Capítulo 24: Moretón

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Diana

Mi teléfono vuelve a sonar, lo pongo en silencio arrojando lo a otra parte de mi habitación. Me levanto para abrir la ventana por primera vez en la semana, doy un suspiro profundo limpiando mis ojos. Abro la puerta del baño entrando a la ducha, en cuanto lo hago veo mi reflejo en el espejo.

Mis ojos estaban rojos y con ojeras, mi cabello estaba todo regado. Blanqueo mis ojos quitando mi ropa y entrando a la ducha, paso el jabón por todo mi cuerpo viendo el moretón en mi muñeca aún presente, el color no se notaba mucho pero dolía.

Me terminó de arreglar poniéndome el uniforme de porrista, dejo mi cabello mojado. Tomo mi mochila y mi teléfono, salgo de mi habitación por primera vez en días.

Bajo las escaleras viendo maletas en la parte de abajo, los de servicio iban y venían. Voy a la cocina pasando de largo la mesa y a las dos personas en ella.

— Al fin sales.— la voz de mi padre me llama, lo miro con odio para seguir mi caminó. Tomo una batida y salgo de la cocina. Una voz femenina me detiene, me volteo hacia ambos viendo como señalan un plato de comida.

— Me avisan cuando ya se vayan a divorciar.— antes de que pueda decir algo más la voz de mi padre me detiene.

— Es exacto de lo que queremos hablar, tu madre y yo ya firmamos el divorcio. Eres mayor de edad así que, puedes hacerlo que desees. Tu madre tomará la casa de la costa, yo tomaré la de la ciudad y tu tomas la mansión. — asiento, desee toda mi vida escuchar eso.

— El auto es tuyo, la universidad está pagada y también tendrás tu dinero hasta que termines la universidad. Ahí tendrás que empezar a trabajar, tu madre también pagará — sonrío, le doy un sorbo a la batida bajo su atenta mirada.

— Pase toda mi vida viendo como traían a sus amantes, creo es lo mínimo que pueden hacer por mi.— les doy la espalda para salir de la mansión. Mi pecho duele y para ser sincera, no sabía el que.

▪︎ ▪︎ ▪︎

— Pero mira quien decidió volver.— rubia oxigenada pasa por enfrente de mi prohibiendome el pasó. Muchos nos miran, yo simplemente suspiro bajando las gafas.

— Puedes ser tan amable de salirte del camino? — preguntó, algunos lucen sorprendidos. Ella alza una ceja pero me deja pasar, voy a mi casillero dejando la mochila con ropa para las prácticas. Justo cuando estoy por entrar al comedor, alguien me llama.

— Señorita Diana.— hago una mueca cuando el Director me señala la oficina, caminamos hasta ella. Tomó asiento cuando al entrar veo a varios maestros, entre ellos el crush de mi mejor amiga.

— Ya se, falte mucho tiempo. Eva me dio todo, pronto se los daré.— y no mentía, a pesar de que no aceptaba visitas Eva se encargaba de mandarme todo lo que podía.

— No queríamos hablar de eso señorita Diana, pero me alegra escucharlo. Hablamos sobre la fiesta de hoy, queremos que la abra usted. Todos en la universidad votaron por usted cuando no estaban.— me burlo al entender el por que la rubia oxigenada me miraba enojada, les agradezco a todos tomando su mano.

— Hola.— mi voz suena con seriedad pero tengo una sonrisa divertida, le doy mi mano y el la toma en un fuerte saludo.

Cuando estoy por irme el toma mi brazo, suelto un quejido sujetando mi mano. El me mira atentó, le doy una sonrisa para salir.

Camino por los pasillos vacíos debido a la hora, cuando paso por el salón de Aarón lo miro viendo su teléfono. Entro al salón subiendo a su escritorio, deja el teléfono para verme.

— Hola de nuevo.— digo, el me mira serio. Muevo mi cabeza aún lado rozando mis labios con los suyos, el se aleja un poco.

— ¿No me ocultas nada, verdad?— mojó mis labios para darle una sonrisa, me intento bajar de la mesa pero el me detiene. Toma mi mano alzando la manga del uniforme, hago una mueca cuando deja ver un morado intenso con un toque rojo. El me mira cuando bajo la manga, su mirada era de puro odio.

Le doy una sonrisa pequeña, me acercó a su mejilla dejándole un beso. Bajo de su escritorio sin responder sus preguntas, sonrió cuando grita mi nombre al salir.

Ese tipo enserio me hace reír.

Yes, Daddy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora