Capítulo 11: Aarón

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Alerta capítulo +18, leer bajo tu propio riesgo.

Despierto sintiendo mi cuerpo sin energía, me levanto de la cama sintiendo mi cabeza dar vueltas. Me levantó de la cama viendo como tengo una camisa larga de las que usaba el señor Clark. Me levanto con cuidado sintiendo mi entrepierna doler, camino hasta la puerta de salida con rapidez.

Todos los recuerdos de ayer llegan a mi mente como película, bajo las escaleras intentando no hacer ruido. Voy directo hasta donde el guardo mis llaves y mi teléfono, lo tomó para luego caminar hasta la puerta. Cuando le quito el seguro escucho una voz dura.

— No planeas irte así vestida, verdad?— pego un saltó volteandome, veo su como carga una camisa como la que tengo junto con su corbata. Alzo mi cabeza retandolo con la mirada, se acerca a mi mientras se empieza a quitar la corbata. Cuando me tiene pegada a la puerta y a su pecho muevo mi rostro a otra parte, sus manos suben por más muslos entrando por su camisa. Sus manos aprietan mi trasero haciendo que me alze un poco, sus labios rozan con los míos.

— ¿Por qué no hablas?— su voz es de pura diversión, su arrogancia hace que un nudo empiece a crecer. Su risa ronca hace que una corriente viaje por cada parte de mi cuerpo. — Estés temblando... ¿acaso tienes miedo?— su cara se mueve a mi cuello, suelto un gemido pequeño cuando da pequeños besos húmedos en la zona. Se aparta de mi dejándome en el suelo de nuevo, señala a otro lado dejándome ver una bolsa de ropa. Me da la espalda alejándose, tomo la bolsa para subir rápido a su habitación. Cuando llegó me encierro rápido en el baño, dejo la bolsa en la tapa del inodoro para verme en el espejo.

— Maldito sea.— mi cuello ya empezaba a estar rojo, en este momento detestaba que mi piel se marcara rápido. Empiezo a quitarme los botones de la camisa quedando sorprendida, mi estómago estaba con moretones igual que mis muslos. Por curiosidad me volteo encontrando líneas sobre mi espalda y trasero. — CLARK— mi enojo se escucha en cada parte de mi voz, puedo escuchar como abre la primera puerta. Le abro la del baño quedando totalmente desnuda ante el, lo cual ya no era nuevo.

— ¿Qué necesitas?— me mira divertido,  su mirada viaja a cada parte de mi cuerpo.

—¿ Qué necesita? Mírame, nisiquiera puedo ponerme un top o una falda— mi reproche hace que el sonría, me toma de la cintura haciendo que salte en mi lugar. Sus manos son heladas, pasa sus manos por cada marca intento no suspirar.

— Te mereces más, crees que puedes estar retando a los demás y no tendrás problemas?— sus manos viajan a mis pechos, en especial el que tiene el piercing.  — No me gusta.— me encojo de hombros, no pase tanto dolor para que me diga que no le gusta.

El me mira a través del espejo haciendo que apriete mi agarré en el lavamanos. Su mirada es dudosa, entre sí quedarse o irse. Al final me suelta, sale del baño cerrando con fuerza. ¿Yo qué le hice?

Entro a la ducha mojando cada parte de mi piel, el sentimiento de querer tener las manos del Señor Clark sobre mi hace que deslice mis manos hacía mi intimidad.

— Diana— me volteó cuando escucho su voz ronca, mis mejillas se tiñen de un rojo intenso cuando entra a la ducha desnudo. Me pega a la esquina de la ducha mojandose el, miro su entrepierna la cual parece no soportar más. Me mira con un deseo que provoca una cosquilla en mi interior, se acerca a mí subiendo mis manos. Sus manos me sostienen cuando sus labios chocan con los míos, pierdo la fuerza de mis manos al igual que el. Baja sus manos colocando las en mi cintura, pongo mis manos en su cuello atrayendo lo a mí.

— Dime que deseas— habla cuando se separa, su miembro roza con mi abdomen distrayendome de cualquier cosa

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— Dime que deseas— habla cuando se separa, su miembro roza con mi abdomen distrayendome de cualquier cosa.

— A ti, te deseo a ti.— me sube un poco presionando su intimidad con la mía, el gime cuando se adentra en mí. Sin poder evitarlo clavo mis uñas en su espalda, muevo mis caderas haciendo que el gruña. Me sostiene con una mano mientras que con la otra cierra la ducha, sale de la ducha llevándome hasta la cama. Me deja en la cama tomando mis muslos, los abre pegandome a el.

— Clark— el me mira serio, me sostiene las manos con fuerza mientras se mueve con la misma intensidad que la de su mirada. Mis ojos se vuelven llorosos por la excitación.

— Aarón, gime mi nombre. No mi apellido.— una corriente recorre todo mi cuerpo cuando escucho su nombre.

Aarón, Aarón Clark.

Me estás volviendo jodidamente loca. 


▪︎ ▪︎ ▪︎

— Les envié la música, la qué tenga un movimiento que me guste la dejaré participar en las acrobacias.— mando el audio mientras Clark, mejor dicho Aarón termina de trenzar mi cabello.

— Escuche que la otra escuela tendrá porristas buenas, será difícil.— lo miro a través del espejo viendo como junta sus cejas mientras termina la trenza. Sonrió sintiendo un sentimiento de calor correr mi pecho, me volteó mirándolo. Le arregló la corbata y estiró su traje.

¿Por qué estaba en traje un Sábado? No tengo idea.

— Ganaremos, de eso me encargaré yo.— le guiño un ojo, el sonríe negando. Ambos salimos del baño, encuentro mi ropa ya tendida en la cama. La tomo junto con las llaves de mi auto, bajamos hasta la cocina. El se detiene señalando la comida que dejé en la mesa, yo niego. Me mira con los ojos entrecerrados pero se desase de la comida. Me despido de el para ir hasta mi auto, dejo todo en le otro sillón. Veo como el va a su auto, muerdo mi labio entrando al mío.

Cuando enciendo el auto miro mi teléfono, no había ningún mensaje de parte de Eva y eso no me gustaba. Salgo de la casa de Aarón dirigiendome a mi casa, mientras manejo solo puedo pensar en él.

— Dios... me voy a volver loca— sostengo mi frente, escucho como una bocina suena con fuerza cuando veo el semáforo cambio. Cuando llegó a mi casa tomo todo, abro la puerta y caminando desganada voy a mi habitación.


— ¿Estas saliendo con el profesor Clark?— pegó un salto cuando veo a Eva en mi  cama, me arrepiento de darle una copia de la casa. Ella me mira seria mientras que yo trago seco.

¿Ahora, qué hago?

Yes, Daddy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora