- Tu única forma de llegar a Excegol es conmigo.- Dijo finalmente Ren y lo rompió en sus manos. - ¡No!- Gritó ella.
Rey se abalanzó contra el peli negro luchando por toda la estrella de la muerte.
- Kylo no vale la pena.- Le dije, pero el hizo caso omiso.
De un momento a otro ya los había perdido de vista. Comencé a caminar observando cada centímetro de la gran estructura, me preguntaba porque todas habían fallado, y luego me acordé de los pesados de la rebelión.
De repente dejé de sentir la perdida de un ser de la fuerza, y obviamente sabía que se trataba de Leia.
- Kylo.- Dije su nombre con la mirada perdida.
Intenté sentir su fuerza pero fue en vano, lo había perdido. Corrí hasta buscar una salida de allí hasta que lo encontré. La chatarrera había desaparecido, y él se encontraba girado en dirección al mar, como si estuviera buscando algo.
- ¿Y la chatarrera?- pregunté a sus espaldas.
Se giró esperando encontrar a alguien, pero la única que estaba allí era yo.
- Kylo lo siento mucho.- Le dije mirándolo profundamente a los ojos. Seguidamente desvié mi mirada hacia su costado. - ¿Qué te ha pasado?- pregunté al ver la camisa agujereada.
Él no me dijo ninguna palabra, simplemente me observaba.
- ¿Qué te ha pasado?- me preguntó mirando mi rostro.
No me había acordado de la transformación, él aun no me había visto.
- Ambos sabíamos que algún día llegaría el momento, las cosas comienzan a cambiar, dentro de poco los Sith gobernarán la galaxia y nadie podrá hacer nada.
No me respondió, comenzó a caminar alejándose de mi.
- ¿A donde vas? - ¡A terminar con todo esto! - Matar a Palpatin no solucionará las cosas, ¿Con que pretendes terminar?- Él se detuvo.- Palpatin nos cederá el trono, gobernaremos la galaxia y podremos hacer lo que nos de la gana. ¿De que sirve acabar con todo? No tendrás nada si lo haces así. - ¡ES QUE ESE ES EL PROBLEMA, NO QUIERO TENER NADA!- Me gritó.
Guardé silencio y lo miré.
- Entonces nada haces aquí. Si no quieres gobernar márchate. No vuelvas.
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Decir cada palabra de esas me dolía, pensé que nunca lo perdería, pero me equivoqué. Él me miraba con furia, pero no dijo nada, solo se fue.
Una vez de nuevo en el supremacy, me dirigí a paso rápido hacia la sala de control. La energía había cambiado tras la muerte de Hux, y por un momento me detuve antes de entrar.
Cuando menos me lo esperé la puerta se abrió dejando ver al general Leal un tanto...concentrado dirigiéndose a algún sitio.
- General Leal, ¿A donde se dirige con tanta....prisa? - Buenas tardes señorita Khay, espero que su viaje haya sido de agrado. - Respóndame a la pregunta.- Insistí. - Asuntos personales.- Me respondió. - ¿A donde os habéis llevado a Hux tras su muerte?- me atreví a preguntar.
Él por un momento lo pensó, como si intentara recordarlo.
- Se lo llevaron con los demás cuerpos. - Entiendo.
Seguidamente se marchó y yo procedí a entrar en la sala de control.
- Señorita Khay, estamos listos para destruir Kijimi. - ¿Kijimi?- pregunté. - El líder supremo nos lo ha ordenado. - ¿Y por qué Kylo quiere destruir Kijimi? - El líder Kylo no lo ha ordenado, ha sido Pálpatin. - ¿Desde cuando Palpatin manda en la nave?
***
Corrí hacia el hangar garaje.
- Almirante.- Llamé su atención. - ¿Kylo regresó a noche? - No, y los caballeros de Ren tampoco. - ¿Sabe donde están? - La verdad es que no, lo siento señorita Khay.
Me alejé y comencé a caminar para volver a la sala de control cuando una señal de la fuerza recorrió mi cuerpo.
"Sabes donde está" - ¿Qué quieres decir? "Va tras la chatarrera, no debería extrañarte" - Eso no tiene sentido, ¿donde están? "Ven a buscarme y reclama tu trono"
Después de eso la fuerza desapareció y comenzó a escocerme exageradamente la zona del pecho y el cuello. En ese momento me di cuenta de que ya sabía como llegar hasta Kylo.
