Dejo el hielo en mis nudillos viendo como la oxigenada se va con un papel rosado, quiero uno de esos papeles.
— Buen viaje linda.— muevo mis dedos viendo como ella sale literalmente corriendo al yo decir eso, Eva se tuvo que ir a clases mientras yo estoy con el Señor Clark quien fue el testigo.
— ¿Qué ganas con hacerte la dura?— pregunta con la mirada pegada a mi falda, pongo un pie arriba de otro llamando más su atención.
— No me hago la dura, soy yo misma. No soporto que se metan con quienes amo, tampoco soporto que hablen de lo que no saben y odio, que me den órdenes — digo, el sonríe negando.
— Resivir órdenes puede ser molesto pero en algunos casos, logra ser divertido y encantandador. — ¿ hablaba en doble sentido? Si.
— Claro, por que eres de los que les gusta dar órdenes y tener a las chicas de rodilla y atadas.— ¿mucha sinceridad?
Justo cuando el va a responder la puerta es abierta por el director, ambos nos levantamos y entramos a la dirección. Blanqueo los ojos sentandome en la silla, pongo los pies sobre la mesa mirando las puntas de mi cabello. La mirada del Señor Clark hace que baje las piernas y me enderece
— Señorita Diana, cuantas veces debo añadir un papel que diga sus problemas a su expediente.— en su escritorio se encuentra una carpeta gigante, veo como añade un papel a el.
— Debería dar una disculpa pero, sería falsa. — el hace una mueca sentándose en la silla, curiosamente su barba ya no estaba tan larga. El lo nota por lo que sigue hablando.
— Sus padres no respondieron la llamada que hice.– alzo mis cejas fingiendo sorpresa. — ¿Por qué no toma la idea de mudarse a una universidad de gimnasia? Es claro que es infeliz en esta escuela.— con mi mano libre señaló a mi profesor, el entiende mi punto por lo que se aclara la garganta.
— Sus calificaciones van bien señorita, a excepción de matemáticas. Si quiere seguir en la universidad tendrá que subir su calificación. Debe agradecer que dan clases extras de matemáticas.— infló mis mejillas.
— Yo lo haré. Yo le daré las clases.— desinfló mis mejillas sintiendo el calor en la habitación, ambos me miran esperando respuesta.
— Yo... Aceptó.— lo digo desinteresada aún cuando por dentro me empiezo a derretir.
Veré hasta dónde puede llegar.
▪︎ ▪︎ ▪︎
Tocó la puerta quitando las gafas de mi rostro, observo la puerta del apartamento con sueño. La puerta es abierta dejándome ver al Señor Clark con su traje. Bostezo tapando mi boca, entro a su apartamento quedando totalmente sorprendida.
—¿ Es casado?— pregunto viendo el apartamento demasiado arreglado, antes de que diga algo soy arrojada a la silla de la mesa en donde hay varios libros.— Oh... entonces si vamos a estudiar.— suelto un suspiro el se queda en la mesa enfrente de mi, analizando cada movimiento que hago. Yo me quedo viendo todos los problemas, mientras más los observó más siento perderme.
— Diana.— alzo mi cabeza viendo al Señor Clark, su cara tiene pinta de que me llevaba llamando desde hace un rato. Se aclara la garganta mientras se me queda mirando fijamente. — ¿ Qué sabes de la Sumisión?— pestañeo repetidamente tratando de procesar su pregunta.
— Si es de lo que creo, es someterse a una persona. Obedecer sus reglas, cumplir sus deseos...— mi voz se corta mientras hablo. Juego con el borde de mi falda apretandola, el sonríe levantándose de su silla. Se acerca al pequeño bar a mi lado llenando un vaso de un licor.
— Entonces... no te gusta la idea de tener un dueño?— respiro hondo cuando pasa por detrás de mi, esta ahí. Puedo ver su sombra y sentir su respiración en mi nuca.
Dios... en qué me metí ahora?
— No me gusta la idea de tener a alguien que controle mi placer, creo no seria algo de lo que disfrutaría. Profesor Clark.— respiro hondo hasta que siento su cara en mi cuello, sus labios están fríos por el hielo de su bebida. Muevo mi cuello al otro lado, cada parte de mi cuerpo se eriza dejando a me al descubierto.
— Detrás de la Sumisión hay mucho placer Señorita Diana.— toma el lápiz de mi mano tachando los ejercicios. — Déjame mostrarte.— una corriente baja de mi abdomen a mi intimidad, suelto un jadeo levantandome rápido de la silla. El se aleja para verme neutro, maldito.
— Es muy tarde, debo volver a casa. Gracias por las clases extras.— tomo mi bolso guardando las gafas en ella, realmente ni siquiera tenía hora de llegada pero algo me dice que si me quedo aquí estaré expuesta a mucho fuego.
Y mi intensión hoy, es ver cuan devastador es ese fuego.
— Deje la acompaño a su auto.— no respondo a su comentario puesto que no era una pregunta, era una afirmación.
Salimos de su apartamento para ir al elevador, cuando estamos en el no lo miro a la cara y el tampoco lo hace.
— Le puedo pedir un favor?— lo miro cuando las puertas se abren. Ambos salimos a dirección a mi auto, busco mis llaves mientras lo escucho. — Vea esto con detenimiento. Todo está ahí, si tiene dudas mi número telefónico también está ahí.— tomo el sobre con duda, el abre la puerta de mi auto con elegancia.
— Vi 50 sombras de Grey con Eva, puedo imaginarme lo que hay en el sobre. — mi comentario lo toma con gracia, me hace entrar al auto y ponerme el cinturón. Su rostro queda cerca del mío por unos segundos.
— Entonces sabe que no iré con juegos.— trago seco para ver como cierra la puerta y se aleja a su apartamento.
Este fuego me envuelve, ese fuego que el provoca en mi interior. Es de los más provocadores pero dolorosos.
Y la verdadera pregunta es, si quiero quemarme con el Señor Clark.
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Yes, Daddy
أدب المراهقينCuando tienes la opción de pecar con tremendo pecado como El. No te molesta hacerlo hasta con los ojos cerrados. Piensa bien lo que haces por que después no hay salida. ••• "Hasta que el deseo, el fuego y el pecado nos consuma." * créditos de port...