Agarré mi sable láser morado, me puse unos leggins negros y unas botas altas negras de tacón. Observé el péndulo el cual estaba encima de mi cama y lo tomé en mi mano, cerré los ojos, pensé en Excegol, y en milésimas de segundo ya sentía el aire frío junto al vacío tóxico del lugar.
Abrí los ojos encontrándome con un lugar desierto y oscuro, en el cual enfrente de mis ojos se encontraba la entrada hacia un lugar tan siniestro que se podría confundir con el mismo infierno.
Si preguntáis por mi físico, mi piel tenía un tono más grisáceo, y mis ojos eran completamente negros, a pesar de eso mis rasgos eran los mismos.
Kylo se encontraba justo delante mío, a punto de comenzar a dirigirse hacia el tenebroso lugar.
- ¿Qué piensas hacer? - Acabar con esto.- Me respondió. - ¿Acabar con que exactamente?
Él se giró y me miró a los ojos.
- Acabar con Palpatin y este orden galáctico, irnos lejos y vivir tranquilos en algún lugar remoto de la galaxia. - Sabes que soy una Sith, ¿verdad? - Lo superaremos juntos, podemos - No hay nada que superar- le interrumpí.- ya no hay marcha atrás. - ¡SI LA HAY! .- Gritó. Se dio cuenta y se calmó.- Nadie se va nunca del todo. - Yo nunca estuve, a si que yo no me ido de ninguna parte.
Hubo un pequeño silencio en el que ninguno de los dos nos dirigimos la mirada.
- Ayúdame a acabar con esto, gobernaremos la galaxia y - ¿Sigues siendo Kylo Ren?- me atrevía a preguntar. - ¿A que te refieres?- me preguntó. - ¿Eres Kylo Ren, o eres Ben Solo?
Él no me respondía, solo me miraba.
- Kylo Ren.- dijo al fin. - ¿Como puedo asegurarme de eso? - Siempre has confiado en mi. - Siempre he confiado en Kylo, no en Ben. Te recuerdo que son dos personas totalmente diferentes.- le recordé. - Ben es Jedi, Kylo es maestro de los caballeros de Ren. - Ben era fuerte, era un Hombre, Kylo Ren era un niñato que mataba por miedo de no ser aceptado, Ben mataba por los buenos y protegía a los suyos. - ¿Entonces a cual prefieres?-preguntó finalmente.
De repente comenzamos a escuchar naves, las cuales llegaban poco a poco. Kylo se dio la vuelta sin dejar que yo le respondiese, y entró.
Sin yo darme cuenta, él se me había adelantado demasiado, por lo que yo al caminar por los pasillos me daba cuenta de que no lo iba a alcanzar hasta llegar al trono.
Al principio entré sin miedo, pero mis instintos cambiaron cuando vi lo que menos me esperaba.
Los caballeros de Ren se encontraban todos tirados en el suelo, y el miedo comenzaba a florecer. Busqué a Ushar rápidamente con la mirada y corrí hacia él para quitarle el casco. Estaba muerto. Una lágrima comenzó a caer por mi mejilla.
- Ushar....tú no.......- Sollocé.- Joder.
Segundos después levanté la mirada al notar un pequeño movimiento a través de la fuerza, vi a Trudgen moverse. Corrí hacia el y acomodé su cabeza en mi regazo levantándole ligeramente.
- Trudgen.-Lo llamé preocupada.
Abrió de a poco los ojos y me miró.
- Khay.-Pronuncio con dificultad.
No le quedaba mucho de vida, y desgraciadamente ya era algo inevitable.
- ¿Quien fue?-Pregunté aun exhausta por lo que estaba viviendo en esos momentos. - Kylo -Dijo para luego cerrar los ojos y seguidamente morir en mi brazos.
Mis lágrimas pararon al escuchar ese nombre, y mi expresión se volvió seria y fría.
Me levanté, no sin antes echarles a todos un último vistazo, y me dirigí a paso firme en busca de él.
Mientras seguía el camino miles de pensamientos surgieron en mi cabeza, la primera vez que nos vimos, la primera misión, nuestro primer beso. Había vivido tantas cosas con él que se me hacía casi imposible imaginarme una vida sin él molestándome todos los días. Sin yo quererlo, era imprescindible.
Llegué al trono, Rey y Kylo estaban siendo elevados por Palpatin, y ambos sufrían.
- ¡Y ahora, el poder de dos restablece al único y al verdadero emperador!.- Dijo. - ¡No espera!- grité apareciendo tras ellos. - Querida Khay, por favor, acércate a mi y acabemos juntos con ellos.- Me propuso.
Me coloqué a su derecha y miré al peli negro.
- Los has matado.- Le dije mirándolo a los ojos.- Has matado a la única familia que nos quedaba. ¿Todo por qué? ¿Por ella? Ya no sabes lo que haces. - Nos ha traicionado, es hora de acabar con ellos.- Ultimó el emperador.- Ellos morirán y tu podrás gobernar sola la galaxia. Siéntate en el trono querida.
Y así hice, caminé hacia él y me senté.
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Observé cada detalle, a todos los Sith mirándome como una reina, y finalmente ellos dos, la chatarrera y Kylo.
Ella me miraba con odio, y él me miraba simplemente con otros ojos, no estaba segura si me seguía amando o si me miraba con pena, pero después de ver lo que hizo con los chicos, lo único que podía ver era a un Jedi rogando como un cobarde por su vida sin luchar.
