- No no y no.- Recalqué. - El descifrador es un tipo peligroso y no se puede confiar en él. - Es la única opción que tenemos. - Pues no me gusta esa opción.- Respondí. - ¿Tienes alguna idea mejor?- Me preguntó sabiendo la respuesta. - No, pero siento que si vamos por ese camino no va a salir bien.
Hubo un silencio por parte de ambos.
- Iremos a Canto Bight mañana.- Ultimó. - No, volvimos ayer de Naboo, no saldremos otra vez, no ahora. - Pues iré yo. - O le decimos que tenemos un buen precio para él, y que venga.
Me encontraba dando vueltas en mi cama, no me podía dormir. Me levanté y sentí el perímetro. Kylo durmiendo, Hux durmiendo, y los caballeros durmiendo.
Agarré mi manta, me envolví con ella y salí de la habitación dirigiéndome a la sala de descanso.
La sala era totalmente privada, solo Kylo, una chica de la limpieza y yo podíamos entrar ahí. Era el único lugar tranquilo en el supremacy.
Kylo y yo la usábamos principalmente para reuniones privada solo de ambos, para aislarnos de todo y de todos, y para relajarnos los domingos, como se suele decir.
A pesar de ser de noche, muchos generales seguían trabajando o cambiaban de turnos, a si que el pasillo no estaba completamente vacío.
Entré y cerré la puerta. Me senté en un sillón situado debajo de la única ventana que había. Se veía toda la galaxia desde ahí y era todo muy relajante. Minutos más tarde, sin yo darme cuenta, me dejé dormir.
Llegó la mañana siguiente y desperté sin ningún ruido. Nadie me llamaba ni ningún despertador interrumpía mi sueño.
Me quedé echada unos minutos hasta que decidí levantarme y salir de la habitación. Recibía los buenos días de los generales a quienes me encontraba por el pasillo hasta llegar a mi habitación.
Antes de abrir la puerta Ushar se dirigía a paso rápido hacia mi.
- Buenos días.- Dije mirándolo llegar hasta mi. - Khay, tenemos un problema.
Me vestí rápidamente para correr junto con Ushar hacia la sala de reuniones, donde me encontré a Kylo matando a todo el que le llevara la contraria.
Encendí mi espada láser y corrí hacia él deteniendo el asesinato de uno de los generales. Tiré su espada al suelo y lo detuve.
- Salid de la habitación. YA.
Todos vaciaron la habitación quedando Kylo y yo solos.
- ¿¡Me explicas que carajos te pasa?! - La resistencia está en Naboo. ¿Ves? ¡Por eso quería que se firmara ese puto contrato! - Dijo acercándose a mi amenazantemente. - ¡Esa no es razón para matar a casi 3 personas inútil!
Ambos nos relajamos un poco. Kylo se dirigió hacia la puerta, su sable láser aun se encontraba en el suelo. La abrió y anunció.
- La StarKiller se inaugurara hoy al atardecer, corred la voz.- Ultimó y se fue.
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Llegó la hora. Todos estábamos en la Starkiller esperando el ansiado momento, a diferencia de Kylo, que decidió quedarse en el Supremacy para contemplar mejor el espectáculo.
Me situé al lado de Hux, quien daría el discurso antes de comenzar con la masacre.
-Hoy, es el fin de la república. El fin de un régimen que ha consentido un desorden. En este mismo momento, en un sistema lejos de aquí, la nueva república miente a la galaxia, mientras apoya en secreto la traición de la repugnante resistencia. Esta implacable maquina que habéis construido, sobre la que estamos ahora pondrá fin al senado, a su preciada flota, todos los demás sistemas se someterán a la primera orden y en su memoria guardaran que hoy en el ULTIMO DÍA DE LA REPUBLICA.
Todos levantaron la mano en señal de aprobación.
-FUEGOOO!
Y salió, una brillante luz roja salió disparada hacia la república, destrozando así todo el sistema.
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-Ya han salido.- anunció la capitana Phasma.
Limpié la única lágrima que había caído por mi mejilla en años y me retiré junto con Hux hacia la base de nuevo.
