Diana
Pasó por mi cuerpo la tela que me pidió poner, mi piel brilla un poco por la crema que me puse. Recojo mi cabello en un moño alto dejando ver el collar con su apellido, no me gustaba en lo absoluto. Pero me hace sentir un poco excitada, terminó para ponerme los tacones que estaban acompañados con la ropa. Me miro otra vez en el espejo, las marcas de Aarón me hacen ver tímida.
Salgo de la habitación para ir al despacho de mi dueño ( no mentire, suena raro llamarlo así) tocó la puerta escuchando como me da permiso para entrar, una vez pasó lo veo pendiente a unos papeles. Su vista se alza quedándose en mí, se recuesta en su silla señalando la mesa. Camino hasta ella sentandome frente a el, pongo mis piernas un poco abiertas para el.
— Podría quedarme contigo y quitarte todo esto.— señala las cuerdas que impiden se me salga las bragas. Sonríe cuando su vista pasa a mi cuello, se levanta de su silla para arreglar su traje y corbata. — Te daré un abrigo pero cuando lleguemos al lugar, te lo sacas.— asiento lentamente, toma mi mano entrelazando la con la suya. Sus manos gruesas sostienen las mías con fuerza y seguridad, me lleva hasta la planta baja. Me enseña un abrigo largo negro, me lo pone cerrandolo. Lo miró con un toque juguetón, el niega.
— No me mires así, debo ir.— hago un puchero, lo intenté. Salimos de la casa hablando sobre cosas sin sentido, cuando pone la música yo miro por la ventana. Su mano descansa en mi muslo y para nada me molesta, juego con un mechón de mi cabello viéndolo.
— ¿Por qué eres seco con tu familia?— preguntó, el presiona mi muslo con suavidad sin quitar la vista del camino.
— Familia es la que te apoya siempre Diana, no la que te busca cuando obtienes algo.— tomo su mano jugando con ella.
— ¿Qué lograste tu?— pregunto, el se tensa. Me da una mirada seria que me hace quedarme callada por todo el camino.
Cuando llegamos al lugar me tenso, era una discoteca o al menos de eso tiene pinta. Bajamos del auto caminando hasta los dos guardias, Aarón solo los mira y lo dejan pasar. Una vez se abren las puertas mi vista viaja por cada parte del lugar, una chica se acerca para tomar mi abrigo. Ella viste solo unas bragas con tacones dejando sus pechos a la vista, quitó mi vista cuando la mano de Aarón me empuja a dentro del lugar.
— No mires a los Dominantes o te invitarán a sus castigos.— hago lo que me dice aún que puedo ver como un hombre se folla a una mujer enfrente de todos. Me detengo cuando en otro lugar veo como un hombre calienta unas pinzas y se las pone a la mujer en los pezones.
— ¿Ahora te interesa el fuego y las pinzas?— niego rápido, el ríe siguiendo su camino. Subimos unas escaleras llegando a un lugar vacío, quedó congelada cuando encuentro una escena totalmente traumada. Aarón sigue su camino tomando asiento, en ningún momento parece incomodo por ver a su hermano recibiendo un oral por un chico.
— Vete.— le ordena al chico, este se levanta y pasa por mi lado. Veo como guarda todo dentro de su pantalón por lo que yo miro a otro lado, cuando vuelvo mi vista encuentro a su hermano viéndome y caminando hasta mí. — Eres hermosa, pero no te incomodes. Tengo una debilidad por los chicos con cabello castaño y pecas, nada de que preocuparte.— me aprieta suave la nariz. Me trata como si fuera un jarrón de cristal.
— Déjala.— la voz dura de Aarón hace que su hermano sonrisa con malicia, una vibra extraña rodea mi cuerpo. Me asusta demasiado, me entrega un billete sin que lo vea su hermano.
— Ve por algo de tomar y disfruta de mi club.— guiña un ojo, lo tomo como si fuera un dulce. Desaparezco de ese lugar tan rápido como los tacones me dejan, justo cuando llegó a la barra veo al chico que estaba en aquel incomodo lugar.
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Yes, Daddy
Roman pour AdolescentsCuando tienes la opción de pecar con tremendo pecado como El. No te molesta hacerlo hasta con los ojos cerrados. Piensa bien lo que haces por que después no hay salida. ••• "Hasta que el deseo, el fuego y el pecado nos consuma." * créditos de port...