Capítulo 27: Juegos

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Eva

Me levanto cuando mi cabeza queda en el pecho de Zack, toco mi cara viendo como Dylan estaciona su auto al lado del de Diana. Ella baja del auto sin ayuda del Señor Clark, cuando bajo yo.

Puedo ver que hay otro chico con ellos, ¿ este cómo llegó aquí?

— Espero que ahora seas consciente de no venderle alcohol a estudiantes.— el Señor Clark mira mal al chico, el solo se encoje de hombros con una sonrisa.

Zack baja del auto caminando hasta la puerta, saca las llaves y abre. Diana se cruza de brazos, yo miro a otro lado.

— ¿Ahora todos tienen llaves de mi casa menos yo?— sonrió, entramos a su casa. Lo primero que hago es arrojar mis tacones, me quito la diadema dejando que mi pelo salga por toda mi  cara.

– ¿Jugamos algo?— pregunta Zack señalando la barra, Diana camina descalza hasta la bara para abrirsela, Zack entra con una sonrisa.

— No pueden beber— Zack mira al chico que hablo con una mueca.

— No te pregunte si podíamos o no.— las cejas del chico se elevan, me alejo un poco cuando veo como el chico le da una mirada de cuerpo completo.

Los dos adultos toman asiento en el sillón por lo que tomamos las cosas y vamos con ellos, Diana aparece con su cabello recogido. Se para atrás mío tomando mi cabello y haciendo una coleta, Zack le entrega un vaso a cada uno.

Diana evita la mirada del Señor Clark, para su mala suerte le toco sentarse enfrente de él.

— Yo nunca nunca le he mentido a alguien.— todos bebemos.

— Yo nunca nunca me he sentido atraído o atraída por alguien de este lugar.— todos beben menos Zack.

— Yo nunca nunca me acoste con alguien, desapareci y hice como si nada.— solo el señor Clark bebé.

Diana se levanta de su silla saliendo del círculo, el Señor Clark la sigue.

Mierda.

▪︎  ▪︎ ▪︎

— Sal de ahí.— abro un ojo viendo a Dylan desde el otro extremo de la piscina, me quedo flotando ignorandolo.

Diana está con Clark, lo sé por que fui a verlos y lo único que recibí fue escuchar los gemidos de ambos.

Veo como el toca su frente desesperado, llego a una esquina recostandome de ella.

— Podemos jugar todo lo que quieras Eva, pero no te va a gustar.— alzo una ceja. Salgo de la piscina con una sonrisa, el extiende la toalla tapando mi cuerpo. Tomo la toalla para darle la espalda y volver a la mansión, el me sigue.

Cuando pasó por la habitación de Diana aún se escuchan los gemidos, hago una mueca pasando por la de Zack. Tal vez sea mi embriaguez o tal vez no, pero juraría escuchar unos gemidos también de su cuarto, pero ambos son de chicos.

Dylan jala de mi mano llevándome a otra habitación, está tenía algunas cosas mías. El me lanza a un lado de la habitación apretando mis manos a la pared, la punta de su nariz hace cosquillas en mi cuello. Deja un beso en mi cuello para morder el lóbulo de mi oreja.

— Crees que puedes coquetear con alguien enfrente de mi y qué no me voy a enojar? Creés que puedes vestir cómo quieras y qué no tendré ganas de hacerte mía?— trago seco cuándo me hace caminar a la cama, con ambas manos baja mis bragas. Mi respiración se pausa cuando sube para quitarme el sostén, cuando mis pechos quedan al aire me hace quedar acostada a la cama. Pone algo en mis manos dejándome sin moverlas, mi cara choca contra la cama.

Gritó cuando me da un golpe en mi trasero, una lágrima sale por el asombro. Puedo sentir sus dedos viajar a mi intimidad, muerdo mi labio cuando introduce un dedo.

— Dylan... por favor.— pido, el sigue moviéndose lento pero profundo. Aprieto el agarre de mis manos, el se detiene.

— ¿Qué deseas... Eva?— suelto un gemido cuando ahora mete otro dedo, sigue con su ritmo torturador.

— Te deseo... te quiero a ti, dentro.— escucho su risa, saca sus dedos con cuidado. Pestañeo un poco cuando escucho el ruido de sus pantalones caer al piso, también como tira otra ropa. Siento su cuerpo cálido pegarse al mío, su miembro se presiona contra mi entrada haciéndome esperar ansiosa.

Cuando se hunde me siento un poco incómoda, luego de varias estocadas puedo sentirme más relajada incluso deseosa. El tener las manos atadas me hace buscar una forma de callar mis gemidos pero estos son imposibles de callar.

El gime mi nombre haciéndome temblar, toma mis caderas para moverme con fuerza. Jadeo cuando siento una corriente viajar por mi abdomen y espalda, su ritmo empieza a subir luego de un rato. Ambos gemimos avisandonos de que el límite de los dos está por llegar, cuando eso pasa se queda dentro de mi moviéndose un poco más. Siento una sensación cálida entre mi abdomen, sale de mi desatando mis manos. Cae al lado de mi dejando ver su pecho sudado y su cabello pegado al rostro, su respiración es agitada igual que la mía.

Me mira por un rato por lo que me sonrojo, me levanto de la cama dándole la espalda. Me encojo un poco en mi lugar, había caído como si nada.

— Escucha... gracias por tener sexo conmigo pero, no soy de las que puedes cogerte y ignorar. No quiero eso, así que te pediría que te mantuvieras profesionalmente de ahora en adelante.— una lagrima resbala de mi mejilla cuando digo eso, me gustaba mucho. Pero no iba a dejar que me usara a su antojó.

Me levanto de la cama caminando al baño, cierro con llave para abrir la llave de la ducha. Entro en ella escuchando la primera puerta cerrarse, doy un suspiro profundo.

Espero sea lo correcto.

Yes, Daddy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora