.

Se escuchó un murmullo de sorpresa de todos los participantes, a su vez Eugenia cambio su gesto divertido, a uno que Atenea no supo identificar, era una mezcla entre sorpresa, vergüenza y confusión. A continuación, todos los invitados comenzaron a realizarle preguntas al joven deportista y el momento tenso se desvaneció.

Los días pasaban y cada vez estaba mas cerca la partida de Facundo. Intentaban disfrutarse a pleno, ya no se escondía para salir a la calle, ni ella sentía culpa de estar con él. El tema de que no vaya mas a la escuela también era algo que la había aliviado. Incluso planificaron un encuentro con el padre de ella.

Arturo Vionnet los recibió en su casa, y si bien notó la diferencia de edad, no le hizo ningún comentario al respecto a su hija. La veía feliz como nunca y eso le bastaba. En lo que respecta a la abuela de Facundo, aparentemente no había notado la diferencia de edad ya que se sorprendió cuando su nieto le mencionó que era abogada. Pero enseguida acotó de forma graciosa que siempre era bueno tener una abogada en la familia.

El joven dividía sus semanas entre entrenar, estar con Atenea y comenzar a despedirse de los amigos. Sus compañeros de la escuela habían organizado un asado unos días previos a la partida y Atenea prefirió no participar para darle intimidad con sus amigos.

Tan penetrada estaba la rubia en todo lo que implicaba el viaje de Facundo que olvidó por completo que se cumplía un año del abandono de Pablo. Cuando se percató, acababa de bañarse, levantó la cabeza y mirándose al espejo sonrió, era una sonrisa de desahogo, de saber que la tormenta había pasado y el aire fresco le pegaba en la cara.

El sábado 30 de enero, Atenea junto con la abuela y Dante, el amigo de Facundo, despidieron al joven atleta en la terminal de ómnibus, junto a él viajaban otros atletas que se encontraban en su misma situación.

Luego de una emotiva despedida y costándole cortar el abrazo con su novia, Facundo se subió al colectivo. Había quedo en escribirle siempre que pudiera, ella igual y además ya tenían organizado que a fines de febrero se verían, el viajaría el último fin de semana del mes y ella luego iría a Buenos Aires en el mes de marzo. Atenea se obligó a no llorar, pero no podía evitar tener un nudo en la garganta y se repetía una y otra vez en su cabeza que solo eran seis meses, hasta que a fines de julio cuando terminen los juegos él regresaría.

No hay edadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora