Capítulo 39: Eres mío

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Zack.

— Tranquila Eva, todo estará bien. Solamente debes decirle la verdad a Dylan y ya. — termino de meter el pastel al horno para chupar mis dedos llenos de chocolate. En cuanto la puerta suena me disculpo con ella, dejo el teléfono en un lugar limpio para abrir la puerta.

— Buenos días cariño, debo pasar. Hazte aún lado.— Álvaro me hace aún lado dejando entrar a otras personas, lo miro confundido.

— ¿Qué haces en mi casa? ¿Por qué no me llamaste primero?— el pasa un dedo por mi mejilla para llevarlo a su boca.  Retiró la vista al sentir una punzada de deseo.

— Te llamé pero me salía que estabas en otra llamada, debo admitir que eso me puso celoso. Debe ser alguien importante, no?— me pega hasta la pared poniendo su mano sobre mi cabeza, escanea mi cuerpo entero. Un gemido sale de mi cuando siento sus labios cerca de los míos, sonríe victorioso alejándose.

— Estos hombres se encargaran de mejorar tu seguridad y la de tu madre, tienes a una enfermera que se encargará de ella así que. No tendrás excusas para cuando debas salir.— dice viendo a los demás trabajar, trago nervioso.

Tomó su mano dándole un pequeño apretón.

— Gracias... por todo esto, no se como agradecerte.— digo, el me mira con una sonrisa.

— Dame una noche.— lo miro confundido, el toma mi brazo para alejarme de aquel lugar repleto. — Dame una noche para demostrarte que soy todo lo que deseas y más.— asiento, el me mira confundido.

— Esta bien, solo una noche. Si me gusta lo que haces, aceptó.— el sonríe dejándome los pelos de punta.

— Bien, esta noche. Te mandaré mi ubicación y el piso de mi casa, ven duchado y sin comer.— pestañeo varias veces viendo como se aleja.

¿Hoy? ¿¡HOY!?

—No sabia que dirías que si... yo estaba jugando.— el me mira, su mirada destella deseo puro.

— Entonces debiste entender, que conmigo no se juega. Recuerda lo que te dije, es una orden.— me guiña el ojo para salir de mi casa, los trabajadores hacen que no escucharon nada mientras que yo me sonrojo en mi lugar. Caminó hasta la cocina viendo como Eva aún está en la llamada.

— Estoy en problemas...— digo para colgar, paso una mano por mi cabello mordiendo mi labio.

El jugar con el era pura mentira, por más que me duela admitirlo. Quería saber de lo que el es capaz.

Por que yo también lo deseo... y ese es mi gran pecado.

▪︎  ▪︎  ▪︎

Toco la puerta, tan rápido como la toco Álvaro la abre. Abre sus ojos cuando me ve, deja abrir la puerta por completó y yo entro.

— ¿Por qué traes el cabello goteando? ¿Te das cuenta del frío qué hace afuera?—pregunta, me lleva hasta la sala que curiosamente esta caliente.

— Si al frío te refieres a la lluvia, pues si. Me di cuenta.— respondo, el hace una mueca ante mi sarcasmo. Toma mi mano para llevarme escaleras arriba, lo miro confundido pero aún así lo sigo.

— Te daré ropa, tu date una ducha caliente.— extiende su mano,  lo miro confundido. El señala la ropa y vuelve a extender su mano, subo la camisa por mi cabeza para dársela. Saco la correa y mi pantalón después de quitarme los zapatos.

— Necesito tu ropa interior cariño, no tengas vergüenza. Ya vi tu cuerpo— me guiña un ojo, puedo sentir mis mejillas calentarse.

— Date la vuelta, por favor.— digo, el se voltea con una sonrisa. Bajo la ropa rápido, el se voltea para verme entero. Sonríe tomando mi ropa interior y saliendo del baño.

Entró a la ducha sintiendo el agua caliente, suspiro de alivio en cuanto mojo mi cabello. Literalmente estaba congelandome, en cuanto salgo tomo la toalla. Me seco para poner la toalla en mi cintura, salgo del baño pegando un salto al ver a su hermana enfrente de la puerta.

— ¿Tú quién eres?— me pregunta, su hermano aparece de no se donde. Ambos me escanean.

— Es Zack... el amigo de la novia de Aarón, buen partido no?— ella hace una mueca para tocarme.

— Esta muy flaco, tiene músculos pero puedo ver sus costillas.— señala mis costillas, hago una mueca cuando Álvaro me mira y toca.

Ambos se alejan pasando a la sala, yo mientras me alejó de ellos puedo escuchar como ella le dice que Aarón la está obligando a ir a Londres, el le dice que no puede hacer nada.

Entro a una habitación viendo una cama, encima de ella hay una camisa. Me la pongo escuchando la puerta abrirse, termino de cerrar los botones de la camisa para voltear a verlo. Pasó una mano por mi cabello incómodo, desde el marco de la puerta puedo ver su mirada de deseo.

Camina hasta mí para hacerme recostar en la cama, quedo un poco incómodo debido a que solo tengo su camisa y esta no es tan larga. Su dedo hace círculos en mi muslo, en cuanto siento su dedo trazar una línea en mi miembro me tenso. Me da una mirada que me hace relajarme, en cuanto lo hago puedo sentir como juega con mi miembro. Ahogo un gemido sintiendo como su mano empieza a subir y bajar, su mano se detiene dejando una corriente en todo mi cuerpo.

Se aleja un poco para quitarse su camisa, en cuanto lo hace la arroja a otra parte de su habitación. Antes de darme cuenta toda la ropa desaparece, lo tengo sobre mi. Su mirada me elimina cada pensamiento de que lo que hago estoy mal, su rostro se acerca al mío.

Disfruto cada toque que obtengo de sus manos y cuerpo, Disfruto de sus gemidos y de la forma en la que se aferra a mi piel. Disfruta de sus palabras y besos, incluso disfruto de como mi cuerpo se tensa y mi corazón se acelera mientras el toma el control sobre la situación y sobre mi cuerpo.


— Eres mío. — esas palabras llenas de determinación me hacen llegar a mi límite, suelto un gemido que el caya con sus labios.

Era suyo

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Era suyo.

Sin importar cuán delicado se vea ahora y por dentro sea el mismo diablo, sin importar que este deseo se convierta en un pecado que tengamos que confesar ante la iglesia.

Sin importar que me pueda consumir, soy suyo.

Y el será mío.

Aún que tenga que ser un pasivo y el mi Dominante.

Kaleam_crazy

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