Capítulo 30: Consumida

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Diana

"Te digo adiós, y acaso, con esta despedida, mi más hermoso sueño muere dentro de mí...Pero te digo adiós, para toda la vida, aunque toda la vida siga pensando en ti.

José Angel  Buesa.

Estaba dolida.

Estaba enojada.

No, estaba que explotaba.

Y eso se pudo reflejar en la forma en que me fui de la casa de la madre de Aarón, obviamente me disculpe con todos y use de pretexto la excusa de las porristas.

— Diana.— me volteó con fuerza cuando estoy por abrir la puerta de mi hogar, al fin encontré mis llaves. Abro la puerta sintiendo como me toma de la mano con fuerza, me hace verlo a los ojos.

Mi mano vuela directamente a su cara, la quitó viendo como se marca en un rojo intenso. Me voltea a ver y por primera vez en mi estupida vida, tengo miedo.

Abre la puerta de mi mansión jalando de mi brazo, dejo el bolso aún lado mientras le cierra de un portazo. No me preocupo por los de servicio pues hoy tenían día libre para ir con su familia, el me carga subiendo hasta mi habitación. Cuando llegamos me arroja al suelo, logró sostenerme de algo que evita caiga. Lo miro extrañada hasta que notó como se acerca a mi, sus manos toman mi vestido haciéndolo trizas igual que con mi ropa interior. Me deja los tacones por lo que sigo a su altura.

— De rodillas y con el pecho en el suelo— acató su orden sintiendo el frío del suelo en mis pezones, justo cuando me acostumbro a la posición una fuerte nalgada va a mí. Muerdo mi lengua para no gritar del dolor.

— Estas siendo una niña muy mala Diana y eso no me gusta. — trago duro cuando me toma del cabello y me hace verme al espejo, su rostro está pintando de enojo puro. Un enojo que me promete mi más fuerte y doloroso final.


Me suelta dejando que mi cuerpo caiga por si solo al pisó, puedo escuchar como se quita su correa. Esperando ya el impacto siento el cuero de su correa contra mi piel,  el ardor sube a mi espalda.

— Estábamos bien y ahora sales con esto.— otro golpe.

Una lágrima resbala por mi mejilla, luego otra y así hasta que me doy cuenta de que realmente me estoy ahogando con mis propias lágrimas. El me deja en cuanto un sollozo brota de mis labios, me levanto de mi lugar en cuanto me saco los tacones.

— Diana... yo, perdón.— en cuanto intenta tocarme me hecho aún lado, tomo las sábanas para tapar mi cuerpo. Camino hasta la puerta abriendola, mi pecho sube y baja por la ira.

— Vete.— ordenó, intenta tocarme. Justo cuando esta por tocarme digo aquella palabra que jamás creí decir. El retrocede como si la misma palabra fuera capaz de lograr su cometido y quemarlo, en cuanto se va puedo escuchar el sonido de sus pisadas en las escaleras y la puerta principal ser azotada.

Me acuesto con cuidado en la cama sintiendo mi piel arder, cierro mis ojos cuando el teléfono suena. Me levanto para buscarlo pero cuando lo encuentro puedo sentir mi cuerpo tensarse.

En todas mis redes sociales se veían fotos y vídeos de Aarón y míos. Estaba la foto de su salón cuando estaba vestida de Ángel y en su auto dándole un beso.

Tiró el teléfono a un lado sin importar donde caiga, me dejó caer en la cama de nuevo dejándome llevar por el vacío que hay en mi pecho.

Su fuego había llegado hasta su límite  y ahora...

Ahora estoy consumida.

Consumida por su insaciable fuego.

Yes, Daddy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora