Capítulo 3: Oh... mierda

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Al día siguiente mi cuerpo dolía por todas las sillas que tuve que acomodar al gusto del señor Clark.

El muy idiota no se decidía luego de hacerme cambiar el salón por cuarta vez.

Pero aún así, mi interés en el solo se había aumentado. Tiene pinta de profesor responsable pero... esa mirada que me dio al finalizar la detención.

Esa mirada que sería capaz de derretir a todo el maldito Atlántico.

— Aquí está, cumple tu promesa.— ¿eh?

Mi mejor amiga, Eva. Aparece en mi campo de visión en cuanto tomo asiento en la silla en la que estoy, me entrega dos bolsas causando que me pegue mentalmente.

— Claro... la fiesta, ya no quiero ir.— justo cuando digo eso alguien aparece enfrente de mi.

El señor Clark. Si, dejo de ser viejo.

Camina enfrente de nosotras con otro profesor, creo era el profesor de arte. Por un instante creo que me mira pero eso ya sería mi imaginación.

— El profesor nuevo de Matemáticas avanzadas te acaba de mirar?— así que no fue mi imaginación.

Señor Clark... esto solo me vuelve más entusiasta.

▪︎ ▪︎ ▪︎

Tenía mucha energía encima, incluso eso se pudo ver en las clases. Fui la primera en terminar todo y de irse del salón.

Ya era hora de almuerzo y estaba muy hambrienta. Estoy tan concentrada en mi comida que pasó por le área prohibida por mi misma.

— DIANA— gritan, alzo mi vista viendo a las porristas de la escuela. Puedo ver como cargan algo con ellas, maldigo para dar la vuelta. Por cada pasó que doy puedo sentir que están más cerca de mi.

Empiezo a correr escuchando sus pasos también detrás de mi, esquivo a todas las personas y a otras las arrastro. Para perderlas entro a un salón rápido.

— Dios...— limpio mi rostro para voltearme, cuando veo al maestro de arte y al señor Clark pego un salto. Tocó mi pecho asustada, ambos me miran confundidos así que solo subo mi mano y la bajo de nuevo.

— ¿Escondiendote de las porristas? No creo que te dejen después de que pasaste el entrenamiento. Fue impresionante como hiciste esa vuelta en el aire.— mi mirada se queda en el señor Clark ignorando al maestro de arte.

El maestro de arte nos mira a los dos a la misma vez, yo apartó mi vista rápido para verlo con una sonrisa.

— Si, muchas gracias señor.— me alejo de la puerta caminando hasta la ventana, la abro viendo el suelo cerca. Sonrió.  Me volteo al profesor con una sonrisa. — Tengo una amiga en contaduría pero le encanta el arte, eso... o tiene una obsesión ust— antes de meter la pata niego. Justo cuando se escuchan gritos diciendo mi nombre saltó por la ventana.

Aterrizó de pie, limpio mis manos alzando mi vista. Ambos profesores me miran asombrados, salgo corriendo de aquel lugar con diversión.

Por poco suelto que a Eva le gusta el profesor de Arte.

(...)

Entro al salón de detención con mi comida en mano, el Señor Clark se encuentra en el escritorio con su corbata en mano y su camisa blanca desabotonada.

— Al suelo, ahora.— ordena, el paquete de papas cae al suelo cuando me toma con fuerza y me arroja a la pared. — Te di una orden.— su mano entra por mi falda llegando a mi ahora mojada ropa interior.

— Señor Clark, no respiró — lo llamó pero me ignora, su agarre se vuelve más fuerte hasta el punto de hacerme ver puntos negros.

— Señorita Diana, Diana.— alguien tira de mi mano haciendo que mi cabeza choque contra la silla. Abro mis ojos viendo al Señor Clark en la sala de detención.

Fue un sueño...

— ¿Yo cómo llegué aquí?— pregunto confundida, el me mira igual de confundido.

— Llegaste antes que yo supongo, cuando llegué estabas aquí diciendo mi apellido.— lo último lo dice en un tono divertido.

Toco mi frente dolida, mi suerte es de las mejores en este mundo. El va a su escritorio por lo que yo solo vuelvo a mi posición de antes, suelto un suspiro por la calor.

— ¿Por qué estoy aquí?— pregunto buscando una liga de cabello, siempre jugaba con ellas cuando tenía mucho ansiedad. El me mira con una ceja alzada, si... tal vez me lo merezco.

Mi vista va hasta la bolsa que me trajo Eva, la tomo para ver todo lo que me trajo. Suelto una risa.

— Estas loca.—  murmuró viendo la ropa, miro la hora en mi teléfono viendo como solo faltan algunos minutos.

Miro más la bolsa encontrando como me compro solo una parte de la ropa interior,será lista.

— Señor Clark... puedo salir antes?— el me mira duro por unos segundos, pero luego asiente. Tomo mis cosas para agradecerle, salgo rápido ignorando la sensación de mi pecho.

Tonto sueño y lo que provoca.

Voy directo a las duchas para abrir mi viejo casillero, veo el traje de porrista y algunas cosas que guardé. Tomo algunas cosas para ir a una ducha, suspirando empiezo a mojar mi piel.

Cuando cierro mis ojos pienso en las manos del Señor Clark en mi cuello, niego rápido para cerrar la llave. Me seco con la toalla cada parte de mi cuerpo para luego arrojarla a un basurero, luego tomaría mal olor.

Me pongo la ropa de Eva con dificultad, era un pantalón corto y una blusa de seda blanca. Me pongo los mismos zapatos para guardar la mochila, tomo mi bolso buscando el teléfono. Maldigo cuando veo que no lo encuentro, lo dejé en el salón.

Cierro el casillero para ir de vuelta al salón, cuando entro al salón no hay nadie. Tampoco mi teléfono está.

Empiezo a correr por los pasillos vacíos, Eva seria capaz de dejarme. Lo digo por experiencia.

Justo cuando escucho voces freno, cuando veo a los dos profesores y a Eva hablando me detengo. Me sostengo de mis muslos sin aire.

— Te estuve llamando, por poco me voy sin ti.— la miro mientras sostengo mi abdomen.

— Debo... volver a las clases de gimnasia.— veo como una mano se extiende a mi, el Señor Clark me entrega mi teléfono. Lo tomo para agradecerle, nos despedimos de ambos maestros.

— Yo tu mejor no veo el mensaje que te mande.— hago todo lo opuesto a lo que me dice revisando mis mensajes.


Eva: Deja de ligarte al Señor Clark y ven.

Sonrió hasta que mi mente hace un click. Si yo lo vi... significa que el también lo vio ¿no?


Oh... mierda.

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